Wesley no estaba convencido de que una persona hubiera tomado una decisión por Cristo hasta que esta estuviera involucrada en un grupo pequeño. Las clases nutrían a la persona y le ayudaban a que su conversión fuera más real.
Joel Comiskey
Evangelismo y Multiplicación
Tal como se mencionó anteriormente, Wesley no estaba convencido de que una persona hubiera tomado una decisión por Cristo hasta que esta estuviera involucrada en un grupo pequeño. De hecho, a menudo era en el grupo pequeño que las personas nacían de nuevo. Young escribe: “Las clases sirvieron como una herramienta evangelística y como un agente de discipulado”. Incluso si las personas aceptaban a Jesús durante la predicación al aire libre, confirmaban el significado de lo que habían hecho en las reuniones de clase. Las clases nutrían a la persona y le ayudaban a que su conversión fuera más real. Brown dice:
Los grupos también tenían una clara función evangelística al convertirse las personas en las reuniones, y al facilitárseles a los miembros no practicantes renovar su compromiso con Cristo. Wesley sabía que los comienzos de la fe en la vida de una persona podrían ser incubados de fe salvadora de manera más eficaz en un cálido ambiente cristiano que en el frío del mundo [46].
Hunter habla sobre Wesley acerca de ser “conducido a multiplicar ‘clases’ pues estas servían más como grupos de reclutamiento, como puertos de entrada para nuevas personas, y para involucrar a las personas que habían despertado con el evangelio y el poder”. Sabía que necesitaba muchas más clases para alcanzar a un mundo perdido para Jesús. Hubo un constante sentido de la urgencia y visión para alcanzar a personas que no tenían a Jesús.
Cuando una clase se hacía demasiado grande, se multiplicaba para permitir más espacio a otros. Sin embargo, una de las formas más comunes de iniciar nuevos grupos fue a través de la plantación de células. Se desarrollaban a los líderes y después uno o dos empezaban los nuevos grupos y comenzaban a invitar a las almas recién despertadas.T. A. Hegre escribe:
Creo que el éxito de Wesley se debió a su hábito de establecer grupos pequeños. Sus convertidos se reunirán regularmente en grupos de alrededor de una docena de personas. Si el grupo se hacía demasiado grande, se dividía, y podía continuar dividiéndose una y otra vez [49].
Wesley no comenzaba una clase, si no podía manejarla eficazmente, y no predicaba donde no podía enrolar a personas en clases [50]. Hunter advierte: “Él [Wesley] no veía ninguna virtud en iniciar un nuevo ministerio o grupo de vida que muriera poco después del nacimiento, o al que se le atrofiara el crecimiento”[51]. Wesley entendió que el discipulado era más importante que simplemente conseguir que un montón de personas se convirtieran. Gran parte de la estrategia de Wesley podría resumirse en cuatro máximas:
- Predicar y visitar en la mayor parte de lugares que se pueda.
- Ir más donde se es más requerido.
- Iniciar tantas clases como sea posible administrar eficientemente.
- No prediques donde no puedas enrolar en clases a las personas que han tenido un despertar[52].
Liderazgo de las Clases
Las bandas eran más informales y no necesitaban un líder establecido. Esto no era cierto en las clases. Los líderes de las clases eran los pastores espirituales que cuidaban a los del grupo. El líder mantenía un registro de asistencia y visitaba a las personas que no asistían a la reunión semanal. De hecho, una de las razones clave para el éxito de las clases era el sistema de liderazgo. Wesley estableció ciertos principios para el liderazgo:
- Los líderes fueron nombrados (a diferencia de las bandas, en las que los líderes fueron elegidos)[53].
- A las mujeres se les permitía ser líderes laicas (con el tiempo se convirtieron en mayoría)[54].
- La selección de liderazgo se basaba en el carácter moral y espiritual, así como en el sentido común [55].
- Liderazgo era “plural”, es decir, había más de un líder, por lo que el liderazgo era compartido[56]. Snyder escribe: “Este fue el sistema normal, basado en parte en la convicción de Wesley de que la supervisión espiritual tenía que ser íntima y personal y que el liderazgo plural era la norma en una congregación”[57]
- Los líderes de la clase eran vistos como pastores.
