Pastores Ana Domínguez y Mario Torres
Iglesia Metodista “Lirio de los Valles”
Ya son tres años desde que mi esposa Ana Domínguez y yo decidimos venir a la Sierra de Rayones, para ser más específicos al ejido Pablo L. Sidar, mejor conocido como Casillas. Desde nuestra conversión a la fe en Cristo sentíamos el llamado a lugares donde no se ha predicado el evangelio, a las zonas más remotas del planeta. Así que para comenzar este ministerio oramos a Dios para que nos dirigiera al lugar donde deberíamos iniciar nuestra preparación.
Durante algunos viajes misioneros a Casillas Ana y yo notamos algunas necesidades para las comunidades de la zona, entre estas necesidades principalmente la predicación del evangelio. Sentimos que Dios nos estaba haciendo el llamado a este lugar; aunque siendo honestos teníamos muchas dudas, incertidumbre, miedos y confusión, pues no teníamos prácticamente nada para llegar a ese lugar -hablando de cosas materiales- y tampoco la casa pastoral estaba terminada.
Inmediatamente recordamos las palabras de Jesús cuando envió a los doce discípulos y les dijo: “No lleven nada de dinero en el cinturón, ni monedas de oro ni de plata, ni siquiera de cobre. No lleven bolso de viaje con una muda de ropa ni con sandalias, ni siquiera lleven un bastón. No duden en aceptar la hospitalidad, porque los que trabajan merecen que se les dé alimento” (Mateo 10:9-10 NTV 2010)
Entonces entendimos que estábamos listos para tomar el desafío y ser enviados, confiando en que Dios estaría con nosotros supliendo todas nuestras necesidades; y que no había que preocuparnos por llevar cosas extra, cosas que realmente no necesitaríamos o que debíamos esperar hasta tener todo lo que necesitaríamos; lo que teníamos en nuestras manos, mente y corazón sería suficiente. Y hoy podemos decir como aquellos setenta discípulos que fueron enviados y al regresar Jesús les preguntó: ¿Que les hizo falta? Y ellos dijeron que nada les hizo falta.
Ya iniciando el ministerio que Dios nos había encargado, pudimos notar cuatro áreas de necesidad en las comunidades de la Sierra: el evangelio, la salud, la economía y la educación.
Tenemos en claro que nuestra principal tarea es llevar el mensaje de salvación, y dedicamos la mayor parte del tiempo a ello. Iniciamos con algunas actividades con la iglesia como: reuniones de oración, visitas a los hogares, pláticas de consejería (ya que nunca habían tenido actividades permanentes). Durante la pandemia Dios nos abrió puertas en otras comunidades: iniciamos con visitas para después tener reuniones de culto con las familias de tales comunidades. Hasta el día de hoy esa ha sido nuestra dinámica de trabajo, nos enfocamos en llegar a más comunidades de la zona y en preparar discípulos entre los congregantes.
Quisiera hablar de las otras áreas que como parte del ministerio desarrollamos. Por ejemplo: en área de la salud, cumplimos con la función de “farmacia” pues no se encuentra medicamento en toda la zona; distribuimos medicamentos a más de cincuenta familias en la región; además las personas son atendidas en primeros auxilios por Ana, pues en ocasiones no hay médicos en la comunidad y las personas acuden con nosotros; también brindamos medicamentos para tratamientos crónicos como son presión alta y baja y diabetes. Todo el medicamento lo recibimos en donativos y ofrendas
Les comento que las farmacias más cercanas se encuentran a más de cien kilómetros de distancia; y si a esto le añadimos que las población en ese lugar no cuenta con el recurso económico para adquirir medicamentos la situación se vuelve muy crítica. Es por ello que iniciamos con este proyecto con el cual también nos hemos fijado como meta llevar brigadas médicas cada determinado tiempo, pues somos testigos del sufrimiento de las comunidades por no poderse atender médicamente y no encontrar medicamento.
