EDITORIAL

EDITORIAL

El Evangelio de la Biblia

En las iglesias metodistas de México, se suele celebrar el Día de la Biblia el último domingo de agosto, con actividades especiales que enfatizan la importancia de difundir entre el pueblo la Escritura en la que encontramos la Palabra de Dios. Para este día, encontramos en la agenda de nuestras congregaciones diversas actividades como cultos especiales, sermones, concursos, conferencias; aún consagración de ofrendas especiales para financiar proyectos de difusión de la Biblia. Un día especial en el que, inclusive, se hacen remembranzas de los pioneros de la difusión de la Biblia en nuestro país, recordando su esfuerzo por introducir a los mexicanos al conocimiento del Libro por excelencia. 

Pero más allá de las labores difusión, también son significativas las acciones que fomentan el conocimiento, el estudio, la interpretación y, sobre todo, la interiorización del mensaje del Evangelio en cada unos de los creyentes que fructifiquen en muestras de amor a Dios y al prójimo. No sólo conocer, entender o estudiar, sino también hacer una realidad la Palabra en la vida del creyente.

En esta edición, agradecemos la participación del Pbro. Jubilado Rafael Murillo Paniagua a propósito de la celebración de la 24 Conferencia General de nuestra Iglesia Metodista de México en mayo del próximo año 2022, quien nos comparte una interesante reflexión sobre nuestra responsabilidad de pensar, y no dejar que otros piensen por nosotros, siempre a la luz de la Palabra; pero buscando la voz del Señor a través de nuestras fuentes teológicas wesleyanas que nos han guiado a lo largo de varios siglos de misión evangélica metodista. Un llamado a la responsabilidad de prepararnos y de pensar, de dejar pensar, pero sobre todo, de entender que la unidad está en lo esencial de Evangelio. Y en lo no esencial, nuestra capacidad de dialogar, argumentar y reflexionar para no conformarnos a este siglo y comprender cabalmente cuál es la voluntad de Dios, agradable y perfecta. Pertinentes para los tiempos que nos toca vivir; aquí y ahora.

Se ha anunciado el Encuentro Nacional de Pastores bajo el tema general “Unidad, diversidad y límites en el siglo XXI”. En el próximo mes de octubre se tocarán temas como el ejercicio pastoral ante los retos de este tiempo, sin perder de vista las columnas fundamentales que nos dan la unidad desde la perspectiva evangélica metodista mexicana. En este encuentro habrá discusión, reflexión y argumentación sobre el papel pastoral ante la realidad del México actual, proveyendo al cuerpo ministerial de equipamiento jurídico, por ejemplo, en la atención a delitos sexuales. Otro tema muy relevante, se referirá a la pastoral ante la diversidad sexual, un reto para la Iglesia de hoy. Un encuentro que está pensado en los ministros ordenados, pero que está abierto a la asistencia de todos los ministros de la iglesia: pastores y no pastores, maestros, evangelistas, profetas y a todos a quienes ha llamado el Señor al trabajo en su viña.

Hoy la invitación es que no perdamos de vista que no hay mejor forma de “celebrar” la Biblia que vivir la pureza del Evangelio allí expresada. Es la Palabra, cuando realmente vive Cristo en nuestro ser y cuando el amor de Él es la identidad que mueve las vidas y corazones de quienes le siguen. La esencia del discipulado bíblico es no perder la identidad cristiana: el Evangelio del Reino centrado en el amor a Dios a través del amor al prójimo.

Quizás el llamamiento del cristiano, la vocación del seguidor del Maestro debería dar un paso más, un paso de fe activa, de amor en acción, de fe que actúa a través del amor, y acercarse, descender a los focos de conflicto, a los ámbitos de pobreza y, desde allí, comenzar a lanzar mensajes evangelizadores. El cristiano con los pobres de espíritu y usando su voz desde la cercanía con ellos, desde el lugar en el que el Señor lanzaba sus mensajes. Así, el Evangelio cobrará vida y generará la unidad que Jesús clamaba al Padre para aquellos que le seguimos.

El estar “con” los sufrientes nos lleva a ser diferentes, a cambios que nos pulen, que nos humanizan, que nos sanan. La insolidaridad, la falta de amor y de projimidad, es un antídoto contra la evangelización. No es compatible predicar la Palabra dando la espalda al sufrimiento de los desgraciados de nuestra historia. 

Así nos lo enseñó el Maestro.