- Los líderes de las clases fueron llamados por diferentes nombres, como sub-pastores, oficiales no comisionados, e incluso policía espiritual. Lo que Wesley buscaba en un líder era la disciplina, la espiritualidad y el compromiso de ayudar a otros a ser discípulos de Jesús[58). El líder de la clase necesitaba mantener su vida espiritual vibrante, como podemos ver por la descripción de Francis Asbury, de un líder espiritual de la clase en el libro 1798 Doctrines and Discipline (1798 Doctrinas y Disciplina):
Hemos observado casi constantemente, que cuando un líder es aburrido o descuidado o inactivo— cuando no tiene ni habilidades o celo suficientes para reprobar con coraje, aunque con gentileza, e impulsar una salvación presente en los corazones de los sinceros, la clase es, en general, lánguida; pero, por el contrario, cuando el líder es mucho más vivaz para con Dios y fiel en su gestión, la clase es también, en general, muy animada y espiritual[59].
Los líderes de la clase tenían dos responsabilidades principales:
Ver a cada persona en su clase una vez a la semana con el fin de investigar cómo prosperaban sus almas; aconsejar, reprender, consolar, o exhortar, según la ocasión lo ameritaba; para recibir lo que ellos están dispuestos a dar para el alivio de los pobres. En las reglas metodistas, dice: “Si es posible, el líder debe ver a cada uno de sus miembros una vez por semana, y si, debido a la aflicción o descuido, cualquier miembro se ausenta de su clase, ese miembro debe ser visitado sin demora” [60].
Reunirse con el ministro y los supervisores de los grupos pequeños (llamados administradores de la sociedad) una vez a la semana; para informar al ministro de alguno que esté enfermo, o de cualquiera que andaba desordenadamente, y de esta manera no sería reprendido; para pagar a los administradores lo que han recibido en sus varias clases en la semana anterior; y para mostrar lo que cada persona ha aportado [61].
Hacer que la gente asistiera a la reunión de la clase se hizo cada vez más y más difícil a medida que pasaba el tiempo. Lo siguiente fue tomado de The Wesley Banner and Revival (El estandarte de Wesley y el Avivamiento, escrito en 1849) en un momento en que el metodismo se había vuelto más institucionalizado.
Él [el líder] debería instar a sus miembros a asistir semanalmente a sus clases, insistiendo, a pesar de las excusas que algunos hacen por su asistencia irregular, que, en general, donde hay voluntad, hay una manera [62].
Para convertirse en un líder de la clase, no era necesario el entrenamiento formal. El entrenamiento era su experiencia. Henderson escribe:
Los primeros metodistas creyeron que el liderazgo era una cualidad que se producía de forma natural entre los grupos de personas y no se podía producir como tal, sólo ser reconocido. Aunque se discutía con frecuencia sobre las escuelas de formación de ministros, nunca hubo ningún seminario o instituto bíblico para los líderes Metodistas por más de cien años. De hecho, no hubo un programa formal de capacitación durante el siglo XVIII para ellos. Ningún curso académico “calificaba” a los predicadores para su trabajo como metodistas. Más bien, la gente local que mostraba capacidad de liderazgo eran promovidas a través de una sucesión de cargos menores hasta que la capacidad era reconocida en los niveles superiores por medio de la consagración a la itinerancia [63].
Finalmente, los líderes comenzaron a reunirse semanalmente con sus supervisores o “administradores”, para recibir ánimos e instrucción.
Supervisión
Wesley fue el principal visionario y promotor de las reuniones de las clases metodistas. Sin embargo, Wesley tuvo que seguir poniéndose a un lado y delegar a otros a niveles cada vez más altos de liderazgo. Latourette dice:
Durante un tiempo, el propio Wesley visitó cada una de las sociedades para supervisarlas y para hacer cumplir la disciplina. A medida que aumentaron, esto se convirtió en imposible de continuar haciendo y reunía a sus predicadores en conferencias anuales. . . A medida que las sociedades y los predicadores crecieron en número, él estableció “circuitos” con predicadores viajeros, y tan pronto como colocó un asistente para sí, este fue puesto como superintendente a cargo de cada circuito. Él mismo se mantuvo en control autocrático de todo[64].
