Esteban Quiroz González
Carl Lutz: metodista que salvó a miles de judíos en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial
Un día 30 de marzo, pero de 1895, nacía en Suiza el hermano metodista y dilomático Carl Lutz.
Carl Lutz fue vicecónsul de Suiza en Budapest, Hungría , desde 1942 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Se le atribuye haber salvado a más de 62.000 judíos de la muerte en campos de concentración nazis, la mayor operación de rescate de judíos de la Segunda Guerra Mundial.
Debido a sus acciones, la mitad de la población judía de Budapest sobrevivió y no fue deportada a los campos de exterminio nazi durante el Holocausto.
Hijo de una familia evangélica metodista, emigró en 1913 a la edad de 18 años a los Estados Unidos, donde vivió y trabajó durante más de 20 años. Trabajó en Granite City, Illinois , de 1913 a 18 para ganar dinero para la universidad, y comenzó sus estudios en «Central Wesleyan College» de la Iglesia Metodista en Warrenton, Missouri , de 1918 a 1920. En 1920, Lutz encontró un trabajo en el cuerpo consular suizo en la Legación Suiza en Washington, DC Continuó su educación allí en la Universidad George Washington, donde recibió una licenciatura en 1924.
Nombrado en 1942 como vicecónsul de Suiza en Budapest , Hungría, Emitió documentos de salvoconducto suizos que permitieron emigrar a casi 10.000 niños judíos húngaros y salvó a más de 62.000 judíos. Una vez que los nazis se apoderaron de Budapest en 1944, comenzaron a deportar judíos a los campos de exterminio . Lutz negoció un trato especial con el gobierno húngaro y los nazis. Obtuvo permiso para emitir cartas de protección a 8.000 judíos húngaros para que emigraran a Palestina.

Lutz usó deliberadamente su permiso para 8,000 para aplicar a familias en lugar de individuos, y procedió a emitir decenas de miles de cartas protectoras adicionales, todas ellas con un número entre uno y 8,000. También estableció unas 76 «casas seguras» alrededor de Budapest, declarándolas anexas de la legación suiza y, por lo tanto, prohibidas para las fuerzas húngaras o los soldados nazis. Entre las casas seguras estaba la ahora conocida » Casa de Cristal » (Üvegház) en la calle Vadász 29. Unos 3.000 judíos húngaros encontraron refugio en la Casa de Cristal y en un edificio vecino.
Un día, frente a los milicianos fascistas del Partido Arrow Cross mientras disparaban contra judíos, Lutz saltó al río Danubio para salvar a una mujer judía ensangrentada en el muelle que hoy lleva su nombre en Budapest (Carl Lutz Rakpart). Con agua hasta el pecho y cubriendo su traje, el cónsul nadó de regreso a la orilla con ella y pidió hablar con el oficial húngaro a cargo del pelotón de fusilamiento. Declarando a la mujer herida como ciudadana extranjera protegida por Suiza y citando pactos internacionales, el cónsul suizo la llevó de regreso a su automóvil frente a los fascistas atónitos y se fue en silencio. Por temor a disparar contra este hombre alto que parecía ser importante y hablaba con tanta elocuencia, nadie se atrevió a detenerlo.
Su primera esposa Gertrud Lutz-Fankhauser (7 de marzo de 1911 – 29 de junio de 1995) fue una activista humanitaria suiza. Durante un cuarto de siglo, trabajó para UNICEF , ocupando sucesivamente cargos superiores entre la fundación de la organización y 1966. Luego se desempeñó entre 1966 y 1971 como vicepresidenta y directora de UNICEF para Europa y África del Norte, también era nuestra hermana en la fe.
El pastor metodista, historiador y destacado en los derechos humanos Theo Tschuy escribiría su biografía «Diplomacia Peligrosa, la historia de cómo Carl Lutz rescató 62.000 judíos húngaros
Obispo metodista Carlos Tomas Gattinoni, destacado en la defensa de los derechos humanos en Argentina

Un 2 de abril, pero de 1989, fallecía el obispo y pastor metodista argentino Carlos Tomas Gattinoni, destacado en la defensa de los derechos humanos en Argentina.
Carlos Tomás Gattinoni (Junín, 17 de junio de 1907 – 2 de abril de 1989) fue un pastor cristiano evangélico argentino de denominación metodista, llegó a ser un destacado evangelista y teólogo, fuertemente involucrado en movimientos de Derechos Humanos, miembro fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y de la comisión de notables que integró la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). Llegó a ser obispo de la Iglesia Metodista Argentina, el primero elegido desde que esta última declaró su autonomía.
Desde muy joven se dedicó a abundantes tareas pastorales, principalmente aquellas que tenían que ver con la evangelización y la predicación al aire libre. Estudió en el Seminario Evangélico de Teología (Facultad Evangélica de Teología). Fue pastor en diversas iglesias tanto en Argentina como Uruguay. En dichos países también fue profesor de teología, tanto en la Facultad Evangélica de Teología como en el Instítuto de la Asociación Cristiana de Jóvenes en Montevideo, Uruguay.
