Categoría: Doctrina

Credo del Migrante

Credo del Migrante

José Luis Casal
Traducción: Rev. Lilia Ramírez

Creo en Dios Todopoderoso,
quien guió a su pueblo en el exilio y en el éxodo,
el Dios de José en Egipto y de Daniel en Babilonia,
el Dios de los extranjeros e inmigrantes.

Creo en Jesús Cristo un desplazado de Galilea,
quien nació lejos de su gente de su casa,
quien tuvo que huir del país con sus padres cuando su vida estuvo en peligro,
y quien al volver a su propio país tuvo que sufrir la opresión del tirano Poncio Pilato,
el sirviente de un potencia extranjera.
Fue perseguido, golpeado, torturado,
y finalmente acusado y condenado a muerte injustamente.
Pero que en el tercer día, este Jesús rechazado resucitó de la muerte,
no como un extranjero sino para ofrecernos la ciudadanía celestial.

Creo en el Espíritu Santo,
el inmigrante eterno del Reino de Dios entre nosotros/as,
quien habla todos los idiomas,
vive en todos los países y une a todas la razas.

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Los Metodistas y la Práctica del Miércoles de Ceniza

Los Metodistas y la Práctica del Miércoles de Ceniza

Rdo. Daniel Benedict
Traducción y adaptación: Amanda M. Bachus (*)

15 de febrero de 2015

¿Cuándo empezaron los metodistas unidos con la «imposición de la ceniza» del Miércoles de Ceniza?

Si bien muchos piensan en la imposición de la ceniza con el símbolo de la cruz en la frente, el lavado de pies, y el uso de incienso es algo que sólo practican los católico-romanos o los miembros de la iglesia episcopal, pocos saben que surgió un movimiento entre las iglesias protestantes, incluyendo los metodistas unidos, donde rescataron el estilo multisensorial en el culto a medida que fueron percatándose acerca de las múltiples formas de aprender y orar de las personas.

La adoración internalizada que se orienta al intelecto o las emociones, deja fuera a quienes se dedican a la oración a través de la vista, el olfato, el tacto, el movimiento, y así sucesivamente. Cada vez estamos más conscientes de que las personas van formándose en la fe cuando las prácticas quedan grabadas en la memoria, los nervios, los músculos y los huesos por medio de una práctica sensorial.

Los metodistas unidos poseen un recurso para el culto que incluye la imposición de las cenizas desde 1979, cuando el libro Cenizas al Fuego fue publicado como un Suplemento para el Recurso para un Culto de Adoración.

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Comunicado sobre el Consejo Mundial de Iglesias, CANCEN

3. Comunicado sobre el Consejo Mundial de Iglesias, CANCENComunicado sobre el Consejo Mundial de Iglesias

CANCEN

El sábado 14 de abril se reunieron los miembros del Gabinete Conferencial de la Conferencia Anual Norcentral (CANCEN)  en sesión ordinaria para tratar los asuntos de su competencia.  Entre los asuntos generales se presentó la información proporcionada por nuestro periódico oficial El Evangelista Mexicano (abril 15 del año en curso),  respecto a un 1er. Encuentro Ecuménico, a celebrarse el 21 de abril en las instalaciones de la Iglesia El Mesías, de la Ciudad de México. La convocatoria está dirigida a “los miembros de todas las Conferencias  y público en general”, con el objetivo de “Reflexionar sobre el movimiento ecuménico en México/ Conocer el Consejo Mundial de Iglesias/ Definir la participación actual de la Iglesia Metodista/ Proponer normas para lograr las relaciones inter confesionales de la Iglesia/ Presentar la propuesta del encuentro al XXIII período de sesiones de la Conferencia General a celebrarse  del 18 al 26 de Mayo en Querétaro, Qro.”  La Meta expresada en la mencionada convocatoria es: “Dar cumplimiento  a los acuerdos  de la Conferencia celebrada en Tijuana, B.C.”

La noticia de este evento llamó la atención del Gabinete Conferencial, por las siguientes razones:

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Por Gracia Somos Perdonados

17. Por gracia somos perdonadosPor gracia somos perdonados/as: Justificados por gracia

Por Joe Iovino,

Traducción de Leonor Yáñez.

“Sublime Gracia del Señor, Que salvó a un infeliz como yo.” Muchos metodistas unidos conocen tan bien la letra de este himno de John Newton, que pueden cantar de memoria más de una estrofa de este gran himno. Sin embargo, podemos tener un poco borroso el concepto de gracia. 

