HISTORIAS DE UNA HISTORIA

HISTORIAS DE UNA HISTORIA

Nota de la dirección: Como preparación para un libro que planea publicar en fecha próxima con sus memorias, el Pbro. Baltazar González Carrillo ha creado una página de Facebook titulada “Historias de una Historia por Baltazar González Carrillo”, donde periódicamente realiza entregas con anécdotas de su vida y ministerio. Aquí insertamos una de dichas historias, agradeciendo al Pastor Baltazar el permiso para publicarla:


HISTORIA NÚM.63

MIS OBISPOS

Por las historias narradas hasta aquí ya se han dado cuenta que mi vida hasta los 20 años se desenvolvió en mi Iglesia local y el resto de mi vida fue el seminario, el ministerio pastoral, mi jubilación y el ministerio Kairós. Con esto quiero decir que toda mi vida ha estado ligada a la Iglesia Metodista de México. Es por eso que hago un nuevo paréntesis para contarles sobre los obispos de mi niñez, adolescencia, juventud y buena parte de mi ministerio pastoral… me quiero referir a ellos:

Dr. Eleazar Guerra Olivares: En 1950 se celebró en el templo San Pablo de Torreón la Conferencia General de la Iglesia Metodista de México. Yo tenía nueve años de edad; mi mamá colaboraba con otras hermanas preparando los alimentos para los pastores y delegados a dicha Conferencia y por eso yo pasaba dos o tres horas diarias acompañando a mi mamá y ayudando con los mandados que me ordenaba, pero me daba tiempo para entrar al templo en donde sesionaban los miembros de la Conferencia…

Era la primera vez que yo veía a tantos pastores juntos y muchos delegados de todo el país, todos vestían de traje y corbata y la mayoría con traje negro. Yo estaba en verdad muy asombrado al ver la organización y hasta los detalles de dicha reunión… en la mesa del presídium estaba un hombre vestido de riguroso traje negro, de lentes, pelo entrecano y con una personalidad extraordinaria Todos se referían a él diciéndole: Señor Obispo… luego supe que se trataba del Dr. Eleazar Guerra Olivares, Obispo presidente de la Iglesia Metodista en todo el país… Una noche estuvimos en un culto de la Conferencia y el predicador fue precisamente el Señor Obispo… en los escasos años de mi vida nunca había escuchado a un predicador tan fogoso, elocuente y lleno de la sabiduría de Dios… hablaba con autoridad y a la vez con sencillez y con un amor muy grande para el Señor y para Su Iglesia…Con el paso de los años seguí conociendo la trayectoria de nuestro Obispo Eleazar Guerra: su ciudad de origen, sus estudios y los años de su ministerio episcopal…

Pasaron muchos años y siendo un estudiante del Seminario, el Dr. Guerra seguía siendo nuestro Obispo; y en 1962 los seminaristas deseábamos asistir al Congreso Nacional de la Juventud Metodista en Monterrey Nuevo León, y yo formé parte de la comisión de estudiantes que acudimos a su oficina para solicitarle su ayuda económica para este viaje, la cual fue correspondida con una generosa ofrenda que nos permitió rentar un autobús especial en el que viajamos cómodamente hacia el norte…

Tengo en mis recuerdos una experiencia por demás interesante: en 1959 el Pbro. José Garza Flores era nuestro pastor en Torreón y había sido amigo y compañero del Obispo Guerra desde su juventud. Nuestro pastor invitó al Señor Obispo como predicador de la Semana Santa de ese año; llegó el sábado 21 de marzo, estaba de visita la Señorita Diaconisa Maclovia Garza Flores, hermana de nuestro pastor, y curiosamente el Obispo Guerra, la Señorita Garza Flores y yo (que trabajaba como secretario del pastor) cumplíamos año; y por tal motivo la hermana Lucita Ortiz de Garza Flores, esposa de nuestro pastor, preparó una sabrosa comida para celebrar el cumpleaños de los tres… Yo me sentía feliz pero a la vez abrumado al estar sentado a la mesa con el señor Obispo, la familia pastoral y su distinguida huésped… Al terminar la comida el señor Obispo sacó de su portafolio un pequeño libro que contiene poesías escritas por él, me lo regaló no sin antes escribir una breve dedicatoria… Todavía conservo en mi biblioteca tan pequeño y grande libro del Dr. Eleazar Guerra Olivares, mi primer Obispo.

