De alborotador a pacificador

De alborotador a pacificador


La noche del 02 de octubre de 1968 en Tlatelolco, Ciudad de México, fue un Día de muertos anticipado. En este centro habitacional, en su Plaza Tres Culturas, y frente al edificio Chihuahua,  se concentraban aquellos cientos de estudiantes convocados  por el Consejo Nacional de Huelga durante el movimiento estudiantil del 68, huelga iniciada por la intromisión de autoridades policiacas a los terrenos universitarios,  quienes bajo el pretexto de detener una riña entre alumnos habían  llegado con una veintena de camiones de  “ granaderos “ a las instalaciones universitarias, las cuales  serían  tomadas por el ejército durante varias semanas.


El del 68 fue un año crucial para el mundo. Se vivían tiempos de rebelión y de cambios: Francia, China, Vietnam y Estados Unidos, y México no fue la excepción.
La crisis  tuvo su origen,  por un lado, en un gobierno autoritario; y por el otro, en una sociedad civil y estudiantil representada por la UNAM y el Instituto Politécnico cansados  de tantos abusos. Esto dio lugar al movimiento del 68 que aglutinaba por igual a estudiantes, ferrocarrileros, sindicalistas y demás. 


La noche de Tlatelolco dejó cerca de 400 muertos (número referido en el documental “ El Grito” ), cientos de heridos e infinidad de presos políticos, y grabó en la memoria histórica colectiva ese fatídico 02 de octubre , del cual se cumplen ya 54 años.
Es como  en una historia de miedo, el recuerdo entremezcla gritos de dolor, de muerte, de protesta, de confusión de estudiantes corriendo por su vida y de los mismos victimarios disparándose unos a otros , fruto de su mala estrategia de ataque , gritando a una voz “No disparen, somos el  batallón Olimpia”


¿Cómo no recordar, este evento trágico en su Quincuagésimo cuarto aniversario?


Hoy seguimos escuchando voces sobre el tema, algunas de genuinos protagonistas y a otras más colgándose las medallas de este triste momento histórico.

A cincuenta y cuatro años no hay claridad sobre los verdaderos culpables. La niebla de los años, la complicidad y la impunidad siguen ocultándolos. El juicio de la historia pondrá a cada uno en su lugar, aún ya muerto Gustavo Díaz Ordaz, Presidente de México en aquel año, y a su Secretario de Gobernación (después presidente del país) Luis Echeverría Álvarez, también fallecido en el presente año.

Cada quien recuerda este acontecimiento de acuerdo a su punto de referencia.
Ese día, rumbo a mis quince años,  cursaba mi primer trimestre de tercer año de secundaria y  siendo Monterrey NL lejano de la capital del país, o por el silencio de los medios de comunicación,  no fui impactado por la noticia. Pero algunos años después, en mi segundo intento por iniciar mi preparatoria, fui impactado junto con la mayoría de estudiantes universitarios por esa fiebre de ideales comunistas que todavía seguían vivos después del 68.


Fui parte del liderazgo estudiantil de la escuela preparatoria Álvaro Obregón en inicios de los años 70; y en una celebración del 02 de Octubre del año 1973, en el crucero donde se ubicaba esa escuela universitaria, paralizamos la vialidad, secuestramos camiones y celebramos un gran mitin de aniversario. Un servidor fue el orador del mitin,  e inspirado por el libro “ La Noche de Tlatelolco” de Elena Poniatowska, entregué un apasionado mensaje de protesta a los estudiantes y a los pasajeros de camiones tomados previamente.


Mis compañeros  de ese tiempo de las mismas ideas subversivas continuaron su vida en esa línea política, convirtiéndose en líderes de partidos, funcionarios o maestros universitarios; algunos con nexos con la guerrilla urbana de los 70 , otros más fueron desaparecidos.

Continué brevemente mi carrera de líder estudiantil, ya en la facultad de Ingeniería Mecánica de la UANL, como primer presidente de los alumnos de ingeniería metalúrgica. Hasta  que fui conquistado en mi conciencia y corazón por aquel que  dio su vida por mí en la cruz, Jesucristo mi salvador, al cual sigo y sirvo hasta el día de hoy, ahora ya como pastor jubilado.


Claro que recuerdo el 68,  así como su segunda ola de influencia en estas regiones del país. Le doy gracias a Dios por esas experiencias de vida estudiantil,  e infinitas gracias de una manera especial,  porque convencido por el Espíritu Santo de mi condición de pecado, arrepentido le pedí perdón a Dios, e invité a Jesús a mi vida como salvador personal. Tiempo después, ya en el año de 1981, fui llamado al ministerio pastoral;  gracias a Dios por ese privilegio.


Hoy puedo decir que fui sacado por Dios de las trincheras del comunismo, a sus trincheras de Gracia.


Amo lo que soy en Él. un soldado de su amor.


Pbro. Francisco Obregón Jiménez
Pastor Jubilado
Conferencia Anual Oriental IMMAR
Reseña Biográfica.
Francisco Obregón Jiménez
Bachiller en Teología por el Seminario Metodista Juan Wesley
Presbítero Jubilado CAO IMMAR

Un comentario sobre “De alborotador a pacificador

  1. Como siempre, inspiradores los testimonios de mi Hermano y Consiervo Pbro . Francisco Obregón. Bendiciones para él y su familia.

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