Los metodistas unidos frecuentemente cantan acerca de la gracia de Dios, utilizando la letra de “Sublime Gracia”, escrito por John Newton. La letra del himno de Newton es el eco de  Efesios 2:8, “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios.” Tanto el apóstol Pablo como el compositor del himno nos indican que nuestra salvación no es algo que ganamos o merecemos; la recibimos por el gran amor que Dios nos tiene.

John Wesley el fundador del movimiento metodista predicó y escribió frecuentemente acerca de la sublime gracia de Dios, que nos lleva a una relación renovada con Él.

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El Postmodernismo y la Razón

postmodernismo razonMetodismo y Razón

El movimiento del metodismo que impactó a Inglaterra surgió en medio del ambiente ideológico del racionalismo. La Inglaterra de tiempos de Juan Wesley iniciaba su expansión imperial y su transformación industrial, gracias a la invención de las máquinas movidas por vapor. El auge económico que se iniciaba estuvo acompañado por las ideas racionalistas de los filósofos de la ilustración de la Europa Continental y por la influencia de destacados pensadores de la propia Inglaterra, como Berkley, Locke, Bacon, Newton. Como estudiante de una de las más prestigiadas universidades de su tiempo, Juan Wesley no podía ser ajeno a la influencia del racionalismo que dominaba el ambiente de su época. Su labor evangelstica  consistió en llamar a un genuino arrepentimiento que condujera a una conversión radical del hombre y se manifestara en una vida de santidad. Sus enseñanzas se expresaban en un lenguaje sencillo, pero destacando siempre su forma disciplinada de razonar, de tal manera que sus sermones parecen transcurrir a la manera de silogismos lógicos que van de premisa en premisa hasta arribar a sólidas conclusiones. Los escritos, exposiciones y predicaciones del señor Wesley nos permiten corroborar que no sólo aceptó el valor de la razón sino que la utilizó como poderosa herramienta para el conocimiento de la Palabra, la enseñanza y la predicación.

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IV Congreso Doctrina Metodista CANCEN

iv-congreso-doctrinaCRONICA DEL IV CONGRESO DE DOCTRINA METODISTA

Nuestras Fuentes Teológicas ante El Postmodernismo 

El Cuarto Congreso de Doctrina Metodista se compuso de cinco conferencias y por igual número de sesiones de preguntas y respuestas. Todos los asistentes fueron inmersos en una experiencia de conocimiento y crecimiento personal, donde su fe fue fortalecida y retada. El propósito del congreso fue examinar el tema del postmodernismo y su influencia en nuestra sociedad, siendo examinado a través de las lentes de nuestras fuentes teológicas.

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IV Congreso de Doctrina Metodista

screen-shot-2016-09-14-at-6-22-46-pmComisión Conferencial de Continuidad y Capacitación en Ministerios CANCEN
IV Congreso de Doctrina Metodista

Temática:
Nuestras Fuentes Teológicas ante El Postmodernismo

Fecha:
21-22 de Octubre del 2016

Lugar:
Templo San Pablo, Torreón, Coahuila

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¿Calvinismo o Arminianismo?

Veamos cinco puntos en los que difieren estas dos grandes escuelas  de interpretación doctrinal.

Uno de los debates teológicos más emocionantes de los últimos 500 años tiene que ver con la disputa entre el calvinismo y el arminianismo. En pocas palabras, la polémica surgió en el 1610 cuando los seguidores del teólogo holandés Jacobo Arminio (1560-1609) reaccionaron contra la teología del gigante reformado Juan Calvino (1509-64) por cinco razones doctrinales.

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La importancia de la doctrina en nuestra iglesia

doctrina

Pbro. Silvano Mares Rangel

“Cuando Terminó Jesús estas palabras, La gente estaba admirada de su doctrina, Porque les enseñaba como quien tiene autoridad Y no como los escribas.” Mat. 7.28

Por la trascendencia de su propósito me veo precisado, a trascender la irracionalidad emocional, para coloquialmente decir con Unamuno: «No tomar la Biblia como proyectil de lucha, sino lámpara para señalar nuevos senderos», y no tomar éstas para probar ideas personales o herir al adversario, sino para alimento del alma enfatizando la experiencia.

A la pregunta ¿Qué es doctrina? la respuesta nos dice: que viene = (del latín doctrina, de docere, enseñar) Enseñanza que se da para instrucción de alguno // opinión de uno o varios autores en cualquiera materia. La doctrina como tal, tiene innumeras connotaciones, dependiendo del plano del conocimiento desde el que se pretenda analizar. Así tenemos, doctrinas Ontológicas, Éticas, Filosóficas, Teológicas, Morales, Económicas, y Políticas etc. etc.; que pueden ser subdivididas en generales y particulares.

