CÓMO PODEMOS ADMINISTRAR LA GRAN COMISIÓN
EN LAS PRÓXIMAS DÉCADAS
(CONCLUSIÓN)
Matthew Niermann | 06 Ene 2023
En el número del 15 de enero pasado, Matthew Niermann comenzó a explicar en qué consisten diez preguntas que podemos hacernos para definir la manera de cumplir La Gran Comisión en las próximas décadas. Aquí presentamos la segunda parte de este artículo:

¿Qué es una vida digital?
Para gran parte del mundo, los avances digitales y tecnológicos han alterado casi todos los aspectos de la vida. Desde las relaciones sociales al comercio económico, pasando por el trabajo virtual o el acceso a la información, vivimos vidas muy distintas a las de una generación anterior. Cada vez nos estamos volviendo más reflexivos con relación a estos cambios y nos preguntamos ahora: “¿Qué es una vida digital?”.
Del mismo modo que nos preguntamos “¿Qué es una vida digital?”, también debemos preguntar: “¿Qué aspecto tienen los esfuerzos de la Gran Comisión en una vida digital?”.
Al explorar esta cuestión, surgen otras preguntas:
- ¿Cómo llegamos a las comunidades digitales con el evangelio?
- ¿De qué manera las cámaras de eco de las redes sociales, creadas a partir de túneles algorítmicos, obstaculizan el mensaje del evangelio? ¿Y cómo cruzamos las fronteras de los túneles para difundir el evangelio?
- ¿Cómo cambia el trabajo virtual a distancia la idea de vocación y el ministerio en el ámbito laboral?
- ¿Qué aspecto tiene la plantación de iglesias en la era digital?
- ¿Qué es el compromiso con las escrituras y el discipulado en la era digital?
- ¿Llama la iglesia a las personas a volver a una existencia encarnada? ¿De qué manera?
A medida que el mundo redefine la naturaleza de la vida, los esfuerzos de la Gran Comisión deben equilibrar la contextualización para la vida digital con los principios básicos de una existencia no digital.

¿Seguirá siendo el efecto visual el validador de la verdad?
Para gran parte del mundo, la imagen visual es más fuerte que las palabras, y la calidad de la producción habla más fuerte que la veracidad. Esta cultura visual ha cambiado radicalmente, o al menos aumentado, las transiciones filosóficas. Antes, la verdad se conocía y enraizaba en principios objetivos. Hoy, la verdad se valida principalmente por el nivel de respuesta emocional que genera o desalienta la calidad de los gráficos, las imágenes y la producción de vídeo.
El desplazamiento a la cultura visual ha provocado muchos cambios, pero la pregunta es: ¿continuará? ¿O habrá un punto de inflexión en el que esta tendencia cambie? Una pregunta clave para las próximas décadas es: “¿Seguirá siendo el efecto visual el validador de la verdad?”.
El desplazamiento a una cultura visual ha influido en los esfuerzos de la Gran Comisión y del testimonio evangélico. Pero la pregunta sigue siendo: ¿ha comprendido plenamente la iglesia la importancia de la cultura visual?
Además, en las próximas décadas, los esfuerzos de la Gran Comisión tendrán que discernir hasta qué punto adopta la cultura visual como una iniciativa de contextualización crítica frente a cuánto promueve la verdad objetiva.
¿Hasta qué punto están dispuestos el evangelicalismo y el protestantismo a confiar en sus artistas y diseñadores para liderar los esfuerzos de la Gran Comisión más allá de meros proyectos secundarios sin financiación o necesidades de comunicación organizativas?
¿Volverá la iglesia a liderar la curaduría de la cultura a través de su dedicación a la cultura visual, como ha hecho históricamente?
Estas preguntas son fundamentales para la percepción de la veracidad del mensaje evangélico.

