Preparados para cuando la Muerte llegue (Conclusión)

Preparados para cuando la Muerte llegue (Conclusión)

NOTA DE LA DIRECCIÓN: En el pasado número publicamos la primera parte de este escrito del Pastor Isaí Rayas Linares, con reflexiones y recomendaciones sobre la forma de estar atentos como iglesia para atender el dolor de quienes han pasado por la pérdida de seres queridos. Aquí presentamos la conclusión de estas reflexiones, muy pertinentes y nacidas de la experiencia de una congregación.

Cómo proceder 

  1. Avisa 

Mucho antes de que en la historia humana aparecieran las profesiones de ayuda y consejería, ya había pastores, rabinos, sacerdotes y laicos cristianos que, con sabiduría y compasión, guiados por el Espíritu Santo, consolaron a quienes atravesaron momentos de crisis y dolor por causa de la muerte.

El agente sanador dentro de la cristiandad es la hermandad que se puede experimentar al estar allí, Dios obra sanidad a través de  nuestras manos, a través de nuestras palabras, a través de la comunidad cuando volteamos nuestro corazón a Dios para que se torne tan compasivo como el Padre de la misericordia 

Considerando esta característica que debe tener la iglesia, nosotros los ministros, diáconos y administradores, debemos pensar en los feligreses y tenerlos en cuenta como los mejores aliados, o como quienes tienen la mayor participación de acompañamiento y sanidad en  la labor de atender el caso de un fallecimiento. Como alguna vez un predicador me dijo: “entrega el ministerio a la iglesia”; y ahora entiendo que hablaba del ministerio de sanar, de restaurar, de reconciliar. Por tal motivo, la primera actividad, antes de ensayar o revisar un orden de culto para el funeral, o ensayar o buscar un sermón, será la de avisar y convocar a la iglesia a participar en la labor de acompañamiento y consolación. Todo con la aprobación de la familia del fallecido. 

Te comparto a continuación un pequeño procedimiento numerado para comenzar la labor de avisar a miembros y líderes de la iglesia local  y los motivos del porqué hacerlo, así mismo algunas sugerencias del cómo:

  1. Comunícate de inmediato con los demás diáconos y ministros de la iglesia local: 

Si eres un lector que conoce sobre la itinerancia pastoral, sabes que los pastores itinerantes pasamos un tiempo pastoreando una iglesia y después del lapso de ese tiempo podemos ser movidos de congregación, de ciudad y hasta de estado; pero los laicos que sirven en ministerios como el de oración, el de la alabanza y los diáconos locales la mayoría de las veces tienen muchos años en la iglesia, y mantienen el deseo de seguir sirviendo por muchos más años,  con un historial de apoyo y amistad con los que sufren el fallecimiento del ser querido, por lo que como pastores ellos son nuestra mano derecha, o nosotros somos su mano derecha al momento de consolar a quien sufre. Así pues, lo primero que un líder eclesial debe hacer es avisarles lo más pronto posible a todos los ministros locales, y seguro, guiados por el Espíritu Santo, ellos tendrán palabras de consuelo para la familia, y hasta consejos para el pastor. 

Nunca sobrepongas ningún sentimiento personal sobre la labor de consolar. Nadie es más que nadie, todos somos iglesia y como iglesia debemos dirigirnos. Sin importar qué cargos tengas en la congregación local, busca a los demás ministros que pueden ayudarte a hacer circular la información, avísales a todos o a tantos como puedas y tan pronto como sea posible.
Esto es y será siempre bíblico: los mismos apóstoles requirieron nombrar personas aptas y de buen testimonio que les ayudaran en el servicio a los necesitados dentro de la congregación: los diáconos. Y esencialmente ese es el llamamiento del diácono, ayudar a los líderes; no importa cómo los denominen en tu iglesia, o si existe una distinción en la organización local; yo me refiero con diácono a todo aquel que trabaja en un ministerio, por lo que es bueno justo y muy útil para todos que demos uso de su llamado y los involucremos tan pronto como sea posible, para que quien sufre sea consolado.

