Cápsula de Discipulado

caps de discipEL DISCIPULADO CRISTIANO EN LA TRADICIÓN WESLEYANA

LA GRACIA, UNA TEOLOGÍA PRÁCTICA DEL CORAZÓN Y DE LA VIDA

Pasemos a ver como Juan Wesley y los primeros metodistas respondieron en fe al contexto social de sus días y al enfrentar la realidad de su vida diaria y en su dialogo con Dios, respondieron y forjaron: una teología práctica, un ministerio compasivo y una organización de apoyo al prójimo. Bajo la autoridad de la  Palabra Profética más segura, exploraremos el tema bíblico de la gracia divina en el pensamiento wesleyano, los testimonios de los primeros metodistas convertidos y completamente justificados por fe, describen así su experiencia de conversión: “Esta es la religión de la Biblia, el cristianismo según las Escrituras, nada puede cambiar la nueva naturaleza adquirida por fe en Cristo Jesús.” Después de su conversión regresaban a su pueblo de origen, donde vivía su familia. Su misión fue hablarles y recomendarles a sus parientes y amigos la nueva vida en Cristo que los primeros metodistas vivían, para que su experiencia con Dios se extendiera en el vecindario y entre sus antiguas amistades. El proclamar el  nuevo Evangelio dio como resultado, que las personas que lo escucharon, les pidieron que les mostraran el Camino que les podría ayudar a tener un encuentro personal con Jesús y a encontrar la misma misericordia de Dios que habían recibido y los primeros metodistas los llevaron a las reuniones de Juan Wesley, y se establecieron nuevas congregaciones y el movimiento metodista comenzó a extenderse por toda Inglaterra.

LA GRACIA DIVINA: Uno de los componentes fundamentales de la teología wesleyana es el entendimiento de cómo  es que obra la gracia en la vida del creyente. El entendimiento de Juan Wesley sobre la forma en que obra la gracia divina, es que esta se expresa en tres manifestaciones en la vida del creyente. Se manifiesta como la gracia preveniente, la gracia justificadora, y la gracia santificadora. En sustancia es la misma gracia que se manifiesta en tres formas según la obra que está realizando en la vida de la persona.

En el himno Sublime Gracia (Himnario Metodista # 64, edición para la Iglesia Metodista de México, año del centenario 1973) encontramos un resumen de la obra de la gracia en sus tres manifestaciones en la vida del creyente:

Sublime gracia del Señor,

que a un pecador salvó;

fui ciego mas hoy miro yo,

perdido y ÉL me halló.

 

Su gracia me enseño a temer,

mis dudas ahuyentó,

¡Oh cuan precioso fue a mi ser,

al dar mi corazón!

 

En los peligros o aflicción

que yo he tenido aquí;

su gracia siempre me libró

y me guiará feliz.

LA GRACIA PREVENIENTE: La gracia preveniente es precisamente la gracia que previene, que viene antes del momento de nuestro compromiso firme con el Señor, o sea nuestra conversión. La función de la gracia en esta etapa de la vida es cortejarnos, persuadirnos a no resistir más a Dios, y comprometernos definitivamente con ÉL. 

LA GRACIA JUSTIFICADORA Y EL NUEVO NACIMIENTO: La gracia justificadora obra en el momento que decidimos no resistir más a Dios, cuando aceptamos por fe que Cristo es el que nos justifica. Es la gracia que borra de nosotros el sentido de culpa; por la cual recibimos el perdón de Dios. Esta es la gracia que el autor del himno menciona con las palabras:

¡Oh cuan precioso fue a mi ser,

al dar mi corazón..!  

Sublime gracia del Señor,

que a un pecador salvó;

fui ciego mas hoy miro yo,

perdido y ÉL me halló.

En el momento en que somos justificados por fe en Cristo, nacemos de nuevo. De acuerdo al pensamiento de Wesley, en ése momento experimentamos un cambio en nuestra naturaleza y se quita el poder del pecado sobre nosotros. También obra un cambio en la relación del creyente con Dios. Antes estaba resistiéndose y no reconocía el reclamo de Dios sobre su vida. Después del momento de justificación, el creyente es una nueva criatura y busca someterse a la soberanía de Dios.  

LA GRACIA SANTIFICADORA: La obra de la gracia santificadora es la de capacitar a la voluntad humana para vivir un discipulado responsable, creciendo hacia la perfección cristiana del amor. La santificación es un proceso de aprender a obedecer a Dios. Si antes resistíamos a Dios y le desobedecíamos, ahora le buscamos para obedecerlo. Esta es la gracia que expresa el himno:

En los peligros o aflicción

que yo he tenido aquí;

su gracia siempre me libró

y me guiará feliz.

Esta es la gracia que nos ayuda a vivir una vida de piedad intensa. Esta es la gracia que nos ayuda a entender el llamado a ser predicadores laicos.

La santificación es un proceso de maduración en el discipulado. El cristiano es libre de obedecer o desobedecer a Dios. Esta libertad viene directamente de Dios.

La desobediencia causa una ruptura, aunque temporal, en nuestra relación con Dios. La obediencia hace más estrecha nuestra relación con Dios.

Cuando desobedecemos a Dios, la gracia vuelve a ofrecernos la oportunidad de obedecerle. Si le obedecemos, la gracia nos presenta nuevas oportunidades. El propósito de este proceso es que cultivemos la costumbre o el hábito de escuchar a Dios y obedecerle. Mientras más practicamos la obediencia, más afinamos el oído y el corazón a la obra del Espíritu Santo, el cual nos enseña todas las cosas y nos guía a toda verdad. Si constantemente desoímos las indicaciones del Espíritu Santo, nos volvemos primeramente desinteresados y hasta sordos espiritualmente.     

COMENTARIO DEL HNO. CUAU: Esto es lo que la gracia ha traído: justificación por fe y salvación por fe. Esto es lo que la gracia busca: la entera santificación y servicio cristiano. Esto es lo que gracia enseña, y lo que la gracia trajo: una esperanza de gloria, en Cristo Jesús Señor nuestro.

FE EN ACCIÓN: Querido hermano(a) medita en las siguientes declaraciones: En la gracia preveniente y justificadora solo interviene Dios en su inmensa bondad y misericordia. La gracia salvadora y santificadora es un proceso divino-humano en donde nosotros jugamos un papel muy importante. En una ocasión un judío le pregunto a Jesús: “Maestro que necesito hacer para ser salvo y Jesús le respondió arrepiéntete y cree.” 1Tesalonicenses 5:23 “Y el mismo Dios de paz, os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida del Señor Jesucristo.”

EL DISCÍPULO RESPONSABLE Y CON MADUREZ ESPIRITUAL, ES OBEDIENTE A LA BIBLIA EN SU TOTALIDAD.

EL DISCÍPULO DE JESÚS ES OBEDIENTE A LOS MANDAMIENTOS DE JESÚS PARA TODA LA VIDA.

  • Comparto selecciones del Manual de Estudio Introductorio sobre

El Discipulado Cristiano en la Tradición Wesleyana, de Hispanic Ministries. 

Hno. Cuau.

(Continuara)

cuau