Carlos A. Muro Flores
Básicamente tenemos dos documentos emitidos por diferentes organizaciones religiosas a nivel mundial con fecha de salida muy próxima una de la otra. En orden cronológico la ICAR (Iglesia Católica Romana) a través de la Congregación de la Fe con fecha del 21 de diciembre del 2020[1] y otra conjunta del CMI (Concilio Mundial de Iglesias) y el CJM (Congreso Judío Mundial) del 22 de diciembre del 2020.[2]
En ambas se insta a la población a cooperar con los sistemas de salud a nivel mundial para evitar un mayor número de muertes y la contención de la pandemia la cual tiene efectos sociales y económicos a nivel mundial.
Descartando toda información de dudosa procedencia tales como la inclusión de nano chips, o de elementos químicos que facilitarían el control y ubicación de la persona, o que es la marca de la bestia, o que contiene células fetales y argumentos conspiratorios no comprobables; y aunado a esto, la eterna discusión del probable origen del virus, de que si es natural, divino o provocado.
Debemos pensar por nosotros que implicaciones morales y éticas se tienen al respecto.
Una realidad que es palpable es que si no se vacuna a la población , esta situación puede prevalecer por varios años más complicando aún más la salud, la economía y el desarrollo humano en todo sentido a nivel mundial.
Desafortunadamente no son pocos los grupos o las personas que se resisten a la aplicación de esta vacuna, ignorando que por el momento, NO se tiene otra solución en puerta y que, aún con la vacuna, van a pasar meses, si no es que un año o más antes de que se pudiese normalizar la situación.
La medida en nuestro país NO es obligatoria, es voluntaria, pero no pasará un tiempo en que por cuestiones de trabajo o traslado pudiera ser un requisito el tenerla.
En épocas antiguas la lepra no tenía cura, solo Dios a través de un milagro podía sanarla, con el tiempo dio sabiduría a los hombres para su cura y hoy en día está casi erradicada. Con el Covid pudiera ser igual, solo que requiere de nuestra cooperación para disminuir la posibilidad de contagio y con la aplicación de la vacuna, la posible erradicación o control de este virus. La ciencia no está peleada con Dios.
Faltan muchas cosas por hacer y hay interrogantes válidos en cuanto a esto pero por el momento NO se tiene otra opción.
Por amor al prójimo y a nosotros deberíamos tomar la MEJOR decisión para evitar males mayores entre nosotros.
“No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás”.
Filipenses 2:3-4 NVI
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