Wesley hizo todo lo posible por servir de cerca y mantenerse en contacto con el próspero ministerio, pero al final se dio cuenta que no podía estar presente en todas partes. Él retrocedió y permitió que otros se hicieran cargo. La supervisión administrativa primaria se llevó a cabo en las reuniones semanales de supervisión (liderazgo de sociedad). Estos supervisores fueron designados por Wesley y recibirían los informes de los líderes y ofrecían consejo y aliento. Henderson escribe:
Cada metodista se encontraba bajo la supervisión directa e inmediata de otra persona. Había un énfasis constante en “llevar las cargas de los demás”, por lo que ni siquiera la más leve aflicción pasaba desapercibida. . .Los procesos metodistas del grupo estaban bajo un sistema simple, pero exhaustivo de vigilancia constante. Del mismo modo que un científico puede supervisar un sistema complicado y vasto viendo un panel o medidores, diales, y marcadores, así el predicador metodista local podía controlar a la sociedad mediante el examen de los libros de la clase y los registros que se presentaban con regularidad [65].
La supervisión de los que habrían de pastorear el rebaño fue una razón fundamental por la que los metodistas fueron capaces de seguir creciendo. Cuidaban de los líderes en todos los aspectos. Las clases formaban una sociedad; las sociedades fueron organizadas por distritos; y los distritos fueron distribuidos en provincias o naciones, con Wesley, el principal líder y visionario.
Reuniones de las Clases en Norte América
A medida que el metodismo se fue trasplantando de los ingleses a suelo estadounidense en la segunda mitad del siglo XVIII, las reuniones en las clases se fueron arraigando firmemente en el contexto americano. De hecho, cuando el metodismo se convirtió en una denominación formal en los Estados Unidos en 1784, la reunión de la clase fue registrada como un requisito para ser miembro. Los primeros metodistas en Norteamérica eliminaban a los que no asistían regularmente a una reunión de clase. También utilizaron el sistema de los boletos como un método de comprobación de entrada para la reunión más grande. Sin embargo, esos boletos se convirtieron gradualmente, cada vez más, en un símbolo de la identidad metodista y no eran un medio de entrada en el servicio de adoración. Peter Cartwright era un predicador metodista del siglo XIX y político en Illinois, que compitió contra Abraham Lincoln por un escaño en el Congreso de Estados Unidos en 1846, y perdió. Él escribió acerca de la clase:
Las reuniones de las clases han sido propiedad y bendecidas de Dios en la Iglesia Metodista Episcopal, y a partir de la experiencia de más de cincuenta años, dudo que cualquiera de los medios de gracia haya resultado tan exitoso en la construcción de la Iglesia Metodista como este bendito privilegio…Que el tiempo nunca venga cuando las reuniones de clase sean puestas a un lado en la Iglesia Metodista Episcopal, o cuando estas reuniones de la clase dejen de ser una prueba de la afiliación entre nosotros. Ruego y suplico por líderes de clases que sean puntuales en asistir a sus clases, y si alguno de sus miembros se mantiene alejado por cualquier causa, que los cazen, que averigüen la causa de su ausencia, que oren con ellos y que les insten al importantísimo deber de asistir regularmente a la reunión de la clase. Mucho, mucho, depende de los líderes de clases fieles y religiosos; y ¿cómo se presentará el líder de la clase infiel en el juicio aquel gran día, cuando por su negligencia muchos de sus miembros se hubieran desviado, y finalmente se pierdan?[67]
Las reuniones de la clase dieron a hombres y mujeres un sentido de propósito y dirección a medida que crecían juntos en la santidad cristiana.
Declive de las Reuniones de las Clases
Muchos metodistas hoy ni siquiera han oído hablar de una reunión de la clase, y la mayoría no están practicando las reuniones de clase semanales. La pregunta es ¿por qué?
De la Sociedad a la Iglesia
Wesley se resistió a la separación de la Iglesia de Inglaterra hasta el día de su muerte. Esto hizo que la transición de la sociedad a la iglesia fuera difícil después de su muerte. Wesley argüía que Dios les había levantado en el seno de la Iglesia de Inglaterra para ser una “orden testificante”. Debido a que se negó a identificar el metodismo como iglesia, no fue forzado a integrar la estructura de clases dentro de una iglesia local independiente. Watson escribe: “No sólo fue esta progresión de la sociedad a la iglesia contraria a las intenciones reformistas de Wesley: probó ser debilitante para la reunión de la clase”[68]. Debido a que Wesley no condujo el cambio de la sociedad a la iglesia, la estructura de las clases se hizo menos importante en la transición.
