Un Nuevo Año Conferencial, Nuevas Acciones

Un Nuevo Año Conferencial, Nuevas Acciones

Los invito en el amor del Señor a ser valientes y esforzados, recordando que somos la luz del mundo y que la razón de ser de la iglesia es llevar las buenas noticias de esperanza y amor de nuestro Padre a todos los que nos rodean.

Obispo Rogelio Hernández Gutiérrrez

Les saludo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 

Hemos iniciado un nuevo año conferencial. Un nuevo año en que, de entrada, el panorama no es muy halagador ya que el número de contagios por la pandemia se ha incrementado; se habla de un rebrote mas peligroso que los anteriores, la posibilidad de volver a suspender actividades presenciales y una economía que se ha afectado considerablemente.

Ante esta situación debemos redoblar esfuerzos para seguir con las medidas sanitarias, extremar precauciones y tomar decisiones que tengan como propósito cuidarnos unos a otros. Damos gracias a Dios porque en su misericordia nos ha cuidado y sostenido hasta este momento, nos ha dado la sabiduría para tomar acciones que han mantenido a las congregaciones y sólo por su amor seguimos adelante.

Hasta este momento nos hemos mantenido como Conferencia pero es necesario preguntarnos: ¿Cómo extender el Reino de Dios en este tiempo de crisis? Es cierto que tenemos limitaciones y que esto ha hecho que la mayoría del trabajo se ha enfocado hacia dentro de las congregaciones, pero ¿qué más podemos hacer en este tiempo en que las personas necesitan urgentemente de Dios?

El Señor nos invita a atrevernos a tomar acciones nuevas, diferentes, que den respuesta a las necesidades de nuestros días.

Sigamos el ejemplo de Kimani Nganga Maruge, ciudadano keniano, quien a los 85 años estuvo feliz por haber cumplido su sueño de entrar al colegio y también lo están las autoridades de su país, que no esperaban que alguien de la tercera edad respondiera a la política de hacer gratuita la educación primaria. Pero Kimani quería aprender a contar la plata que espera le pagarían por haber peleado contra los británicos en 1950 y también quería aprender a leer para poder descifrar la Biblia porque no cree en la versión que le dan cada domingo en la iglesia.

Kimani, que comenzó a estudiar en el año 2004, tiene el récord Guinness de ser la persona con más edad al momento de entrar al colegio. Y como su caso es emblemático fue elegido para viajar a Nueva York. Allí les dijo a los líderes reunidos en la Cumbre de las Naciones Unidas que hay más de 115 millones de niños que son demasiado pobres para estudiar.

Este es un buen ejemplo para aquellos que creen que es demasiado tarde para empezar o intentar algo nuevo. Nunca es demasiado tarde. Lo que no se comenzó aún se puede comenzar ahora. Lo que no se ha intentado, se puede intentar ahora. Dios siempre extenderá su mano para sostener a aquel que dice, este es mi día, voy a empezar, voy a intentarlo.

No dejes que la inercia te arrastre, tienes buenos motivos para creer que puedes hacer algo nuevo o diferente, pero el mayor motivo que debe inspirar es la persona de Jesús, quién siempre estará a nuestro lado, porque así lo ha prometido. 

Roguemos al Espíritu Santo que nos de visión y sabiduría para tomar acciones que sean de bendición a los que nos rodean y extendamos el Reino de Dios, que seamos instrumentos en las manos de nuestro Dios.

No escuchemos a las voces que nos digan que no se puede, que no se ha intentado, que no debemos hacerlo. Recordemos las palabras de Nehemías: “…El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos” (Nehemías 2:20).

Aunque esta situación nos rebasa, no nos conformemos ni nos acomodemos; tomemos acciones. Isaías 41:10, 13 nos dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”.

Los invito en el amor del Señor a ser valientes y esforzados, recordando que somos la luz del mundo y que la razón de ser de la iglesia es llevar las buenas noticias de esperanza y amor de nuestro Padre a todos los que nos rodean.

Juan Wesley decía que “el cristianismo es una religión social”, remarcando el lugar central que tiene la comunidad en la expresión de la fe y la responsabilidad social que conlleva el mensaje del Evangelio. Éste se caracterizó por mantener equilibrio entre aparentes opuestos como razón y fe, santidad personal y santidad social, fe y obras. Entendiendo que el mensaje de Jesucristo debe ser integral y llegar a todos los niveles y capacidades del ser humano.

Ahora es el tiempo en que como Iglesia Metodista nos levantemos y en el nombre de Jesús “trastornemos el mundo” confiando en la promesa de nuestro Señor Jesús en Mateo 17:20 (TLA): “Les aseguro que si tuvieran una confianza tan pequeña como un grano de mostaza, podrían ordenarle a esta montaña que se moviera de su lugar, y los obedecería. ¡Nada sería imposible para ustedes!”.

Iniciamos un nuevo año conferencial, que este año se distinga por nuevas acciones. ¡Shalom aleijem!