En el caso particular que ocupa nuestra atención, nos circunscribiremos al plano bíblico y teológico. = Las veces que aparece en el AT, la palabra se traduce de términos que denotan lo que se ha recibido u oído. En el NT didaché y didaskalia, se derivan de la raíz “enseñar”y pueden significar el acto de enseñar o el contenido de lo que se enseña.

La doctrina es la enseñanza de la Escritura en términos teológicos. Difiere del dogma en que no connota una afirmación eclesiástica autoritativa sino más bien en el material de la palabra de Dios que los concilios usan en la formulación de la verdad teológica en formas que a veces son polémicas y definitivas. En las discusiones comunes, la doctrina se usa a veces en contraste con la vida espiritual. Sin embargo, un uso antitético es desafortunado, porque estos dos elementos se complementan. Cuando Pablo habla de Sana doctrina (1ª. Timoteo 1.10; Tito 2.1) parece afirmar que la verdadera doctrina es vivificante

¿Por qué la necesidad de la Doctrina? Sencillamente, porque en muchos casos, se evidencia, un manipuleo de las escrituras, que ha llevado a una confusión en cuanto a la interpretación de temas que preocupan a nuestra sociedad. Asentamos esto, porque la iglesia evangélica en general se ha visto corroída por los antagonismos que han servido de bandera a determinados sectores que han hecho de la ortodoxia, la neo-ortodoxia y del liberalismo, campos para establecer permanentemente «cruzadas de la fe» que han exacerbado el » odium theologicum»

Además, se nota entre los círculos religiosos liberales, una tendencia a desacreditar la importancia de estudios doctrinales. Frecuentemente se ha dado la impresión de que la sinceridad de actitud es más importante que el contenido de creencia. Y aunque no se desprecia la necesidad de ser sincero, ninguna persona sensata, cree que la sinceridad pueda o deba sustituir al conocimiento de la verdad. Resulta desastroso creer una falsedad, no importa cuán sincera sea la persona que la exponga; y mientras más grande sea el grado de sinceridad, más horrendas serán las consecuencias. Solo el conocimiento de la verdad liberta y ofrece refugio al hombre.

Por tanto el estudio de la doctrina cristiana es obligatorio a todo cristiano. No es algo separado de la vida. Ni es cosa que deba tratarse con descuido, indiferencia, vana especulación, o argucias sobre temas no esenciales. Es más, por la sublimidad de su objeto, es deber de todo cristiano metodista profundizar en su fe, para entender que el metodismo no es simplemente un postulado, sino una ciencia en el estricto sentido de la palabra.

Entiéndase por ciencia “todo conjunto de conocimientos razonados, deducidos lógicamente unos de otros y fundados, en último análisis, en hechos ciertos y principios evidentes.” Que nuestros paradigmas, están sustentados en Las Sagradas Escrituras, la Razón, la Tradición y la Experiencia. Y que el Rev. Juan Wesley, se encargó de realizar su particular interpretación, que llega a nosotros en forma de Doctrinas.

Vayamos al origen de esta necesidad, de estudio de la doctrina, y la respuesta nos remonta a los evangelios y a la iglesia cristiana primitiva. Los evangelios, dicen: “Al oír esto la gente se admiraba de su doctrina.” Mat. 22.33. “Descendió Jesús a Capernaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba; y se admiraban de su doctrina, porque su palabra tenía autoridad.” Luc. 4.31, 32. “Todos se asombraron, de tal manera que discutían entre si, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus impuros, y lo obedecen?” Mar. 1. 27

“Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí, pues en vano me honran enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.” Mat. 15. 8, 9. “Pero a la mitad de la fiesta subió Jesús al Templo, y enseñaba. Y se admiraban los judíos diciendo: ¿Cómo sabe éste letras sin haber estudiado?

Jesús les respondió y dijo: -Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios o si yo hablo por mi propia cuanta. El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que lo envió, este es verdadero y no hay en él injusticia.” Juan 7. 15-18.

Como podemos ver, los evangelios ponderan la doctrina, particularmente de Jesucristo; aunque hablan de una doctrina expuesta con autoridad, y hablan también de mandamientos de hombres que se convierten en doctrinas.