Pbro. Rolando Zapata Olivares: El cuadrienio 1954-1958 fue presidido por el Obispo Rolando Zapata Olivares. Él era un hombre alto, muy moreno, elegantemente vestido, muy culto y con un profundo conocimiento Bíblico- teológico; además era un gran orador y escuchar sus sermones era toda una enseñanza con el tema de la ocasión.

Tuve muy pocas oportunidades de convivir con él en virtud de mi juventud y sin tener idea de lo que vendría años más tarde con mi decisión de servir al Señor como pastor.

Creo que fue en 1959 cuando el reverendo Manuel Escamilla, que ocupaba el cargo de Superintendente de nuestro Distrito, murió repentinamente (el pastor Escamilla radicaba en Torreón) y el Obispo Zapata voló de la Ciudad de México para oficiar el funeral y a la vez nombrar a un Superintendente Interino (el Superintendente Interino fue el pastor Garza Flores, que venía de Nuevo Laredo, Tamaulipas).

Aunque no fueron muchas oportunidades de tratar al Obispo Zapata, guardo un grato recuerdo de su extraordinaria personalidad y siendo un estudiante en el seminario pude conocer a su esposa “Geñita” y a sus hijos Mario Alberto y Rolando, con quienes entablé una bonita amistad; y especialmente con Rolando, quien fue mi compañero en el seminario y años más tarde como pastores.

Dr. Alejandro Ruiz Muñoz: Durante el cuadrienio 1958-1962 comencé a ejercer el liderazgo juvenil y por lo tanto era miembro del Gabinete Nacional de la Juventud Metodista; y nuestro principal asesor era el Secretario de Educación Cristiana, cargo que desempeñaba eficientemente el pastor Alejandro Ruiz Muñoz… En Torreón vivíamos dos miembros del Gabinete Nacional, Elsa Ferrell en su calidad de Vicepresidente y yo como Secretario de Intermedios, ambos para el norte del país. En las visitas que el pastor Ruiz hacía a Torreón era hospedado en la casa de Elsa y por el afecto que había entre nosotros el pastor Ruiz nos hospedaba a Elsa y a mi cuando teníamos sesiones de trabajo del Gabinete Nacional en la Ciudad de México…Fue allí, en la casa del pastor Ruiz, en donde conocí a su apreciable esposa, la Señora Ruth Guerra de Ruiz, por cierto, hija del Obispo Eleazar Guerra; también conocí a sus niños Alejandro, Eleazar y Rubén (Rutita todavía no nacía). En esta relación del trabajo juvenil nuestro afecto creció y nuestra amistad se fortaleció… Creo que todos los jóvenes y señoritas de esa época le manifestamos al pastor Alejandro Ruiz un gran cariño y a su vez nosotros lo recibimos de él… Fueron muchos los logros alcanzados en Congresos, Convenciones, Campamentos y todo tipo de actividades espirituales, culturales y deportivas. El pastor Alejandro Ruiz Muñoz fue un excelente líder al que siempre recordaremos con gran respeto y amor cristiano.

Cuando yo ingresé al seminario en 1962, en ese mismo año se celebró la Conferencia General de la Iglesia Metodista de México en el templo “El Mesias” de la calle Balderas de la Ciudad de México, D.F. Miguel Hernández, mi compañero en el Seminario, me invitó a la sesión en la que se elegiría al nuevo Obispo, así es que fui testigo de la elección del pastor Alejandro Ruiz Muñoz como Obispo de la Iglesia Metodista de México.

El Pbro. Alejandro Ruiz Muñoz fue consagrado Obispo por el Dr. Eleazar Guerra Olivares, quien era el Obispo saliente y curiosamente su suegro. En virtud de que el Obispo Alejandro Ruiz Muñoz fue reelecto durante cinco cuadrienios (20 años) mi vida como seminarista, y luego como pastor estuvo ligada a su episcopado; y por lo tanto no tengo contabilizadas las tantas ocasiones de convivir con él en las Conferencias Generales, Anuales, Distritales, en sus visitas en cada Iglesia  donde justamente él me nombró… Siempre recibí un trato cordial y sus consejos y sus amonestaciones me ayudaron a mejorar mi vida pastoral.