El área de la educación, al igual que en área de la salud, está muy descuidada en los niños: los maestros son inconstantes, pues vienen de otros municipios; los niños no cuentan con los materiales necesarios para sus clases, pues no hay papelerías; la mayoría de los padres son analfabetas; éstos y otros factores que influyen en la comunidad nos dan resultados muy adversos en la educación. Cuando iniciamos nuestras primeras clases bíblicas notamos que los niños de quinto y sexto de primaria no sabían leer, nos comentaron que graduaban de la primaria y con mucha dificultad podían leer y escribir. Así que durante las tardes y los periodos de vacaciones, Ana y yo iniciamos clases de apoyo escolar, donde enseñamos educación básica como aprender a leer y escribir.
Hemos visto en algunos el deseo de aprender y seguir estudiando. Nuestra meta es que algunos de ellos lleguen a concluir la secundaria o la preparatoria, aunque esto implique un reto aún mayor, pues sólo hay una telesecundaria en la zona y las preparatorias se encuentran muy lejos; pero lo que a nosotros nos parece imposible, para Dios es posible.
Como iglesia brindamos a los niños material escolar y didáctico como son libretas, lápices, colores, tijeras, etcétera; pues como ya lo he comentado, para ellos es muy difícil conseguirlo. De gual manera que los medicamentos, todo este material lo recibimos donado y por ofrendas.
La economía es otro factor de necesidad entre las comunidades, no sólo por la falta de empleos, o por falta de cultivos o agronomía, pues hemos visto cómo la gente es muy trabajadora y poseen muchos recursos naturales. Pero imagina que muchos de ellos no saben hacer cuentas para sus ventas; no han aprendido una buena administración, pues nadie les ha enseñado; y sufren abuso en sus cosechas por parte de compradores externos, son amenazados o se aprovechan de su confianza. Todos estos factores influyen para que su economía sea muy baja.
Oramos a Dios para saber qué debíamos hacer para contrarrestar estas injusticias y fuimos guiados a crear una distribuidora de productos nativos de la comunidad, que les pudiera dar garantía del valor justo por sus cosechas, que creara un sistema de administración y auto sustento y que le diera el valor a su trabajo. Al igual que los otros proyectos que desarrollamos teníamos incertidumbre de cómo funcionaria, si sería viable o sería sustentable, pero la fe en un Dios de gracia nos convenció de iniciarlo. No ha sido nada fácil, son días de mucho trabajo; pero hemos visto el sustento de Dios en estos dos años y medio del proyecto. En la actualidad son más de siete familias con empleos directos, más de cinco comunidades a las cuales ayudamos a vender la materia prima con un valor mayor a compradores externos y un grupo de distribuidores que se ha unido para la venta de productos en sus iglesias. Así, sumando esfuerzos y con Dios abriendo camino, es como se mejora la economía en las familias.
Damos muchas gracias a Dios por la oportunidad de servir en la Sierra de Rayones, por la experiencia que estamos viviendo, por la fe que cada día va en aumento y por todas las personas que nos apoyan en oración, ofrendando y con donativos, pues juntos llevamos la tarea que Jesús nos ha encomendado.
Reseña biográfica
Mario Torres es pastor de la iglesia Lirio de los Valles en la Sierra de Rayones, donde junto a su esposa Ana Domínguez desempeña funciones como plantación de iglesias, evangelismo, proyectos socioeconómicos y actividades de acción social a beneficio de las comunidades. Actualmente Mario está estudiando misiones transculturales especialmente en etnias no alcanzadas
Mario también cuenta con una ingeniería con especialidad en mantenimiento. Ha trabajado como coordinador de proyectos de construcción a nivel nacional por cinco años. Mario ha sido impactado por el evangelio y eso lo impulsa a compartir su experiencia.
Referencia foto portada: https://www.facebook.com/photo/?fbid=525759132198052&set=pb.100066425322808.-2207520000..