  1. Avisa al ministerio de oración: 

El ministerio de oración suele ser más fuertemente apoyado por hermanos con el don y ministerio de intercesión, que no sólo son un pilar que sostiene con las oraciones a quien sufre dolor o necesidad, sino también un pilar para todos los ministros, ya que en sus constantes oraciones piden por la vida, salud, y preparación de los ministros y ministerios. Por lo que si no es el primero a quien avisas, debe ser de los primeros, para que de inmediato eleven oraciones por la familia, pero también por ti, para que como ministro del Señor seas usado conforme a la santa voluntad de Dios. 

  1. Avisa a los diáconos

El diácono es quien más se apoya al pastor cuando de labores de culto se trata. Es quien ofrece sus manos, por lo que, dependiendo las labores que tenga encomendadas en su nombramiento como diácono local, debes comunicarte con él para solicitar su ayuda en lo necesario.
Además de ser una mano derecha para el ministro, los diáconos suelen ser un brazo del que muchos congregantes se han sostenido alguna vez para levantarse; por lo que si este es el caso debes aprovecharlo al máximo para comunicar con la congregación el acontecimiento al mismo tiempo que se empiezan a consolar los unos a los otros.

  1. Avisa a los ministros de música: 

A la brevedad posible avisa a los ministros de música. Esto les ayudará para seleccionar con prontitud los cantos e himnos que sean acordes con la ocasión, y ensayarlos aunque sea de manera rápida. Servirá también para convocar a los instrumentistas que puedan ayudar y a revisar sus instrumentos, los tonos y los arreglos que sean convenientes para la ocasión.

Debemos todos comprender que aunque el ministerio de la música también es un llamado del Señor, la mayoría de quienes lo ejercen lo hacen de forma voluntaria, aprovechando sus espacios libres para ejercerlo de la manera más óptima; por lo que avisarles con prontitud es una forma de respetar su tiempo y su ministerio.
 

  1. Avisa al guarda templo: 

En caso de tener guarda templo, o su equivalente, alguien encargado de acomodar los muebles, de abrir el templo, etc., avísale para que, de ser requerido el templo, pueda alistar lo necesario.  

El guardatemplo  es un aliado para ti y para la familia, ya que mientras el ministro, los diáconos y los demás involucrados se preparan a la distancia con mensajes de consuelo, llamadas y correos, con instrumentos y literatura, el guardatemplo puede organizar bancas, mesa de comunión, arreglos florales etc… que también son una excelente muestra de afecto y acompañamiento para la familia que se duele por el fallecimiento del ser querido.

Tener un espacio preparado, limpio y ordenado  para recibir a la familia es un apapacho al alma que se duele. 

  1. Usa todos los medios posibles para avisar sobre el fallecimiento: Actualmente hay muchas formas de comunicarnos y compartir información de manera veloz a muchas personas. En mi experiencia me han funcionado mucho las listas de difusión que ofrece el servicio de mensajería de Whatsapp, pero ya cada uno sabrá cómo lo puede hacer. Lo que sí es importante es avisar de inmediato a la mayor cantidad posible de miembros de la iglesia local. No es necesaria una carta membretada que se publique en boletines o páginas oficiales para dar aviso a todos, esto puede venir después; lo importante es avisar de inmediato.

Nota: Comento nuevamente sobre la necesidad de que consideremos a todos los ministros y ministerios de la iglesia local, pues serán una ayuda significativa  a la hora de hacer circular la información. Al haber quienes no dispongan de Whatsapp, no siempre se puede estar llamando a  todos de uno en uno, así que has circular la información, querido lector, a través de los líderes de los ministerios como pueden ser el pastor de jóvenes, la líder de damas, de varones, de los ujieres, del grupo de oración, etc… 

  1. Avisa de los detalles (lugar y horario, etc…):  

Es normal que después del fallecimiento se lleve el cuerpo a una funeraria, pero siempre se tiene un horario a partir del cual estará presente; por lo que en tu mensaje, o un  segundo mensaje informativo, incluye este dato. Si el caso es distinto, por ejemplo: que el lugar de llevar el cuerpo a una funeraria se lleve a una casa o a otro lugar, avisa en tu mensaje o en un segundo mensaje sobre esto.

Todos estos detalles son elementales para que la unidad de la iglesia se revele estando juntos en el lugar en el que la familia despida a su ser querido.