Surge la Iglesia Cristiana, y la doctrina ocupa un lugar preponderante: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” Hech. 2.42. Aquí, la palabra doctrina no es pasiva; es activa. La frase significa que persistían en escuchar a los apóstoles mientras enseñaban. Uno de los grandes peligros de la iglesia es una religión estática que mira hacia atrás en vez de hacia delante. Justamente debido a que las riquezas de Cristo son inescrutables e interminables deberíamos marchar siempre hacia delante.

Sin embargo, surgen grupos y movimientos que distorsionan la doctrina original, y cuestionan incluso la autoridad de Jesús y de los apóstoles; prueba de ello es que Pablo y Juan deben exhortar a la comunidad al decir: “Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error; sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es cristo…” Efesios 4. 14, 15.

“Como te rogué que te quedaras en Éfeso cuando fui a Macedonia, para que mandaras a algunos que no enseñen diferente doctrina ni presten atención a fábulas y genealogías interminables…” 1ª. Tim. 1. 3. “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen.” 1ª. Tim. 4. 16. “Cualquiera que se extravía y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ese sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa ni le digáis: -¡Bienvenido!-, porque el que le dice -¡Bienvenido!- participa en sus malas obras. 2ª. De Juan 9.

Con el correr del tiempo, se presentan dos de los rasgos más sorprendentes de la historia del cristianismo, en los primeros quinientos años de su existencia, de una parte el desarrollo de una organización visible y de la otra la formulación intelectual de creencias. Surgen las principales características de la comunidad, y aparecen las mayores expresiones verbales de la fe cristiana que habían sido forjadas, incluyendo el Credo Apostólico y el Credo Niceno, los cuales quedaron como normas para la gran mayoría de los cristianos desde entonces en adelante.

Surge un parteaguas, en el devenir de la iglesia cristiana, la Iglesia Católica Apostólica y Romana, se sacude por la reforma protestante. Surgen grandes pensadores e intérpretes bíblico-teológicos, que pretenden reformar la iglesia para volverla a la claridad prístina del evangelio, y resumen tres grandes doctrinas: Solo la Fe, Solo la Gracia y Solo las Escrituras.

El siglo XVIII, sorprende a la antigua Inglaterra, que se sacude ante un movimiento que se convierte en un “avivamiento” que de una manera tan directa habían promovido Wesley y sus amigos, y que según ellos consistía en haber vuelto a la práctica de las primitivas doctrinas evangélicas más que en la creación de una reforma eclesiástica.

Las primeras conferencias estaban formadas por los predicadores de Wesley así como por todos los ministros que habían favorecido el movimiento, por algunos amigos de Whitefield y por unos cuantos laicos y todos se ocuparon activamente en precisar las doctrinas que habían de construir su cuerpo de enseñanza. La justificación, la santidad y el testimonio del Espíritu Santo. El objetivo de Wesley, fue siempre poner en manos de sus seguidores y predicadores metodistas, lo que el consideraba “la pura verdad para la gente pura”, literatura que habría de enriquecer su experiencia de la gracia de Dios, profundizar su conocimiento de la fe y al mismo tiempo desafiarlos a vivir una vida más santa.

La lectura de los escritos de Wesley es una experiencia interesante e inspiracional. Los temas principales de la teología de Wesley, se entretejen a través de sus cartas, diarios, sermones, comentarios bíblicos, libros y panfletos, así como de las colecciones de himnos que produjera con su hermano Charles. En conjunto, estos escritos revelan una rica colección de percepciones claras sobre el cristianismo, la vida personal y las actividades de Wesley, y el origen, desarrollo y misión del movimiento metodista en sus primeros tiempos. Los escritos teológicos más importantes de Wesley son sus sermones, sus Notas aclaratorias sobre el Nuevo Testamento y los himnarios que publicó.

Los sermones se basan enteramente en las escrituras y todos ellos citan frecuentemente la Biblia. Aunque sus sermones tratan de cuestiones esenciales de doctrina y experiencia, Wesley dejo en claro que no le interesaba emplear razonamientos filosóficos ni caer en complicados argumentos. El propósito de los sermones fue ayudar a la gente común a lidiar con su compromiso cristiano y sus implicaciones para el diario vivir.

Sus notas aclaratorias sobre el Nuevo Testamento, contienen las traducciones que el mismo Wesley hiciera del Nuevo Testamento, así como comentarios derivados de su propia interpretación de la obra de otros eruditos. Wesley dijo que sus notas no se proponían ser un comentario académico, sino más bien una guía de estudio para la gente “sencilla que ama la palabra de Dios”.