¿Cuál es el fundamento de la confianza?
En un mundo cada vez más plural, la gente tiene muchas ideologías explicativas en las que pueden depositar su confianza. A medida que estas ideologías crecen en adhesión y número, la pregunta “¿Cuál es el fundamento de la confianza?” irá dando forma, cada vez más, a nuestro mundo.
¿Seguirán siendo la ciencia y el positivismo una fuente fiable de conocimiento? ¿O será la ética de la autenticidad y el emotivismo la norma de la verdad propia? ¿Cómo dan forma a países y regiones las ideologías religiosas en pugna? ¿Qué papel desempeñarán los medios de comunicación y la propaganda en la formulación o degradación de la confianza? ¿Puede la gente confiar en que sus líderes sean éticos y no corruptos?
Aunque estas preguntas están siendo planteadas a la cultura general, también son planteadas a la iglesia.
¿Es el cristianismo una fuente de conocimiento digna de confianza, distinta de otras ideologías explicativas competidoras? ¿Es fiable el mensaje del evangelio o es mera propaganda? ¿Puede la gente confiar en que los líderes de iglesia son éticos y no corruptos?
Las respuestas a estas preguntas socavarán o demostrarán significativamente la viabilidad del mensaje evangélico.

¿Dónde reside la esperanza?
La esperanza es una necesidad central de toda la humanidad. Sin embargo, de aquí a 2050, el abanico de opciones en las cuales depositar la esperanza se ampliará de formas dinámicas.
Los contendientes como fundamento de la esperanza más allá de la religión son los líderes políticos radicales, la autorrealización, el empoderamiento de las masas, la teoría crítica y otros. Sin embargo, a diferencia de nuestra época, las opciones para la esperanza no solo incluyen la esperanza utilitaria de ideas mundanas, sino que incluirán cada vez más la esperanza en el avance tecnológico como medio seudotrascendental para la curación y la vida eterna. “¿Dónde reside la esperanza?” es una pregunta crítica para el mundo y la plausibilidad del mensaje evangélico.
¿Está preparada la iglesia para comunicar la esperanza del evangelio como una opción persuasiva más allá de otras vías tradicionales de esperanza?
Y quizás, de manera más pertinente, ¿está la iglesia preparada para hablar de la singularidad de la esperanza del evangelio cuando los avances tecnológicos parecen ofrecer una vida eterna competidora? ¿Estará la iglesia preparada para hablar de la plenitud de una vida en Cristo cuando la Cuarta Revolución Industrial permite una vida al parecer totalmente personalizable en cada momento?
Dónde deposita el mundo su confianza y cómo trata a las ideologías opositoras es una cuestión central en las próximas décadas que dará forma a la Gran Comisión.

¿Cuál es la forma de la iglesia?
A la luz de las preguntas anteriores, la pregunta que sigue es: “¿Cuál es la forma de la iglesia?”.
Aunque el Movimiento de Lausana se ocupa principalmente de cuestiones relacionadas con la Gran Comisión, deberíamos considerar detenidamente esta pregunta en relación con las formas más amplias de la iglesia.
Sin duda, el propósito de la iglesia sigue siendo el mismo mientras el mundo cambia a su alrededor. No obstante, debemos plantearnos cuestiones relativas a la forma de la iglesia y al aspecto que podría tener en los próximos treinta años. La pandemia de Covid-19 planteó muchas preguntas sobre la forma de la iglesia, preguntas que continuarán en las próximas décadas.
¿Cómo dará forma la iglesia al mundo de 2050?
El futuro es fundamentalmente incierto pero, si esperamos a que se desarrolle, nos limitamos a la mera reacción. Mi intención es suscitar la conversación que pueda impulsar a la iglesia mundial a pasar de una postura de respuesta reactiva a otra que dé forma proactivamente al mundo de 2050. Empecemos a hablar.
Matthew Niermann, PhD, es el director del Informe Estado de la Gran Comisión para Lausana 4. Es decano y profesor de diseño arquitectónico en California Baptist University y autor de The Humble Creative