¿Qué dice la Iglesia?

¿Qué dice la Iglesia?

En vista de la nueva oleada de vientos radicales que azotan nuestra iglesia, comparto con el pleno de la Iglesia Metodista y en particular a la delegación de laicos y pastores ante el próximo periodo de sesiones de la Conferencia General, a fin de renovar nuestra conciencia del apotegma wesleyano «Pensamos y dejamos pensar». 

Rafael Murillo Paniagua

PENSAMOS Y DEJAMOS PENSAR*

Cada vez que se tiene que tomar responsabilidad en alguna decisión, no es raro que se busque, no información y orientación para tomar criterio, sino alguien o algo que me libere de la responsabilidad de decidir.

Esta actitud es resultado del ambiente en el que la iglesia históricamente mayoritaria ha pensado por los demás so pena de excomunión. Especialmente durante el periodo del siglo XIV al XIX, la Iglesia Católica insistió en el derecho privativo de la jerarquía eclesiástica de definir la fe y la conducta de sus feligreses aun en asuntos muy detallados y específicos.

En nuestros días, encontramos también grupos religiosos contemporáneos en los que la responsabilidad de los creyentes radica nada más en obedecer los pronunciamientos de sus líderes confiando en la inspiración divina.

El protestantismo rechaza esta autoridad elitista, afirma la responsabilidad de todos los creyentes de interpretar las Escrituras por sí mismos, por ello se ha traducido la Biblia a los idiomas populares y se ha favorecido la educación para hacerlos capaces de leer, pensar e interpretar. 2 Pedro 1:19, 20.

Esta es una de las importantes dimensiones de la Reforma del Siglo XVI que incluye la doctrina de la claridad y suficiencia de las Escrituras y en paralelo, el sacerdocio de todos los creyentes.

A pesar de lo anterior, es fácil, y por demás frecuente, que ante asuntos que reclaman conciencia ética, también en el seno de nuestra Iglesia Metodista de México se pregunte: «¿Qué dice la Iglesia?».

 Ante esto es importante recordar que uno de los factores distintivos del protestantismo en general, y de la Iglesia Metodista de México, en lo particular, es que nos esforzamos por persistir en el apotegma wesleyano: “PENSAMOS Y DEJAMOS PENSAR”.

Somos, como Iglesia Metodista, hablando mundial e históricamente, una Iglesia en la que la tolerancia es uno de nuestros grandes valores. Esta tolerancia lejos de exhibir debilidad o falta de convicción, da muestras de nuestras profundas raíces de fortaleza y claridad de nuestras doctrinas definidas acerca de la naturaleza del Evangelio, la Iglesia y la responsabilidad de los creyentes. La intolerancia ha sido muy cruel, a través de las edades, “Las guerras de la Religión” en la época de los siglos XVIII y XIX mataron en Europa una tercera parte de la población.

Como Iglesia Metodista nuestra posición es en primer lugar, que debemos aceptar las doctrinas básicas que encontramos en los Artículos de Religión, con su contextualización histórica, pero en todas las demás doctrinas y opiniones, aunque sean importantes, los cristianos en general, y los metodistas especialmente, tienen el derecho a pensar y dejar que otros piensen.

El pastor Juan Wesley se esforzó por evitar el escándalo provocado por los cristianos al atacarse unos a otros por causa de la interpretación de la fe. Por ello escribió sobre la Libertad Religiosa, en donde encontramos la frase ya citada: “No den lugar por consiguiente, a ningún disgusto, mala disposición, ni frialdad en su corazón. Habiendo diferencias de opinión. ¿Dónde está nuestra religión si no podemos pensar y dejar que otros piensen?” (Sermones Vol. I, pág. 322). Y agrega: “Estamos de acuerdo en lo esencial (Justificación, Santificación) en otros puntos, pensamos y dejamos que otros piensen” (Wesley´s Works, Vol. VIII pág. 108).

Para Wesley la verdadera religión es la VIDA y no las doctrinas, y la vida cristiana es vida de amor, esto da por consecuencia una religión digna de Dios que la proporcionó. (“Wesley´s Works, Vol. VIII pág. 3).

A partir de esta definición, que encontramos muchas veces en sus sermones, diarios y ensayos, Wesley concluyó que la tolerancia religiosa es algo esencial. De allí que, nuestra herencia como metodistas es una herencia de pluralismo, un pluralismo que tiene como base nuestro compromiso hacia los valores cristianos: Una vida de amor, esforzada por el bien, apegada a la verdad, y en defensa de lo sagrado de la vida. Es necesario que identifiquemos el pluralismo que Dios nos da desde nuestras bases bíblicas.