Pasados los años Dios me llevó al ministerio episcopal y pude comprender la tarea de mis queridos Obispos Eleazar, Rolando y Alejandro. Guardo un recuerdo muy especial cuando el Colegio de Obispos de América Latina celebraron un retiro en Oaxtepec, Morelos y al cual fuimos invitados el Doctor Alejandro Ruiz Muñoz y yo siendo ya ex-obispos. Una mañana, dentro de las actividades del retiro, se organizó una caminata que consistía en hacer un recorrido por parejas; es decir, dos obispos caminarían juntos hasta determinado lugar; uno de los dos le contaría al otro, sus alegrías, sus tristezas, sus problemas y sus propósitos; el compañero sólo escucharía y al llegar al lugar determinado el que escuchó oraría por el que habló; luego vendría el regreso en donde se haría lo mismo a la inversa. Quiero contarles que fue el Obispo Alejandro Ruiz Muñoz mi compañero en aquella caminata, y al término de ella no sólo oramos, también lloramos y en un momento experimentamos el gozo de ser siervos de Dios, predicadores de Jesucristo y movidos por el Espíritu Santo nos abrazamos y reímos y le dimos gracias al Señor por este re-encuentro después de muchos años de servir al Señor y a Su Iglesia.

Pbro. Joel Mora Peña: Para referirme a mis dos últimos obispos -Joel Mora Peña y Miguel Hernández Sánchez- debo llevarlos a la Síntesis Histórica de la Iglesia Metodista de México y debo contarles que en 1972, en una Conferencia General Extraordinaria, se buscó actualizar y agilizar el gobierno y administración de la Iglesia. Para ello se implementó una Nueva Estructura que consistió en organizar dos Áreas Episcopales, la del Centro y la del Norte; cada Área podría organizarse en varias Conferencias Anuales, y por primera vez, se acordó que cada Área eligiera a su propio Obispo… De esta manera en 1974, en las  Conferencias Anuales de ambas Áreas -primero en la del Centro- fue reelecto por última vez el doctor Alejandro Ruiz Muñoz; y luego en el Área del Norte en su respectiva Conferencia Anual Fronteriza fue electo obispo, el Pbro. Joel Mora Peña para el cuadrienio 1974-1978.

Mi vida ha estado muy cercana a la del Obispo Joel Mora Peña, pues su padre, el Pbro. Josué L. Mora, fue mi pastor siendo yo un niño y por lo tanto hice amistad desde entonces con Joel, sus hermanos Josué, Raquel y Arnoldo, sin dejar de mencionar a la muy querida y recordada Amadita, esposa y mamá de esta querida familia pastoral.

Pasados los años y ejerciendo el liderazgo juvenil me reencontré con Joel y Josué como pastores de la Iglesia y nuestra amistad resurgió nuevamente, pero ahora con las mismas metas y propósitos en la obra de Dios. Joel fue reelecto para el cuadrienio 1978-1982 (durante el cuadrienio 1970-1974 Joel fue mi superintendente). Fue así como nuestra relación de obispo-pastor se acrecentó y se fortaleció… Dios me dio muchas oportunidades de servir en nuestra Conferencia en los dos periodos episcopales de mi amigo, hermano y consiervo Joel Mora Peña… Ocupé distintos cargos, entre ellos: Presidente Conferencial de Estudios Ministeriales, Secretario de Estadística y Archivo, Secretario de la Conferencia Anual, Director del Trabajo Juvenil y miembro de otras comisiones como Cronista, miembro de la Comisión de Relaciones, miembro de la Comisión de Interpretación de la Disciplina, además delegado a la Conferencia General en 1978 y 1982.