Membresía
Wesley así como otros se apresuraron a remover miembros descarriados con el fin de purificar la sociedad, pero esos mismos miembros podían seguir participando en la Iglesia Anglicana, de las cuales el Movimiento Metodista era parte. Cuando el metodismo dejó de ser una sociedad voluntaria, eliminar a alguien de la membresía por no asistir a una reunión de la clase se convirtió en un problema. Si una persona era expulsada de la membresía por no asistir a una reunión de la clase, significaba que el individuo era excomulgado de la iglesia local, aislados de la comunidad de los fieles, y no podía participar de los sacramentos.
Tal pena parecía excesivamente dura, especialmente para aquellos que venían regularmente a las otras reuniones de la iglesia. En 1889, el comité de la conferencia declaró que la clase era importante, pero fallar en unirse a una clase no era causa para que una persona perdiera la membresía. La clase se hizo opcional. Se convirtió en otra alternativa para el crecimiento, pero no en el fundamento para unirse a la iglesia. Watson escribe: “Ante la falta de una doctrina Metodista clara de la iglesia, la reunión de la clase se convirtió en un medio central de comunión o confraternidad en lugar del fundamento de la membresía de la iglesia, y las normas de Wesley de la santidad personal se hicieron más ampliamente sociales” [69].
La Naturaleza de la Iglesia
Hemos visto que el metodismo operaba dentro de la Iglesia Anglicana, y la pasión de Wesley era reformar la Iglesia Anglicana a través de la propagación de la santidad bíblica. Wesley nunca se preocupó por la estructura de la iglesia y la política, porque todos en el movimiento metodista se consideraban anglicanos. Wesley vio la reunión de la clase como una de las disciplinas espirituales para llegar a ser como Jesús. Pero él nunca consideró la clase como la iglesia.
El involucramiento en una clase era un medio de gracia, pero como no había ninguna doctrina clara de la iglesia, la participación en una clase sólo era uno de los medios de gracia, entre otros. Henry Rack escribe: “[la reunión de la clase] siempre era susceptible de sufrir de otros medios de gracia populares y quizás menos “oficiales” [70]. Wesley se apresuró al admitir que sus reglas para las sociedades no eran más que las aplicaciones humanas de las normas divinas. Cuando los metodistas llegaron a considerarse a sí mismos como una iglesia oficial, no vieron la clase tan importante como la reunión de la iglesia más grande el domingo.
El Problema de las Prioridades
Las iglesias metodistas pronto comenzaron a construir y poseer sus propios edificios. La escuela dominical, los programas, el ministerio de educación y otras actividades comenzaron a llenar el calendario de la iglesia. Muchas iglesias todavía creían en las reuniones de las clases, pero cada vez se fue haciendo menos una prioridad insistir en que cada miembro asistiera a una reunión semanal de las clases fuera del edificio. Poco a poco, la necesidad de reunirse en grupos disminuyó debido a una nueva estructura, moderna y sistema de vida de la iglesia. Después de todo, los miembros de la iglesia venían a escuchar el sermón cada domingo, asistían a clases de escuela dominical, y tal vez a una reunión de oración entre semana. Tal vez algunos vieron la escuela dominical como su reunión de clase o sustituyeron su reunión de clase por el estudio bíblico o reunión de oración a la mitad de la semana en el edificio de la iglesia. El centro de la vida de la iglesia, en otras palabras, se enfocó en las actividades dentro del edificio. Una amplia gama de programas, reuniones y de eventos más grandes finalmente reemplazaron el lugar central de la reunión de la clase.
Charles Edward White notó que las reuniones de las clases tuvieron un declive en América debido a lo que él llamó el “pastor acomodado”. Se dio cuenta que cuando había predicadores de circuito, la reunión de la clase era el centro de la vida de la iglesia, porque el pastor o predicador del circuito sólo hacían visitas de vez en cuando y, en su ausencia, la clase funcionaba como la iglesia. Después de que pastores fueran designados a las iglesias, ya no parecía haber la misma necesidad de las reuniones de las clases. El sermón era suficiente[71]. Frederick Norwood observa:
El punto más importante de la clase coincide con el entusiasmo del predicador. Su declive data a partir de cuándo se acomoda. [Antes] se necesitaba al líder de la clase para desempeñar esas funciones pastorales, que son parte de un ministerio equilibrado. Pero cuando el predicador se acomodó… el líder de la clase…se convirtió en una rueda innecesaria[72].
