Pbro. Pedro M. Bustos
Recientemente oficié un funeral, ya que falleció un familiar cercano y querido de uno de los miembros de mi iglesia por una situación neurológica. Mientras estaba en la funeraria, veía cómo todo era diferente a los demás funerales a los que había ido anteriormente. En esta ocasión el número de los que podían estar dentro era limitado, todos tenían cubrebocas y se seguían medidas estrictas para poder entrar. Así es, los funerales son muy diferentes en tiempos de pandemia; ¡cuánto quería abrazar a la hermana que lloraba en este tiempo de dolor! Sin embargo, no era el mejor momento.
Para ir al funeral un matrimonio joven me recogió en la casa pastoral ya que aún no estoy familiarizado con esta ciudad. En el camino me hicieron la pregunta que creo que todos nos hemos hecho: ¿Qué podemos decir en tiempos de dolor? ¿Qué palabras serían las adecuadas? Por esta razón consideré que sería buena idea traerles una lista de qué cosas evitar decir en tiempos de dolor y también algunas ideas de qué cosas sí decir o hacer.
Primero, evita decir esto:
1. “Dios se la/lo llevó porque era una buena persona y Dios la/lo necesitaba en el cielo”:
Entiendo la intención cuando alguien dice una frase como esta, sin embargo esto podría causar resentimiento o miedo hacia Dios. Incluso los jóvenes o niños podrían pensar que entonces no es tan bueno ser una buena persona después de todo.
2. “Dios necesitaba un ángel”:
Esta es una de las cosas que se escucha mucho cuando se trata de explicar la situación a un niño porque pensamos que no podrían comprender lo que está sucediendo. El problema es que tal vez podríamos dar un mensaje incorrecto por dos razones. Primero, podríamos hacer ver a Dios como alguien necesitado; segundo, porque, según nuestra tradición cristiana, los ángeles son creados por Dios y no personas que han muerto.
3. “Ahora te toca ser el Hombre/la Mujer de la casa”:
Siguiendo con el tema de los niños y jóvenes, también esta es una frase común. Debemos entender que los niños o jóvenes no pueden sustituir el papel de un adulto en la casa y mucho menos llenar el vacío que una madre o un padre van a dejar en sus familias.
4. “Todo va a salir bien”:
Yo sé que la intención detrás de esta frase es dar aliento y ánimo a quienes más lo necesitan en este tiempo de dolor. Pero supongamos que esta persona está pasando por una enfermedad delicada, por ejemplo el Coronavirus. Si algo he aprendido de Grey’s Anatomy y The Good Doctor es que no es bueno dar ese tipo de esperanzas, nunca se sabe qué pueda pasar.
5. “Bueno, al menos…”:
Quizá en ocasiones queremos ser optimistas cuando alguien está pasando por un mal momento queriendo hacer menos lo que está pasando. “Al menos no pasó esto o aquello”, “Al menos no tienes esta u otra enfermedad”, etc. No hagamos menos la situación que para otros pueda ser algo muy grande y difícil.
6. “Cuando mi tía tuvo…”:
Cuando uno está pasando por momentos difíciles no es buena idea hacer ningún tipo de comparación. Usualmente decimos cosas como “a mi abuela le fue peor” o “a mi primo le pasó algo similar”. No se trata de competencias acerca de quién ha sufrido más, se trata de entender que la otra persona está pasando por un momento terrible y por lo tanto necesita apoyo, no comparaciones.
7. “Todo pasa por alguna razón”:
Esta frase es un tanto complicada. Decir esto implica varias cosas, entre ellas implica decir que fue Dios el que planeó la situación. Esto podría hacer creer a las personas que Dios es un Dios malo; por eso hay mucha gente que, con razón, no quieren tener nada que ver con quien le quitó a sus padres cuando era chico o que permitió que sus hijos nacieran con una enfermedad genética. El decir esta frase se vuelve todavía peor cuando tratas de dar una razón: esto sucedió por tu pecado; es una maldición generacional; sucedió porque ya tienes mucho que no vas a la iglesia; etc. Cuando alguien pasa por momentos de dolor lo que menos quiere son razones, lo que nos corresponde es apoyar.
8. Asumir que los niños no entenderán:
Esta no es una frase que hay que evitar decir, sino una acción. Usualmente cuando fallece una persona, se evita hablar de este tema con los niños porque suponemos que no entenderán. Algo que también sucede es que se le explica de una manera vaga o con términos incorrectos. Es bueno hablar con los niños acerca de la muerte ya que es un tema real y es algo que le puede suceder a cualquiera. Se puede empezar hablando con ellos cuando una mascota muere en lugar de decir que el gato se fue con la novia o que se llevaron al perro a un rancho.
Es bueno que nos detengamos por un momento para pensar lo que estamos a punto de decir en tiempos de dolor. Usualmente es aquí cuando nuestras palabras tienen el doble de efecto. Aquí es cuando pueden lastimar el doble pero también es cuando tus palabras pueden traer el doble de apoyo o afecto. Por esto mismo, intenta mejor decir estas cosas:
1. “¿Qué día de estos puedo llevarte una comida?”:
Algo que he notado siempre que acompaño a los hermanos de mi iglesia en sus tiempos de dolor es que el tiempo de compartir los alimentos en la mesa puede ser reconfortante. En esos momentos es cuando Dios puede derramar bendición, cuando estamos juntos y en armonía. En ocasiones la gente está tan encerrada en su situación, tal vez la comida pueda ayudarlos a salir de esos pensamientos aunque sea por un momento.
2. “He estado al pendiente de cómo has estado”:
En tiempos de dolor, puede que las personas aún no estén listas para hablar acerca de su situación. Ya sea porque están hartos de estar encerrados todo el día en el hospital solamente hablando con médicos o porque aquél ser querido que falleció era muy cercano. Por eso tampoco es buena idea preguntar: ¿cómo estás? Creo que puede ser obvia la respuesta. En esos tiempos mejor pregunta a un familiar o a alguien cercano para no fastidiar a los afectados.
3. “Eso suena pesado”:
Si bien es mejor no preguntar siempre “¿cómo estás?”, quizá en algún momento sí sea necesario después de un tiempo aún sabiendo que su respuesta seguirá siendo que está mal. En estos momentos, si esta persona se abre a decirnos cómo está, es mejor solamente comprender su situación. A menos que te lo pida, usualmente la gente no quiere recibir consejos. En ocasiones solo es mejor escuchar.
4. *SILENCIO*
Siempre nos preocupamos por qué vamos a decir. ¿Y si por una ocasión no decimos nada? ¿Y si solo por este momento decidimos callar? Sé que en estos tiempos de pandemia es difícil, pero la gente en ocasiones lo único que necesita es un abrazo, una palmada en la espalda, que sepan que estás ahí para apoyar, para escuchar. Tenemos que ser conscientes de que no hay ni habrá palabras humanas que puedan sanar un corazón lastimado en ese momento. El tiempo hará su trabajo hasta que cicatrice.
Me gustaría aclarar primero que esta lista no es de ley, siempre habrá sus excepciones. Lo único que pretendo con esto es que pensemos mejor en lo que decimos y hacemos en estos tiempos. Cuando la gente pasa por enfermedad y dolor, quizá esa situación no los mate sino nuestras “buenas intenciones”. Oremos y pidamos a Dios que nos dé sabiduría y las palabras adecuadas para ser de bendición en estos tiempos que hemos perdido a tantos hermanos y seres queridos a causa de la pandemia.