Nota de la Dirección: Ante la partida del exobispo Pbro. Joel Mora Peña, nuestro periódico tiene el privilegio de presentar tres semblanzas de su vida y ministerio: una elaborada por el también exobispo Baltazar González Carrillo, otra por la familia del exobispo Mora, y una tercera por el Pbro. Rubén Pedro Rivera. A todos ellos nuestro agradecimiento por compartirnos sus valiosas vivencias con este varón de Dios, que dejó una honda huella en las filas de la iglesia militante y es ahora miembro de la iglesia triunfante.
En la ciudad de Corpus Christi, falleció el Pbro. Joel Mora Peña, el pasado martes 3 del actual enero. El Pbro. Mora ingresó a la Conferencia Anual Fronteriza a principios de la década de los sesenta y ministró en varias congregaciones del Distrito Oriental, hoy Conferencia Anual Oriental, conservando siempre un digno testimonio y un trabajo eficiente.
Con una distinguida personalidad, fue siempre un Pastor de presentación impecable, respetuoso para con todos y respetado por todos.
Principalmente será recordado por haber sido electo como el primer obispo de la naciente Área Episcopal del Norte, la cual nació en respuesta a los reclamos fronterizos de una mejor supervisión por parte de las autoridades nacionales (Obispo y funcionarios nacionales), los cuales eran electos para todo el país. Por acuerdo de la Conferencia General Extraordinaria de 1972 se dio la orden de dividir al país en dos áreas con un obispo para cada una; esta orden se implementó en la frontera, en la asamblea de la Conferencia Anual Fronteriza celebrada en julio de 1974, en el templo “El Mesías”, de Monterrey, N.L., donde fue electo el Pbro. Joel Mora como obispo del Área Episcopal del Norte. Correspondió por lo tanto al Pbro. Mora y a su Gabinete poner los cimientos de la nueva Área y dar forma a una nueva estructura y forma de trabajo. Por la eficacia de su labor fue reelecto para un segundo período cumpliendo así ocho años de labor tras los cuales pasó la estafeta al Pbro. Miguel Hernández, dejando el Área bien establecida y organizada.
Su período episcopal se distinguió por los numerosos viajes a lo largo y ancho del territorio, animando, y resolviendo los numerosos problemas que, por estar experimentando un nuevo estilo de trabajo, menudearon en esos años, A lo anterior hay que añadir los conflictos que se dieron con motivo del avivamiento religioso iniciado en 1973, cuyas características provocaron reacciones tanto positivas como negativas en muchas congregaciones del Área. La prudencia y buen juicio del Obispo Mora ayudaron a moderar la gravedad de los conflictos.
El Pastor Mora contó siempre con el fiel y firme apoyo de su esposa Hilda, maestra y distinguida musicóloga, así como de sus hijas, Nilda, Lilian, Miriam y Lizeth quienes, por cierto, bajo la dirección profesional de su madre, formaron un cuarteto coral que ministró por largo tiempo en gran número de congregaciones y eventos.
Tras un buen número de años de itinerancia, el Pbro. Mora emigró a los Estados Unidos donde ya se hallaba parte de sus familiares, y sirvió en las filas del ministerio de la Iglesia Metodista Unida. Sin embargo su salud se fue deteriorando hasta que, tras varios años de creciente discapacidad, el hermano Joel fue trasladado a la Conferencia Celestial.
Muchos y muy gratos recuerdos me quedan del Pastor Mora, con quien compartí un gran número de experiencias ministrando juntos en las congregaciones, así como acompañándonos en viajes al extranjero. Nos unió una franca y muy firme amistad, sostenida a lo largo de nuestras trayectorias pastorales; amistad que valoro como un regalo de inestimable valor.
Quede la obra de nuestro hermano amado y dilecto amigo en las páginas de la historia metodista, y su recuerdo en el archivo interno de muchos corazones.
Pbro. Rubén Pedro Rivera