En caso de no tener la información, aun así envía el mensaje; y se puede hacer la anotación de que los pormenores se informaran a la brevedad, que estén en oración, y que esperen el mensaje

  1. Ten un primer acercamiento previo al culto (Devocional)

Además de informar del horario a partir del cual estará el cuerpo en la funeraria, también es una buena dinámica convocar a un devocional en la capilla de velación, donde se tenga el primer contacto antes del culto en el templo, o en donde se vaya a realizar, en caso de ser en otro sitio.

Por lo general el culto se realiza justo antes de trasladar el cuerpo al panteón. Previo a esto la familia ha pasado horas, tal vez días, velándolo según la costumbre de familiares y amigos, o el contexto de los allegados. La iglesia puede  aprovechar esas horas de velación, o similares,  para acercarse y ofrecer consuelo.  

Para este devocional convoca a una hora específica a la mayor cantidad posible de miembros de la iglesia. Este devocional es un acto sencillo, más corto que el culto, y enfocado en su totalidad al consuelo de la familia cercana, que son quienes suelen estar allí. Se pueden utilizar cantos, lecturas bíblicas especiales, y la oración por la familia del fallecido, con la insistente intención de consolar el corazón dolido de los familiares; por lo que recomiendo que se haga con una actitud humilde y de ofrecimiento, que la familia pueda ver en la iglesia y en el ministro un sostén, un apoyo, un siervo que viene a ayudarles en lo posible.

Nota: Personalmente siempre entrego mis datos, y dirección del templo y me ofrezco para ayudar en lo posible. Siempre les comento a los oyentes que no importa qué tan simple consideren que es lo que necesitan, si puedo ayudar háganmelo saber que con gusto lo haré.

Con respecto a aprovechar el espacio para compartir un mensaje  “evangelístico” no lo considero ni creo necesario, mucho menos en este punto que es el devocional previo al culto, ya que podemos cometer el error de concentrarnos tanto en que las personas “acepten a Cristo como su salvador” que pasaremos por alto el sufrimiento y dolor que causa el despedir a un ser amado. He sido testigo muchas veces de lo que acabo de describir, y desde mi perspectiva no es una actitud empática. 

Insisto con el hecho de que el devocional previo al culto debe tener la intención fundamental de ofrecerse al servicio para la familia que despide a su ser querido. 

Recuerde que el nombre de Dios también es exaltado con los actos de consolar y servir a los hermanos en angustias. 

  1. Culto 

El culto tiene el propósito de dar gracias por el tiempo de vida permitido al familiar, por las experiencias vividas y las muchas muestras de misericordia divina  manifestadas a través de la persona que ha fallecido. 

Habiendo buscado consuelo del cielo para la familia y los más allegados al difunto durante el primer acercamiento, podemos tomar tiempo durante el culto para dar gracias, y tornar el ambiente un poco distinto, a un ambiente de agradecimiento, donde se busque recordar momentos felices junto a quien despedimos, pero sin dejar de lado que sigue siendo un momento triste, a menos que la familia indique lo contrario. 

  1. Asiste a la inhumación

Quizá éste es uno de los puntos más olvidados de los ministros, o tal vez el más olvidado; y es que entre tantas cosas que se realizan para el servicio fúnebre y que el asistir al camposanto sea lo último en la lista, es fácil dejar este momento sin atender.

Sin embargo asistir al panteón -tanto la iglesia como el ministro-  a  acompañar a la familia durante la inhumación es de suma importancia en la tarea de apoyar, consolar y restaurar. He testificado que entre todo lo que se hace cuando alguien muere, el acto de inhumar el cuerpo eleva la tensión dramática a niveles increíbles. Es allí donde los familiares lloran más, allí donde más se observan las manifestaciones de dolor, tristeza, enojo, desconsuelo etc…  llevando incluso a los allegados a entorpecer el acto o hasta a lastimarse, por lo que el hecho de que la iglesia esté allí puede reducir esta tensión significativamente: la iglesia abrazando durante el llanto, el ministro dedicando unas palabras cuando el cuerpo desciende, el grupo de alabanza cantando canticos espirituales de consuelo y esperanza; en fin: el cuerpo de Cristo con una misma alma y un mismo corazón en un tiempo de angustia extrema.

Pastor Isai Rayas Linares.

Egresado del Seminario Metodista Juan Wesley, y actualmente es pastor de jóvenes en la Iglesia “Cristo, el Buen Pastor” en la ciudad de Durango.