Cuando el pastor “acomodado” comenzó a ocuparse de todas las estructuras y programas, era a menudo abrumador priorizar también la reunión de la clase. Muchos comenzaron a ver la reunión de la clase como un programa más. Algunos simplemente dejaron de luchar con la tensión existente entre la reunión más grande y la pequeña célula. Watson escribe:
Confrontado por el discipulado radical de estos ecclesiola contemporáneos, hay muchos miembros de iglesias norteamericanas de largo recorrido que están muy conscientes de ser desafiados por un llamado a un mayor compromiso, pero con toda sinceridad no saben cómo responder a él sin rechazar la mayor parte de lo que han conocido hasta ahora como actividad eclesiástica. Convertirse en ecclesiola parece presentar una alienación inevitable de la ecclesia, por mucho que se buscaba y se mantenía una relación estructural. No es exagerado decir que para algunos, la tensión de este dilema es suficientemente intenso para que ellos renuncien a la lucha, y conformarse con la suavidad de la religiosidad popular [73].
Muchos pastores sustituyeron las reuniones transformacionales de clase semanales con grupos pequeños ocasionales o grupos de tareas que eran más como programas de la iglesia que reuniones de clase Wesleyanas. Incluso la reunión de oración era un sustituto de la reunión de la clase, en lugar de ser un medio para mejorarla. Durante la década de 1830, hubo menos y menos referencias a las reuniones de clase y esta fue la época en que las iglesias comenzaron a enfatizar las reuniones de oración de la iglesia. Watson escribe:
Durante la década de 1830, el papel que [las reuniones de clase] habían jugado hasta entonces como una puerta para entrar a las sociedades fue asumida por la reunión de oración—, especialmente reunión de oración de después de la predicación en la barandilla del comulgatorio o en la sacristía. De hecho, la vitalidad espiritual en general se relacionaba más frecuentemente con las reuniones de oración que con las clases. Eran reuniones menos estructuradas y más espontáneas, y eran más fácilmente adaptables a las actividades institucionales de la capilla que a la espiritualidad interpersonal de las reuniones de clase[74].
De laTransformación a la Información
Otra razón para el declive de las reuniones de las clases fue el cambio de énfasis de la transformación a los grupos de aprendizaje basados en el currículo. Kevin Watson escribió un libro (2013) llamado, La Reunión de Clase: Reclamando una experiencia olvidada (y esencial) de los grupos pequeños. Él escribe:
El declive de la reunión de la clase comenzó a mediados del siglo XIX. El rechazo a la reunión de la clase podría ser discutido en una variedad de maneras. Una explicación es que el surgimiento del movimiento de la escuela dominical empujó gradualmente la reunión de la clase a los márgenes del metodismo, causando finalmente que desapareciera por completo…el movimiento de la escuela dominical condujo a un acercamiento a los grupos pequeños donde un grupo de personas se reunían para aprender de uno que se consideraba experto, ya sea el líder del grupo pequeño o el autor de un libro que el grupo estuviera estudiando. En otras palabras, el movimiento de la escuela dominical desplazó la atención del enfoque en la experiencia cristiana y sobre cómo convertirse en un cristiano profundamente comprometido, algo que Asbury había apoyado con tanta fuerza.
Watson añade: “los metodistas se volvieron adictos al currículo o plan de estudios y poco a poco se tornaron hacia grupos pequeños impulsados por la información.”A principios del metodismo, el crecimiento personal en la santidad era lo más importante. En cuanto la información se convirtió en la nueva prioridad dominante, la escuela dominical se convirtió en un fenómeno creciente. Las personas querían aprender una nueva verdad, pero no sentían la misma necesidad de reunirse en los hogares para hablar sobre el estado de sus almas. En los primeros días, la reunión de la clase trataba más sobre la propia relación actual de las personas con Dios, y cómo vivían su vida cristiana. Sin embargo, a medida que los grupos impulsados por el currículo se volvían más importantes, aquellos en los grupos pequeños asumieron un rol de aprendices— aquellos que recibían la información, en vez de tener un papel de participante activo [76].