Wesley también estaba convencido de que los himnos eran útiles para la instrucción cristiana. Wesley consideraba los sermones, el comentario sobre el Nuevo Testamento y los Himnos como medios para dar a conocer el mensaje del evangelio, proveer alimento espiritual y capacitar a la gente para vivir vidas de santidad. De sus fuentes teológicas, podemos decir que Wesley, no creyó que estuviese introduciendo nada nuevo o innovador en su interpretación de la fe cristiana.

Aceptó y usó enfoques y métodos teológicos que ya existían en la Iglesia de Inglaterra en el siglo XVIII. Entre estos, la confianza en las escrituras, la tradición, la razón y la experiencia como las principales fuentes para la comprensión de lo que un cristiano y la comunidad cristiana deberían ser y hacer. Wesley estaba convencido de que la Biblia era el libro de mayor importancia para él y para cada cristiano que tomase la fe en serio. En consecuencia, se sumergió en su lenguaje, historias, imágenes y temas, haciéndola central en su estudio y meditación diaria.

Respecto de la Tradición, Wesley admiraba y amaba la historia de la iglesia. Una de las mejores ilustraciones del compromiso de Wesley con la Tradición, fue su edición de una obra de cincuenta volúmenes intitulada Biblioteca Cristiana, una selección de escritos de autores cristianos desde el siglo II hasta su propio tiempo. Wesley animó a sus seguidores a que aprendiesen de estos tempranos y fieles esfuerzos y sabiduría. En cuestiones de razón y religión, Wesley quedó atrapado entre dos opiniones divergentes. Por un lado, estaban aquellos que no apreciaban suficientemente la razón como uno de los buenos dones de Dios. Valoraban la intensidad emocional y devaluaban la razón, considerándola enemiga de la religión.

Wesley trató de caminar por un sendero muy estrecho entre estos dos extremos. La razón no debe devaluarse ni sobrevaluarse. Razón y religión son compatibles, y Wesley trató de convencer a los metodistas y sus críticos de que la fe y el pensamiento eran socios legítimos. Escribió: “Para nosotros los metodistas, es un principio fundamental que el renunciar a la razón es renunciar a la religión, que religión y razón van juntas, y que toda religión irracional es falsa.”

A Wesley siempre le preocupó el papel de la experiencia en la teología cristiana. Temía que sus seguidores se dieran por satisfechos con una ortodoxia espiritualmente estancada, desprovista de la vitalidad y el poder que le da una relación personal con Dios. En uno de sus comentarios más citados, Wesley observó lo siguiente: No tengo miedo de que el pueblo llamado metodista alguna vez deje de existir, ni en Europa ni en América. Pero si temo que sólo exista como una secta muerta, con la forma de una religión pero sin su poder. (1786)

Según Wesley, el creyente podía experimentar la presencia de Dios de dos maneras diferentes. Tenemos una experiencia exterior de Dios cuando lo vemos actuar en la naturaleza y en las vidas de otras personas. También tenemos una experiencia interior de Dios, por la cual advertimos la presencia divina operando en nuestras vidas, dándonos la seguridad de que somos hijos de Dios y ayudándonos más a vivir en conformidad con la imagen de Cristo en tanto que marchamos por sus caminos de justicia, misericordia y verdad.

Hay seis temas centrales en la predicación y los escritos de Wesley. También aparecen prominentemente en los himnos de Charles Wesley. Ellos son: el problema del pecado; la gracia precedente; la justificación por la fe; el nuevo nacimiento; la seguridad, y la santidad de corazón y vida. (Ver páginas 20 -29, John Wesley: La santidad de Corazón y vida / Charles Irigoyen Jr. / 1996).

Se ha dicho que el metodismo carece de teología propia, y en cierta forma tienen razón, no tenemos un compendio que diga “Teología Metodista”; pues todo nuestro sustento doctrinal –como ya dijimos- está basado en los sermones del Rev. Juan Wesley. Aunque la Iglesia Metodista no es una “Iglesia Doctrinal”, en sentido teológico estricto; sin embargo, lo mismo que la estructura de una casa, la iglesia está fundamentada y sostenida por grandes creencias doctrinales que se resumen en la obra monumental de Doctrina y Fe, 25 Artículos de Fe y religión; además, de la profesión de las siguientes doctrinas:

1.- CONVICCIÓN DE PECADO.- “Miserable hombre de mí, ¿quién me librará el cuerpo de esta muerte? Romanos 7.24

2.- ARREPENTIMIENTO.- “No he venido a llamar justos sino pecadores al arrepentimiento.” Mateo 9.13

3.- FE SALVADORA.- “Estas empero, son escritas para que creáis que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios y para que creyendo tengáis vida en su nombre.” Juan 20.31.