En cuanto a nuestra relación familiar tuvimos la oportunidad de estar muy cercanos por nuestra amistad desde la niñez… tuve el privilegio de oficiar la ceremonia nupcial de su hija Nilda Mora Sánchez con el joven Héctor Gómez…Tanto Nilda como sus hermanas Lilian, Miriam y Lizeth nos llaman a mi esposa y a mi cariñosamente “tíos”. Nuestro afecto para Joel y para Hilda su esposa lo hemos manifestado abiertamente con amor y respeto.

Con el obispo Joel Mora Peña el Área del Norte se vio fortalecida, muy unida y muy entregada al cumplimiento de la Gran Comisión. La personalidad del Obispo Mora, su don de gentes y su facilidad para comunicarse con sus consiervos, funcionarios y feligresía en general le hicieron pasar a la historia de nuestra Conferencia como un buen obispo.

Pbro. Miguel Hernández Sánchez: Mi amistad con el pastor Miguel se inició en nuestros años de estudiantes en el Seminario Evangélico Unido, Mike -como le llamábamos- ya cursaba el tercer año cuando yo ingresaba, pero en esos dos años de compañerismo pudimos construir una sincera y fuerte amistad… Pude convivir muy cercanamente con su apreciada familia: Noemi, su esposa (Mimí), y sus hijos Marta, Samuel, Norma y Luis Miguel… 

Miguel y yo nos volvimos a encontrar ya en el pleno ejercicio del ministerio pastoral, él en el Noroeste y yo en el Distrito Oriental; pero a pesar de la lejanía en cada Conferencia Anual, General o algún otro evento Nacional nuestra amistad continuaba… Con su traslado del noroeste a la Iglesia la Trinidad de Monterrey tuvimos más frecuentes oportunidades de vernos y de trabajar juntos… Recuerdo muy bien la ocasión en que me visitó como predicador invitado en una semana de avivamiento en la Iglesia San Pablo de Piedras Negras, Coah.. Nunca olvidaré la noche en que mi hermano Miguel recibió el bautismo con el Espíritu Santo, experiencia que marcó su vida y lo preparó para lo que vendría más adelante.

En 1982 fue electo obispo para el Área Episcopal del Norte y fue reelecto para el cuadrienio 1986-1990.

Los dos cuadrienios del Obispo Miguel Hernández fueron de una intensa actividad en todo el norte. Nuestra Conferencia crecía espiritualmente por el impulso del Espíritu Santo y la dinámica que le imprimía el Obispo Miguel; también la Iglesia crecía en nuevos campos misioneros, en la formación de nuevas iglesias y en un notable aumento de pastores, pastoras y líderes laicos… El Servicio Social se movía armoniosamente en un buen entendimiento con la vida eclesiástica; las finanzas aumentaron notablemente con la práctica de la mayordomía cristiana, especialmente basadas en los diezmos, primicias y ofrendas que cada miembro de las congregaciones le entregaban al Señor y su Obra.

En el último cuadrienio del Obispo Miguel Hernández su salud se vio menguada por la enfermedad. Sin embargo, el Obispo -con fe y valor y el acompañamiento de la oración de todos sus hermanos y amigos- le sacaron adelante hasta el mes de julio de 1990, fecha en que culminó su larga, fructífera y hermosa trayectoria… Un año después de esta fecha el Obispo Miguel Hernández Sánchez durmió en el Señor. Su recuerdo sigue inspirándonos para seguir sirviendo sin desmayar.

Para estos mis obispos queda la palabra:

“…APACENTAD LA GREY EN LA CUAL EL ESPÍRITU SANTO OS HA PUESTO COMO OBISPOS” (Hechos 20:28)


Fuente: https://www.facebook.com/autobiografiabaltazargonzalezcarrillo/photos/a.1418694535054125/3186809001575994/

Semblanza: El Pbro. Baltazar González Carrillo es egresado del Seminario Evangélico Unido (1962-1965); ha ocupado diez cargos pastorales a lo largo de 40 años. Además, ha sido Superintendente de Distrito, Director del Seminario “(Juan Wesley)” (1983-1988) y Obispo de la Conferencia Norcentral (1990-1998). Se jubiló en el 2004 y actualmente le sirve a Dios como predicador y maestro en el Ministerio Kairos (2004-2022).