EDITORIAL

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Todo está consumado

Estamos en tiempos de Cuaresma, en donde recordamos el sacrificio de Jesús en la cruz y reflexionamos sobre la oportunidad de acercarnos al Señor mediante la obra redentora de su Hijo. La frase “Consumatum est” pone de manifiesto que Jesús era consciente de que había cumplido hasta el último detalle su misión redentora y la culminación del programa de su vida.

Cristo culminó la obra para lo que fue enviado a la tierra. Su vida, su muerte y su resurrección hizo realidad las profecías que se anuncian en el Antiguo Testamento.  Culminó un gran final, pero también significó el inicio de un gran pacto. La cruz es importante y necesaria porque simboliza el que Cristo asume la culpa de la humanidad, asume la ira de Dios sobre El por el pecado de la humanidad. Pone de manifiesto la bondad de Dios y Su misericordia.

La razón de este mensaje es que Cristo terminó su obra, cumplió con los requerimientos de Dios. Y Lutero, con este conocimiento, lo puso en sus tesis, y sirvió de inicio la Reforma Protestante que ha vuelto la iglesia a la cruz de Cristo.

Haciendo eco de las palabras del predicador Charles Spurgeon, debe ser un mensaje que debemos proclamar. Sí, en un acto de obediencia, pero sobre todo, en un acto de amor y misericordia para quienes sufren necesidad en estos días de opresión, incertidumbre, carencia y odio. Como verdaderos hijos de Dios, “aquellos que por fe han recibido a Cristo como su todo en todo, [que] proclamen cada día de sus vidas que Consumado es”. Vayamos y dígamoslo a quienes se están torturando a sí mismos, pensando ofrecer satisfacción por medio de obediencia y mortificación. 

En todas partes de la tierra hay quienes piensan que la miseria del cuerpo y del alma puede ser una expiación por el pecado. Es menester correr hacia ellos, detenerlos de su locura y decirles: «¿Por qué haces esto? Consumado es». Cristo ha sufrido todos los dolores que Dios exige; toda la satisfacción que demanda la ley por medio de la agonía de la carne, Cristo ya la ha sufrido. «¡Consumado es!”.

Continúa Spurgeon:

«Y cuando hayan hecho esto, busquen a continuación a los ignorantes cumplidores de votos de Roma. Cuando vean a los sacerdotes dando la espalda al público, ofreciendo cada día el pretendido sacrificio de la misa, y mostrando la hostia en alto (un sacrificio, dicen) «un sacrificio incruento para los vivos y los muertos,» clamen, ¡detente, falso sacerdote, detente! Pues, «Consumado es». ¡Cesa, falso adorador, cesa de inclinarte, pues «Consumado es»! Dios no pide ni acepta ningún otro sacrificio que el que Cristo ofreció de una vez por todas sobre la cruz». 

«A continuación vayan a los insensatos en medio de sus compatriotas que se llaman a sí mismos protestantes, después de todo, que piensan que mediante sus ofrendas y su oro, sus oraciones y sus votos, que por asistir a la iglesia o a la capilla, por sus bautismos y sus rituales, se harán a sí mismos aptos para Dios; díganles: «Deténganse, ‘Consumado es’; Dios no necesita esto de ustedes. Él ya ha recibido suficiente; ¿por qué quieren colgar sus harapos inmundos del lino fino de la justicia de Cristo? ¿Por qué quieren agregar su moneda falsificada al caro rescate que Cristo ha pagado a la casa del tesoro de Dios? Cesen de sus dolores, de sus obras, de sus representaciones, pues ‘Consumado es’; Cristo lo ha hecho todo»».

Después de una época de pandemia donde pareció que el mundo llamaba a salvarse de acuerdo a las capacidades de los más aptos, el mensaje de nuestro Señor es a vencer el miedo y pensar más allá de uno mismo. 

Que el individualismo que permea nuestra era, sea transformado por Cristo en lo que, aparentemente, va en contra de nuestra propia naturaleza. En ello va la propia salvación para la humanidad en su conjunto. En la cruz, se ofrece el perdón a aquellos que han quitado la vida a Jesús.