4.- CONFESANDO A CRISTO.- “Cualquiera pues, que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Y cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también de delante de mi Padre que está en los cielos.” Mateo 10.32, 33.

5.- JUSTIFICACIÓN POR LA FE.- “deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos y vuélvase a Jehová el cual tendrá de él misericordia y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.” Isaías 55.7; Romanos 3.24.

6.- REGENERACIÓN.- “Mas a todos los que le recibieron, Dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre; los cuales no son engendrados de sangre ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, más de Dios.” Juan 1.12, 13.

7.- SANTIFICACIÓN.- “Esto erais algunos; mas ya sois lavados, mas ya sois justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.” 1ª. Corintios 6.11.

8.- EL TESTIMONIO DEL ESPÍRITU.- “El mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.” Romanos 8.16.

9.- CRECIMIENTO ESPIRITUAL.- “… Primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga.” Mateo 4.28

10.- EL EJEMPLO PERSONAL.- “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros,”; “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.” Juan 13.14, 15.

En suma, debemos acelerar el proceso del crecimiento y madurez espiritual, que debe llevar al creyente a desear experimentar el parto de Damasco y la crisis del Pentecostés, la voluntad de Dios es que seamos santificados, llenos del poder de su Espíritu Santo, para que en obediencia, sumisión y con efectividad le adoremos, vivamos victoriosamente y cumplamos responsablemente con la Gran Comisión. Dios que es santo en esencia, naturaleza y propósito, requiere que el creyente y su iglesia sean santos. Reconocer la necesidad de ser enteramente santificados y negarnos a esa experiencia es, por una parte, desobediencia a Dios y por la otra, negligencia que conducirá a la falta de comunión, a la irresponsabilidad y a perder la vida eterna.

BIBLIOGRAFÍA: Juan Wesley su vida y su obra, Mateo Leliévre, Casa Nazarena de Publicaciones, 1988 / Juan Wesley Revolucionario del Espíritu, Colección “Carácter”, Por Basil Millar, Cupsa / Editorial “La Aurora”/ John Wesley: La Santidad de Corazón y Vida, Charles Irigoyen, Jr.  Producido por el departamento de programa de Educación y Cultivo Misional, De la Junta General de Ministerios Globales. USA: / Introducción a la Teología Cristiana, H. Orton Wiley, S. T. D. y Paul T. Culbertson, Ph. D., Beacon Hill Press / Kansas City EE: UU: de A. / Historia del Cristianismo Tomo I, Por Kenneth Scout Latourette, Casa Bautista de Publicaciones, 1958 / Sermones, por Juan Wesley, Tomo I, Beacon Hill Press


  • ESTE ARTÍCULO ES UN HALLAZGO QUE NOS HA SIDO COMPARTIDO POR EL PBRO. ABNER ALANIZ RANGEL

Apología al Bautismo Infantil

BAUTISMO

Exordio

Existe hoy en día en el mundo evangélico una evasión hacia todo lo que parezca venir de la tradición católico romana. Y no los culpo, pero, en aquellas iglesias cristianas donde se permite y practica el bautismo de infantes la mayoría de las personas, ya sean miembros en plena conexión o visitantes, simpatizantes o fieles, fruncen el ceño cuando se menciona el bautismo infantil como una posibilidad de ser una práctica útil y auténtica en el templo local en beneficio de las familias congregantes.

Soslayar el tema no es del todo benéfico pues evitamos tener la discusión que deberíamos tener, si bien no es un tema central o medular de la fe, sí lo es para el desarrollo armónico de la vida familiar de todos los congregantes con hijos infantes o bebés. Por eso lo pongo en la mesa en este momento. Aquí discuto, exploro, analizo y defiendo mi posición a favor del bautismo infantil en la Iglesia Metodista contemporánea.

Decir bautismo infantil equivale, en la opinión de algunos, a traicionar los cánones del cristianismo. Nada puede ser más absurdo. La Iglesia tiene razones para mantener activa esta práctica, que con todo su significado y ceremonia no deja de ser un Sacramento que cuenta con su ritual específico en la sección apropiada de la Disciplina de la Iglesia. Por lo tanto, analizaremos todo lo relacionado con este Sacramento, y las razones del por qué debería ser una práctica predominante, aun por encima de otras afines pero no equivalentes, las cuales lamentablemente le han sustituido con el paso del tiempo.

