Los regalos más valiosos son los que Dios nos da y son los que menos valoramos.
Carlos Alejandro Muro Flores
En estos ya casi dos años que tenemos de pandemia e incertidumbre, me vienen a la mente muchas personas que la han pasado mal; algunas verdaderamente mal y pienso “¿Qué pudiese regalarles en esta navidad para mejorar su existencia?”.
Muchos perdieron seres queridos o tienen secuelas o problemáticas que un carro o un perfume no harían nada para mitigar su situación, pues más que de carencias materiales, las necesidades que ellos tienen (tenemos) se han ido alojando en lo más dentro de nuestro ser, en nuestra alma (me incluyo en esto). Muchos estamos en una situación que nada que sea material soluciona; pero que estamos cometiendo el error de llenarnos de cosas que en nada van a ayudar.
Pensando en los que perdieron familiares, si en mis manos estuviera les regalaría consuelo; los que no tienen claro cómo será su futuro, les regalaría esperanza; a los que han cometido errores, se los borraría; a los que no se dieron tiempo de expresar sentimientos les daría ese tiempo que les faltó para poder abrazar o decir cosas guardadas.
¡Pero vuelvo a la realidad y comprendo que NO está en mis manos nada de esto! Yo no puedo lograrlo o hacerlo por más bienintencionado que sea; es más, ningún humano puede hacerlo por mas recursos que posea, pues nada de lo que realmente sana el corazón y el alma se encuentra en tiendas en donde comprar.
PERO también viene a mi mente otra cosa: ¡Sé quien SÍ puede lograrlo!
Algo muy similar nació en el corazón de Dios al ver en el mundo una pandemia mucho mayor, de más duración y más contagiosa que la que hoy vivimos y de la cual no había vacuna. Vio en la humanidad una condición en la cual nos encontrábamos, sin tomarlo en cuenta y alejados de Él, sumidos en nuestros acciones e injusticias, buscando cada quien el bien propio y abrumando cada vez más a nuestro prójimo y poco a poco sintiéndonos más vacíos, solos y a la deriva; es entonces que decidió darnos MUCHOS REGALOS al enviar a Jesús a nacer en Belén, la ciudad de David.
Pero estos regalos NO son premios por algo que hubiésemos hecho; al contrario, son dádivas de parte de Dios que necesitábamos para poder tener una relación con El a través de Jesús.
Esto es en un sentido real, aunque intangible. La Navidad o la venida de Jesús (Dios hecho hombre) trajo MUCHOS REGALOS a los hombres. El principal de ellos es el acercamiento a El por medio del arrepentimiento y el perdón que se nos otorga de lo que hemos o no hemos hecho. Esto es algo maravilloso pues dice que nos podemos acercar a Él confiadamente al trono de su Gracia para recibir el oportuno socorro. También nos dice que son nuevas sus misericordias para con nosotros cada mañana.
De esta manera, La paz, el gozo, la esperanza, el amor, el perdón y TODAS esas cosas que necesitamos y que NO tienen precio, nos son dadas por medio de Jesús. La paz que Dios da ni un par de lingotes de oro nos la proporciona. El sentirse amado y perdonado vale más que un fajo de billetes.
La Navidad es esto, dejar que Jesús haga cambios en nuestro interior al acercarnos a él como dice su Palabra: con humildad y buscándole a Él. Ya conocemos la historia, pero ahora hay que creer que es verdad.
Jesús cuando creció dijo:
“Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo”.
Juan 14:27 NTV
En la Escritura se nos mencionan estos REGALOS que son gratis; desgraciadamente la mayoría de las personas (usted puede ser una de ellas) no las ha leído y NO los conoce y lo más probable es que no los haya experimentado en la medida que Dios nos los da.
La Navidad y los días que la anteceden son días en los cuales podemos acercarnos a las comunidades de Fe donde se reúnen para hablar de esto. No dejes pasar esta oportunidad, lleva a tu familia y a través de los cantos o de los himnos o de lo que ahí escuches aprende más de los REGALOS QUE LA NAVIDAD (nacimiento de Jesús) TRAJO AL MUNDO; a las personas como usted y como yo y verá que la cena, los regalos que nos damos y demás cosas pasan a segundo término pues son DEMASIADOS LOS REGALOS que Dios nos dio con Jesús, y lo mejor es que los podemos abrir y disfrutar desde hoy; estos son duraderos, no se acaban al terminar estas fiestas; es más, se multiplican en la medida que nuestra Fe va creciendo al tener a Dios más cerca de nosotros y conocerle por medio de la Escritura.
Tal vez muchos de los sentimientos y situaciones que hoy siente no cambien de la noche a la mañana, pero dos cosas son seguras:
- Se sentirá acompañado por Jesús en ese transitar (Mt. 28:20).
- Su corazón ya no será el mismo (Ez 36:26).
Es entonces que cuando observes esos árboles de navidad decorados, piensa en todos los REGALOS que Jesús tiene para ti.
“Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor”.
Lc. 2:11
“Porque el Hijo del hombre (Jesus) vino a buscar y a salvar lo que se había perdido».
Lc.19:10