 Podemos empezar con el hecho de que el Nuevo Testamento no es un libro sino el conjunto de veintisiete libros, cada uno presenta su propio punto de vista respecto a la fe, tenemos cuatro evangelistas con su propia perspectiva e interpretación de la vida y ministerio de Jesús. El pluralismo en la interpretación es el método de Dios mismo en la Biblia.

El problema en Corinto según lo expresa Pablo en la Primera Carta a los Corintios (1:11- 13 y 3:3,4) no es la diversidad o diferencias de opinión sino las contiendas. Los cristianos debemos y podemos aceptar y aun celebrar nuestro pluralismo, en el cual se enriquece nuestro conocimiento y crecimiento en la fe y el amor.

RESUMIENDO: La Iglesia Metodista siempre ha buscado la libertad del pensamiento, interpretación o teología como un derecho de miembros y un deber de la Iglesia misma. Este pluralismo o tolerancia no proviene de una falta de compromiso y convicción, sino tiene su raíz en nuestras convicciones principales.

Precisamente porque estamos comprometidos con el evangelio— el evangelio que encontramos sobre todo en el Nuevo Testamento, insistimos en la libertad de nuestros miembros de pensar por sí mismos. No es posible restringir este pluralismo sin destruir nuestras convicciones acerca de la centralidad del amor, y por tanto la salvaguarda de los derechos humanos.

Es importante reconocer que sí tenemos convicciones y creencias fundamentales. Encontramos estas convicciones en los Artículos de Religión, en los credos que declaramos en nuestros cultos, y en el Credo Social; lo esencial está expresado allí. Estas creencias son esenciales precisamente porque ellas identifican la base de la vida cristiana con la gracia de Dios y el contexto de esta vida en su iglesia.

Debemos tomar muy en serio estas doctrinas. Por lo tanto, definimos la herejía como la diseminación de doctrinas contrarias a los Artículos de Religión (Disciplina 2002- 2006, Arts. 692-l; 747).

Esto muestra con toda claridad que no tenemos una falta o ausencia de doctrinas centrales o fundamentales. Pero en otros puntos nuestra posición es “pensar y dejar que otros piensen”.

De vez en cuando en nuestra Iglesia se presenta la tentación de abandonar nuestra herencia de tolerancia o pluralismo. Algunas veces, porque se ignoran que las bases de esta tolerancia se hallan en la Biblia, en el protestantismo y en el pensamiento de Wesley. Precisamente porque forma parte de nuestras convicciones fundamentales no debemos ni podemos renunciar a esta libertad evangélica.

Por lo tanto, la Iglesia Metodista de México como tal no puede tomar una posición oficial acerca de movimientos teológicos y mucho menos respecto a opiniones de carácter moral; esto quiere decir que no es posible hacer encíclicas para impedir que cada quien piense por sí mismo.

A la pregunta: “¿Qué dice la Iglesia?”, respondemos —teniendo conciencia que para nosotros la Iglesia es el conjunto de creyentes en Jesucristo—: “Infórmate, toma un criterio objetivo, no dejes que otros piensen por ti, pero también disfruta la referencia de quienes con devoción han buscado la orientación divina y con sabiduría de lo alto nos comparten verbalmente y por escrito su discernimiento, y camina con serenidad buscando dar gloria a Dios con tu pensamiento, palabra y obra, cuidando de no dañar tu persona en lo físico, emocional y espiritual, y sé «sal de la tierra y luz del mundo» para que otros muchos lleguen al conocimiento del amor de Dios”.

Tenemos retos de gran controversia en nuestros días: La píldora de emergencia, el aborto, la homosexualidad, la clonación, la eutanasia, un segundo matrimonio después del divorcio, la cremación, la adopción de niños por parejas homosexuales, la filiación a partidos políticos, la donación de órganos, etc., etc.

Es necesario animarnos a informarnos, conocer, analizar, tomar criterio y asumir la responsabilidad de tomar decisiones, a partir de las Fuentes de nuestro quehacer teológico: las Sagradas Escrituras, la Razón, la Historia y la Experiencia Personal.

El pluralismo de la Iglesia Metodista es señal de su vitalidad. Esta es la manera de vivir y expresar las riquezas de la gracia y el amor de Dios mostrados en Jesucristo nuestro Salvador y Señor, Guía y Maestro. A Él sea la gloria.


* Actualización y adaptación del documento “Pensamos y dejamos pensar” editado por la Comisión de Fe y Orden del Gabinete General 1982–86, presidida por el Dr. Rafael Murillo Paniagua con la colaboración del Dr. Ted W. Jennings.

Este documento lo elaboré a solicitud del Obispo Moisés Valderrama Gómez.

Lo he hecho en agradecimiento a Dios por mis 46 años de ministerio pastoral (marzo 8 de 1958), y lo dedico con cariño a mis nietos: Samuel, Rodrigo, Jimena, Gabrielito (†) y Fernanda.