El Artículo XVI de la Iglesia Metodista, denominado De Los Sacramentos indica: Los Sacramentos instituidos por Cristo no sólo son señales o signos de la profesión de los cristianos, sino que más bien son testimonios seguros de la gracia y la buena voluntad de Dios para con nosotros, por medio de los cuales él obra en nosotros invisiblemente, y no sólo despierta nuestra fe en él, sino que también la fortalece y confirma. Son dos los Sacramentos instituidos en el Evangelio por Cristo nuestro Señor, a saber: el Bautismo y la Cena del Señor… los Sacramentos no fueron instituidos por Cristo para que sirvieran de espectáculo ni para que fueran llevados en procesión, sino para que usáramos de ellos debidamente. Y sólo en aquellos que los reciben dignamente, producen efecto saludable; mientras que aquellos que los reciben indignamente, adquieren para sí condenación, como dice San Pablo en 1ª Corintios 11:29.[1]

Acerca del bautismo infantil, el Artículo XVII de la Iglesia Metodista denominado Del Bautismo expone: El Bautismo no es solamente una señal de profesión y una marca de diferencia por medio de la cual se distinguen los cristianos de otros que no han sido bautizados, sino que es también una señal de la regeneración o nuevo nacimiento. El bautismo de los niños debe ser retenido en la Iglesia. Ver. Art. 170.[2]

Por lo tanto, investiguemos cómo es que esta práctica se extendió desde el más recóndito rincón del Imperio de los Césares hasta el mundo postmoderno.

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Etimología

¿Cómo se dice bautismo en griego?

Según los resultados de mi investigación, la palabra que significa agua en griego antiguo es: ὕδωρ.

Pero eso no es lo más relevante. Lo relevante es que el bautismo con agua es una práctica precristiana, si tomamos en cuenta que es Juan el Bautista el primer individuo que el Nuevo Testamento registra efectuando esta actividad.

La base etimológica de la palabra bautismo es la palabra española bautismo que viene del latín, baptismum que a su vez deriva del griego koiné báptisma, y ésta a su vez del griego clásico: baptízo/ βαπτιζειν o βαπτειν, que significa: «sumergir«, «zambullir«, «hundir» (en el agua).

Surgimiento

Religiosidad práctica

El bautismo consiste en una ceremonia en la que una persona -que ha de unirse a la comunidad cristiana- entra en contacto con el agua de cualquiera de estas tres maneras: inmersión, ablución (derramamiento), o aspersión.

La inmersión era la forma primitiva generalizada, y pervive en la etimología de la propia palabra «bautismo», de ello dan testimonio arqueológico las grandes fuentes bautismales del arte paleocristiano en numerosos templos cristianos en oriente y occidente, tanto los que siguen activos, como los que yacen en estado de ruina. La inmersión sigue siendo la forma obligatoria en la Iglesia Ortodoxa y en todas las Iglesias Orientales (aún las que están unidas a Roma), así como en la Reforma Radical y en el Cristianismo Fundamentalista.

La ablución o derramamiento, es la forma generalizada en el catolicismo romano, el anglicanismo y el protestantismo clásico; sin embargo, en estas mismas comuniones eclesiales la inmersión ha sido revalorada como un signo más expresivo del significado del bautismo, y se practica ampliamente en numerosas diócesis y parroquias. Es un hecho que tanto el Misal Católico Romano como el Libro de Oración Común (anglicano), recomiendan la inmersión como la forma más apropiada para el bautismo.

La aspersión consiste en salpicar con agua; se trata de una forma autorizada sólo para casos de emergencia extrema (y nunca como forma regular), por las iglesias que reconocen la ablución como administración válida del bautismo.

A partir del Concilio de Nicea (325, d. C.), la ceremonia (acto) de la inmersión o ablución es obligatoriamente triple, y el rito (palabras) del bautismo -propiamente dicho- se centra en la invocación de la Trinidad sobre la persona que ha de ser bautizada (candidato o bautizando), con variantes según el rito de cada Iglesia: «Es bautizado(a) el (la) siervo(a) de Dios (Nombre…), en el Nombre del Padre, Amén; y del Hijo, Amén; y del Espíritu Santo, Amén«, como ejemplo del rito bizantino de la Iglesia Ortodoxa y otras orientales.

«(Nombre…), Yo te bautizo en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.», es el ejemplo básico del cristianismo occidental.

