¿Algo qué Celebrar este Año?
En nuestros días, es común leer o escuchar opiniones sobre los múltiples problemas que aquejan a la humanidad. Desde los ámbitos más personales, hasta los más globales. Desde la falta de valores que corrompen a la sociedad posmoderna, hasta las catástrofes climáticas más apremiantes y aparentemente insalvables. Pasando por los problemas causados por la pandemia mundial que se alarga ya casi 2 años y pareciese interminable, así como el caos económico originado en sistemas inequitativos que conllevan corrupción, segregación, exclusión de grupos vulnerados y migraciones forzadas, familias y etnias destruidas, gobiernos ineficientes, tensión y frustación social. Todo ello deriva en espíritus quebrantados y desesperanzados.
Pareciera que no hay mucho que celebrar
Ya hemos pasados las “felices fiestas” de todos los años, sólo restan los deseos de un feliz y mejor 2022. ¿Cómo podremos mantener el “espíritu festivo” de los días pasados por el resto del año próximo? Primero, tendríamos que preguntarnos: ¿Qué es la Navidad? Es la Buena Noticia de Dios para la humanidad. Es el recuerdo permanente de que estamos en la memoria del Creador.
“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies”.
Sal. 8:3-6
Nos recuerda que el Mesías vino para liberarnos de la opresión: a salvar lo que se había perdido. La Buena Noticia nos recuerda que no estamos solos. Que al final de la historia, ¡todo saldrá bien! ¡Todo terminará de manera excelente! Este recuerdo nos revitaliza en la capacidad de asombro ante la necesidad del otro, ante la injusticia, ante la opresión. Pero también nos recuerda la cercanía de Dios a través de Jesucristo. Nos recuerda que Jesús, es el propio Creador hecho hombre, es el Divino aquí y ahora, junto a ti y junto a mí. En ti y en mí. Dios con nosotros.
Nos recuerda que Dios es la personificación de la empatía perfecta, que nos recuerda que tenemos un compromiso:
“¡Consuelen, consuelen a mi pueblo!”, dice su Dios. Hablen al corazón de Jerusalén y proclámenle que su condena ha terminado y su iniquidad ha sido perdonada, que de la mano del SEÑOR ya ha recibido el doble por todos sus pecados”. Una voz proclama: “¡En el desierto preparen el camino del SEÑOR; enderecen calzada en la soledad para nuestro Dios! 4 ¡Todo valle será rellenado, y todo monte y colina rebajados! ¡Lo torcido será convertido en llanura, y lo escabroso en amplio valle! 5 Entonces se manifestará la gloria del SEÑOR, y todo mortal juntamente la verá; porque la boca del SEÑOR ha hablado”.
Is. 40:1-5
La Buena Noticia del Evangelio de Cristo, nos recuerda que el Señor es el Dios que se acerca al pecador, que come con él, que muestras su misericordia contra las segregaciones impuestas por las convenciones sociales y religiosas: no a la exclusión ni a la deshumanización. No es un Dios sólo para privilegiados ni para los puritanos. El Evangelio es inclusivo. Pero no sólo eso, busca la cercanía con los típicamente marginados, aquellosque no esperaban ya nada de nadie, de la ciencia ni de la religión, ni siquiera de Dios.
Que los pobres y relegados se sienten a comer con el Señor es el gran gozo de Dios y eso es lo que hay que celebrar por encima de todo. Este Jesús compartiendo mesa con todos, pero especialmente con los marginados es uno de los signos más claros del carácter abierto y universal del Reino de Dios que está más cerca de lo que podamos pensar. Esta oportunidad de celebrar el amor de Dios hacia su creación, y la oportunidad de reconciliarnos con Él.
En conclusión, sí tenemos mucho que celebrar. Debemos celebrar y proclamar que Dios nos ya el Castigador y Vengador, es el amoroso Padre que vive con nosotros, que vive en nosotros.
Sigamos celebrando, permanentemente, la presencia del Señor. Hagamos de esa convicción una realidad en nuestras vidas y en las vidas de aquellos que nos rodean. Pero, debemos reconocer que no puede ser una celebración de un Dios que ha venido a proporcionar todas las respuestas. Debe ser una actitud de gratitud permanente por un Dios que viaja con nosotros y ofrece un camino para ese viaje en Jesús; que nos ayuda a abordar los problemas de la vida a través de una visión renovada que nos ofrece la venida de Jesús, a través de la comprensión de su vida, muerte y resurrección, Su enseñanza y Su ejemplo.
Feliz 2022 con Cristo con nosotros, con Dios en nosotros. ¡Él hará la obra en nuestras vida! Que el 2022 esté lleno de la celebración de esa hermosa Buena Noticia.