En su tiempo de episcopado, se vivieron situaciones de mucha violencia en Argentina. Carlos estaba claramente comprometido con la paz y en el Movimiento de la No Violencia. En septiembre de 1973 se produce el golpe militar en Chile y la IEMA, bajo su episcopado, junto a otras Iglesias protestantes y algunos sectores de la Iglesia católica organizan en articulación con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.
Su compromiso con el trabajo por la paz y la justicia lo llevó a participar activamente de movimientos sociales como el de Fraternidad y Reconciliación en la década del 40 y 50, los relacionados con la iglesia y la sociedad, y en la década del 70 con el trabajo por los refugiados y por los Derechos Humanos. En 1975 participó como co-fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y fue co-presidente de esta entidad durante los años de la dictadura militar. En 1983 el Poder Ejecutivo lo distinguió, junto a otras nueve personalidades argentinas, al designarlo integrante de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), que investigó la detención ilegal y desaparición de personas ocurridas durante la dictadura de 1976-1983. También formó parte de la comisión directiva del “Llamamiento de los 100 para seguir viviendo», Movimiento Pacifista Argentino.
La oficina episcopal de Carlos Gattinoni fue un lugar de constante visitas de personas que perdieron todo y estaban refugiadas, madres y padres que perdieron sus hijos por desaparición forzada, líderes de Iglesias y Movimientos preocupados por la violencia e injusticia, tanto metodistas como de otros credos. Nunca dejó de entrevistarse con alguien por temor a una represalia posterior.
En el ámbito internacional, representó a la Iglesia Metodista en numerosas consultas, conferencias y asambleas ecuménicas. Fue miembro del Fondo de Educación Teológica del Consejo Mundial de Iglesias (C.M.I), organismo que en pocos años produjo un número de obras fundamentales en el campo de la Teología, y del Comité Ejecutivo del Consejo Metodista Mundial. Su participación ecuménica dentro del país le valió el aprecio de líderes de otras denominaciones evangélicas e iglesias, tanto ortodoxas como católicas. Presidió la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE) (1967-73).
Desde 1977 estuvo a cargo del Servicio de Evangelización de la Iglesia Metodista y esta nueva tarea lo llevó a visitar a las iglesias y parroquias de todo el país organizando talleres de capacitación, seminarios, conferencias y campañas de evangelización. Una vez jubilado, el Obispo Gattinoni desarrolló tareas de capellanía en el Sanatorio Evangélico «El Buen Samaritano». Su acompañamiento de los enfermos, silencioso pero constante, fue parte de su fructífero testimonio.
En los últimos años le tocó en algunas oportunidades acompañar pastoralmente al Presidente de la Nación, Raúl Alfonsín, con quien tuvo oportunidad de orar y leer la Biblia. Este hecho fue reconocido por el propio Presidente, quien manifestó públicamente su aprecio, por las conversaciones mantenidas con el obispo durante sus visitas.
Fue autor de unos quince libros. Su primer obra fue «La Eterna Contradiccón” (1937). Los últimos de su autoría fueron «Voz del Cielo», (1972) y «Brevario del Dador Alegre» y «El Don del Espíritu» (1978),'»Principios del Movimiento Metodista» (1982), publicado por la Editorial La Aurora y dejó en prensa en la misma editorial su último original, un comentario sobre el libro del Eclesiastés. Además, fue traductor de varias obras de importancia, tales como, «El Protestantismo» de A N. Bertrand (del francés) y «Cristo y El Comunismo» de Stanley Jones, y otros. Uno de sus libros más recientes fue «Ríase de mí conmigo» en el que incluyó decenas de anécdotas de la vida pastoral en las que reflejaba su buen humor y excelente disposición para hacer frente a las contrariedades.
El Obispo Carlos Gattinoni estuvo casado con Emma Prag. Falleció luego de una corta dolencia el domingo 2 de abril de 1989.
En Argentina, en los población Sarmiento, tiene una plaza que lo recuerda.
“He estado recibiendo mucha gente en mi oficina angustiada buscando a sus hijos o nietos y siempre le he pedido a Dios que nos muestre el camino que ayude a salir de este dolor a tanta gente. Cuando Dios me responde y me llama a servir en una cosa como esta yo no puedo hacerme el tonto, yo no puedo mirar para otro lado…”.
“El ser humano lleva en su espíritu la imagen de su creador. Ello lo convoca a comportarse de manera diferente a la bestia; tiene la responsabilidad de un comportamiento superior. Cuando se niega a asumirla, desciende a niveles inferiores a los de los animales que están controlados, al menos, por su instinto”.
Resumen tomado de Personalidades religiosas de Buenos Aires, editado por el Gobierno de Buenos Aires y escrita por el pastor metodista Daniel Bruno.
Notas publicadas en Facebook en El Otro Canuto, 31 de marzo y 2 de abril de 2022.