Reabrir y reactivarse
Inicia un nuevo año conferencial en la administración de la Iglesia Metodista de México. Con el inicio del mes de agosto inicia un nuevo llamado a pastorear a la grey y a seguir cumpliendo con la misión de predicar el Evangelio de Cristo en nuestro país, a través de los imperativos de proclamar las Buenas Nuevas como principio evangelizador, cultivar el crecimiento espiritual de los creyentes, aliviar las carencias materiales de los necesitados y practicar la mayordomía cristiana.
En los últimos días, a nivel mundial seguimos viendo conflictos en diversas latitudes por motivos sociales, económicos y aún políticos que oprimen a los pueblos. Pero sobre todo, por las condiciones de degradación espiritual que la propia naturaleza humana ha generado y que contribuye a la opresión del hombre por el hombre. Nuestras Iglesia Metodista, de diferentes modos y en diferentes épocas, siempre ha estado al pendiente y trabajando para que estas realidades se transformen mediante la compasión y el amor de nuestro Señor Jesucristo, a través de la propia Iglesia.
En 2013, la ONU designó el 30 de julio como el Día Mundial contra la Trata de Personas. En la resolución, se señala que el día es necesario para «concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos». En 2016, en la Cumbre sobre los Refugiados y los Migrantes en la que se aprobó la Declaración de Nueva York, en la que los países signatarios –México entre ellos- se comprometen, entre otras cosas, a combatir la trata de personas y el contrabando de migrantes. La trata de personas es un delito que explota a mujeres, niños y hombres con numerosos propósitos, incluidos el trabajo forzoso y la explotación sexual. A nivel mundial, las cifras son escalofriantes. Pero en México, sin duda también lo son.
El metodismo, desde sus orígenes, siempre se ha caracterizado por llevar el amor de Jesucristo a aquellos a quienes nadie ve, ni oye, ni siente. También, por ser una voz de aquellos marginados que no la tienen. Pero no sólo se ha caracterizado por decir y hablar, sino por hacer. No sólo palabras, sino “decir haciendo”, consagrando nuestras acciones para un fin más sublime: a eso se le llama “pre-dicar”. No sólo por abrir locales al culto público, sino activarse en acciones de amor al prójimo que lo lleven a conocer a Jesucristo a través de la propia Iglesia.
En los meses recientes, nuestras congregaciones están en un periodo de reapertura después de muchos meses más de inactividad pública por la pandemia mundial. Eso nos ha llenado de alegría en muchos sentidos, ya que ha permitido reintegrarnos a las tradicionales reuniones de adoración y compañerismo cristiano.
Sin embargo, el reto hoy en nuestras congregaciones, además de reabrir, es reactivarse. Hemos encontrado oportunidades durante la pandemia, incluidas oportunidades para revisar las prácticas de los ministerios que se ejercen dentro y fuera de la Iglesia. Por tanto, mal haríamos en sentirnos satisfechos si sólo anhelamos la normalidad pre-pandémica en nuestras iglesias.
Vivimos una época muy interesante y retadora para el ministerio de la Iglesia Metodista. Seamos sensibles a la voz de Dios y estemos atentos a los retos de hoy. Podemos elegir entre volver a ser la iglesia que ha estado en constante declive durante varias décadas, o podemos correr el riesgo de que el Espíritu de Dios esté a punto de hacer nuevas todas las cosas una vez más. Estemos atentos a lo que el Espíritu dice a la Iglesia Metodista de México.
El Espíritu dice a las iglesias que sólo en Cristo hay paz, justicia y amor. El Espíritu nos está diciendo, con urgencia, que no hay más que la esperanza en Cristo, en su amor y en su compasión, está llamando a la puerta de cada uno de nosotros.
Que 2021-2022 sea el año conferencial agradable del Señor. La humanidad se está viendo a sí mismo con otros ojos. ¿Será acaso momento para que la Iglesia también la vea con otros ojos? El Espíritu de Dios habla en diferentes modos, escuchemos la voz de Él.
Hoy nos está preguntando: “¿Me amas?”. Reabre tu corazón y reactívate en tu ministerio.
