EDITORIAL

1. EditorialLos que trastornan el mundo entero

Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; […] y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús” (Hechos 17:6b, 7).

Somos llamados por Dios a ser sal y luz del mundo. En el contexto del Sermón del Monte, Jesús proclama una bienaventuranza a los que padecen persecución por causa de la justicia en un mundo convulso por la corrupción, la injusticia, la esclavitud y la desesperanza.

El sentido del Reino proclamado por el Señor Jesucristo es la redención del ser humano a través de recuperar el sentido original del amor a Dios, a través del prójimo necesitado que está a la mano. En suma, el mandato de Jesús se puede resumir en la reconciliación con el Señor, pero no sólo como una experiencia mística individual, sino por la atención al pobre, al oprimido y al esclavizado. Es decir, al necesitado.

Debemos hacer uso de la oración con el Padre como un método para fortalecer nuestra fe en acción diaria. No sólo como un monólogo en el que yo soy el centro de atención de Dios, sino como un verdadero diálogo en el que escuchamos y actuamos, reconsideramos y rectificamos, escuchamos y hacemos.

Los metodistas mexicanos creemos que todos los hombres y mujeres tienen derecho a que se imparta por igual la justicia, sin que su situación social o económica, preferencia religiosa o política, ni su raza, ni su grado de educación sea un obstáculo o argumento para negársela.  Estaremos atentos a las necesidades de los campesinos e indígenas en su lucha por una vida digna, y declaramos el respeto al estilo de vida de los diferentes grupos étnicos del país. Asimismo, afirmamos que los ancianos, niños y cualquier grupo vulnerable de la población tienen derecho a la vida en las mejores condiciones de vivienda, salud, alimentación, educación, seguridad y protección.

Dios está esperando que alumbre nuestra luz delante de los hombres para que vean nuestras buenas obras y glorifiquen al Padre.

¿Tu acción realmente está “trastornando” el mundo entero con el mensaje de Cristo? ¿Son tus buenas obras dignas de esa fe que proclamas y sirven para que los demás glorifiquen a Dios a través de lo que ven en ti?

La obscuridad y la desazón es grande en nuestros tiempos, pero es tu decisión ser la sal y la luz que el mundo necesita.

Martin Larios Osorio

martin larios