La vitalidad de la Iglesia se visualiza con múltiples manifestaciones que dan testimonio de un organismo activo. Si bien los números de asistencia, membresía y finanzas son importantes para reflejar la estabilidad y el crecimiento integral de una congregación; también el contenido de la enseñanza y la sensibilidad a la espiritualidad tienen una gran relevancia en la vitalidad de dicha congregación. En este artículo nos centraremos en hablar de cómo el área de Educación Cristiana le da vida a la Iglesia al formar creyentes que crecen integralmente en el conocimiento de Dios, de su Palabra, de las disciplinas espirituales y a su vez al fortalecer los ministerios de enseñanza en la congregación.
La Educación Cristiana es una parte vital de la Iglesia porque, sin importar el número de congregantes, siempre hay programas que requieren de la enseñanza. A veces la enseñanza se da a una persona, en algunos casos se da a grupos pequeños o en otras ocasiones a la iglesia en general. La enseñanza está presente en la evangelización, pues Jesús nos mandó: “…id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…” (Mt. 28:19-20). En el compartir del Evangelio, la transmisión del conocimiento de las Buenas Nuevas es presentado a los inconversos. De ahí partimos al siguiente proceso de la vida de la Iglesia: el discipulado. En los grupos de discipulado la enseñanza se hace presente al compartir las bases de la fe a los nuevos creyentes y con ello se les instruye a vivir como es digno de Dios.
El crecimiento del creyente continúa a través de una instrucción permanente en clases de Escuela Dominical, grupos de estudio bíblico, meditaciones en las actividades de la iglesia, en las organizaciones oficiales y aún en el mismo sermón. ¡Siempre hay enseñanza en la iglesia! Los líderes, maestros y pastores somos responsables de velar por tener enseñanza de calidad que guíe al creyente a crecer en madurez en su vida cristiana. Esta enseñanza de calidad va más allá de mera información, pues se busca una transformación en la vida de los creyentes que los haga conocer verdades bíblicas y teológicas, comprenderlas para vivirlas en su ser y para aplicarlas en su vida cotidiana.
La Educación Cristiana es un tema de interés para los líderes, maestros y pastores; pero también este tema debe ser de interés de todos los creyentes. Ir a la iglesia y escuchar las enseñanzas que se imparten despierta el interés de los alumnos para obtener conocimiento, para saber cómo ese conocimiento los guía a vivir para agradar a Dios y cómo ese conocimiento se aplica en el día a día. Si no meditamos en lo que la enseñanza nos transmite de manera personal, entonces tendremos un recuerdo de probablemente una buena clase sin ninguna relevancia personal por nuestro desinterés.
Una recomendación a los alumnos de grupos de discipulado, de estudios bíblicos, de Escuela Dominical o a los oyentes de un sermón será que anoten en su celular o en alguna hoja sus reflexiones personales del tema del día. Más puntualmente usted puede responder a tres preguntas: ¿Qué aprendo en esta clase? ¿Cómo debo vivir según lo que aprendo de esta clase, hay algo en mí que debo cambiar? ¿Qué debo hacer de manera práctica para aplicar lo aprendido?
Los educadores cristianos por su parte tienen la responsabilidad de preparar lecciones o estudios que vayan más allá de la transmisión de conceptos teóricos o de mera información. La reflexión de cómo el tema nos habla de Dios y nos acerca a Él es el primer fundamento para pasar de lo teórico a lo teológico práctico. La primera base entonces de la preparación en la Educación Cristiana nos hace voltear nuestros ojos a Dios para darlo a conocer, enseñar más de su identidad y de su obra para que la devoción de la iglesia crezca y con ello haya una mejor comunión de los congregantes con su Dios. El segundo fundamento de reflexión en la preparación de la Educación Cristiana es la meditación personal del tema. Con esto nos referimos a pensar como maestros en cómo el tema impacta mi vida personal y cómo puede impactar en la vida de los demás miembros de la iglesia. En la medida de lo posible, se invita a que los maestros en el tiempo de la impartición de la enseñanza usen métodos que permitan a la congregación participar y hablar de sus experiencias, que los hagan interiorizar e identificar la relevancia personal del tema. Por último, el tercer fundamento es la reflexión de cómo la enseñanza impacta a las personas a nuestro alrededor, esto es, cómo lo que aprendo puede ser aplicado para que otros vean el testimonio del aprendizaje.
¿Cuáles son los beneficios de prestar atención a la Educación Cristiana en la iglesia?
- Mayor conocimiento bíblico-teológico en los miembros de la congregación.
- Crecimiento integral de los creyentes al conocer, al vivir la enseñanza y al aplicarla.
- Desarrollo del pensamiento analítico en los creyentes.
- Creación de un ambiente sano de enseñanza-aprendizaje entre líderes y creyentes
- Fortalecimiento de ministerios
- Atención a cada grupo de la iglesia con enseñanza de calidad
Jefté Cepeda Hernández, Presbítero Itinerante de la Conferencia Anual Oriental. Actualmente pastoreando en la congregación Nueva Bethel en Frontera, Coahuila. Es Licenciado en Teología egresado del Seminario Metodista Juan Wesley en Monterrey, Nuevo León. Cuenta con el título de Maestro en Divinidades con especialización en Teología Antiguo Testamento por la Universidad Hoseo en Corea del Sur y el título de Maestro en Artes con énfasis en Interpretación Bíblica por el Seminario Todas las Naciones en Cd. Juárez, Chihuahua.