Cuando una persona se siente incómoda al hablar de su relación con Dios, un estudio impulsado por un currículo puede ser menos intimidante. Una persona puede hablar del contenido, en lugar de realmente hablar de su relación con su creador. En muchas iglesias metodistas, las “clases” metodistas, literalmente, se convirtieron en “clases” de escuela dominical.
Desafortunadamente, a principios del siglo XX, la reunión de la clase estaba casi totalmente extinguida en América. Ocasionalmente los historiadores se referían a ella, pero era mucho más fácil encontrar un boleto de las primeras reuniones de la clase Metodista que a un grupo de metodistas que en realidad se estuvieran reuniendo, como una reunión de la clase. En lugar de hablar entre sí acerca de su experiencia con Dios y de su búsqueda de la santidad, los metodistas estaban hablando entre sí acerca de ideas abstractas que eran cada vez más difíciles de conectar con los detalles íntimos y cotidianos de sus vidas. La reunión de la clase se convirtió en una reliquia arqueológica en lugar del vehículo para el discipulado cristiano[77].
NOTAS
- Young, p. 113.
- Brown, p. 39.
- Hunter III, p. 56.
- William Walter Dean, en su disertación sobre el sistema de clases de Wesley escribe: “La división celular es mucho menos común de lo que se podría haber esperado. La formación de nuevas clases fue el método más frecuente usado para el crecimiento”. (Dean 1985:266).
- Hegre, p. 8.
- Hunter III, p. 56.
- David Lowes Watson, p. 119.
- Hunter III, p. 56.
- Pallil, p. 110.
- Brown, p. 39.
- Ibid.
- Young, p. 113.
- Snyder, p. 58.
- David Lowes Watson, p. 101.
- Frederick A. Norwood, ed., The Doctrines and Discipline of the Methodist Episcopal Church in America (Las Doctrinas y Disciplina de la Iglesia Episcopal Metodista en América).Con notas explicativas de Thomas Coke y Francis Asbury, Facsímil ed. (Evanston, IL : El Instituto para el Estudio del Metodismo y Movimientos Relacionados, Garrett-Seminario Teológico Evangelico, 1979), 147 (de ahora en adelante, 1798 Doctrinas y Disciplina), citado en Kevin Watson, Kindle Locations 1798-1801.
- David Lowes Watson, p. 103.
- David Lowes Watson, p. 98.
- Ibid., p. 103.
- Henderson, p. 149.
- Latourette, p. 1,027.
- Henderson, p. 144.
- Kevin Watson, Kindle Locations 459-463.
- Peter Cartwright, The Autobiography of Peter Cartwright (La Autobiografía de Peter Cartwright)(Nueva York: Carlton y Porter, 1857), 519-520. Accesado en http://vitalpiety.com/author/deeplycommitted/page/5/ el lunes 23 de diciembre de 2013.
- David Lowes Watson, p. 136.
- Ibid., p. 137.
- Henry Rack, “The Decline of the Class-Meeting and the Problems of Church-Membership in Nineteenth-Century Wesleyanism,” (El Declive de la Reunión de Clase y los Problemas de la Membresía en el Weylanismo del Siglo XIX) WHS Proc 39 (1973-1974), pp. 12-21.
- Charles Edward White, The Rise and Decline of the Class Meeting(El Surgimiento y el Declive de la Reunión de la Clase) (Spring Arbor, Michigan). Accesado en http://myweb.arbor.edu/cwhite/cm.pdf el lunes 5 de mayo de 2014.
- Frederick A. Norwood, The Story of American Methodism(La Historia del Metodismo Americano) (Nashville: Abingdon, 1974), p. 132.
- David Lowes Watson, p. 142.
- Ibid., p. 137.
- Kevin Watson, Kindle Locations 193-195.
- Ibid., Kindle Locations 227-241.
- Ibid., Kindle Locations 802-808).
REFRENCIA
Comiskey, Joel. (2014). Los metodistas: lidearzgo pastoral . Mayo 14, 2022, de Joel Comiskey Group Sitio web: https://joelcomiskeygroup.com/es/recursos/church_leadership/es_metodistas/