Algunas Iglesias Fundamentalistas acuden exclusivamente a los datos del Nuevo Testamento, y aplican el bautismo únicamente con la fórmula «En el Nombre de Jesús«. Este es un punto de discusión teológica que tiene qué ver con el concepto de Dios Padre, de Cristo y del Espíritu Santo, que se tenga en cada denominación.[3]

Su historia en el Metodismo

Congruencia teológica

En el capítulo tercero de la Legislación General de la Disciplina de la Iglesia Metodista de México se trata el asunto del Bautismo Infantil. El artículo 170 del Bautismo de Infantes dice: Todos los niños y niñas en virtud de los beneficios incondicionales de la expiación hecha por Cristo Jesús son miembros del Reino de Dios por la gracia divina. Por consiguiente, tienen derecho a recibir el Sacramento del bautismo, no como testimonio de arrepentimiento, confesión y perdón de pecados, sino como señal del pacto que Dios ha hecho con su pueblo redimido.

El pastor deberá exhortar a los padres o tutores, miembros de su cargo pastoral, a que tan pronto como sea posible consagren sus hijos o hijas a Dios por medio del bautismo. Antes de administrar el bautismo a los niños o niñas el pastor deberá instruir a los padres acerca del significado de las solemnes promesas que tendrán que hacer, deberá amonestarlos y aconsejarlos a fin de que cumplan con el sagrado deber de conducirlos a Cristo Jesús y guiarlos en el crecimiento de la vida cristiana, y deberá de cerciorarse de que hayan cumplido con la ley del Registro Civil.

El ministro deberá entregar a los padres o tutores de los niños bautizados un certificado de bautismo firmado por el pastor que ofició el Sacramento. De este modo los niños bautizados quedan en relación de pacto visible con Dios en virtud del significado espiritual del bautismo. De este modo han entrado en una relación formal con la Iglesia tomándolos en cuenta como Miembros a Prueba, colocándolos bajo su cuidado.

Una vez que lleguen a la edad de doce años y estén en capacidad de tomar decisiones responsables y además muestren evidencia de tener fe viva en Cristo Jesús y de haber sido debidamente instruidos, el pastor los presentará ante la congregación para que hagan una pública profesión de Fe Cristiana, y ratifiquen su consagración personal a Jesucristo y sean recibidos como miembros en Plena Comunión.

El artículo 175 de la instrucción indica: Será deber de los padres o tutores, con el apoyo del pastor y las demás personas encargadas de la Educación Cristiana del Cargo Pastoral, instruir a los niños y niñas en el significado de la fe cristiana, criarlos en la disciplina y amonestación del Señor y guiarlos a que se consagren en amor y confianza a Cristo Jesús como su Señor y Salvador. Además, investigarán cual sea el estado de su experiencia religiosa y los conducirán en la práctica devota y frecuente de los Medios de Gracia, tales como la oración, el Culto Divino en la Iglesia y en la familia, el estudio reverente de las Sagradas Escrituras y la participación en la Santa Comunión.

Práctica contemporánea

En la actualidad, normalmente todas las iglesias evangélicas llevan a cabo un acto que denominan Dedicación de Infantes, que es solamente la presentación pública de los infantes a Dios, para rogar su bendición sobre ellos. Es un acto de gratitud de los padres para con Dios. Pero debo apuntar que en la realidad esta ceremonia implica muchas fallas en comparación a la ceremonia del bautismo. Después de un cuidadoso análisis, mi aseveración es que las personas que realizan esta ceremonia lo hacen para evitar compromiso alguno con la iglesia.

Lo que hacen es transferir la responsabilidad de educar al infante a la congregación, dado que piensan que la iglesia podría hacerlo mejor que ellos. Pero ésta no es la misión de la iglesia, ni tampoco la del Sistema Educativo Nacional. Educar al infante es la responsabilidad primordial de la familia. La misión de la escuela es de proveer de conocimiento científico útil para la vida, y el de la iglesia de proveer de principios morales para la vida práctica. Asistir a la congregación no es garantía alguna para que la persona goce de una vida mejor. Eso sucederá únicamente si la persona vive su fe, es decir, si está comprometida con los valores que le son enseñados.

Muchas veces al celebrar el acto de la Dedicación de Infantes, cuando generalmente sólo uno de los padres del infante es cristiano, el cónyuge no redimido ni siquiera acude a la ceremonia. Pero si acaso acudiere, lo más seguro es que esa sea la única ocasión en que se vea a tal cónyuge en el templo, lo cual es muy triste. Por todo esto la ceremonia de la Dedicación de Infantes realmente no representa mayores beneficios.

Muchas otras personas le confieren cualidades mágicas o sobrenaturales a este acto por razones que desconozco. Aparentemente creen que al hacerlo obtienen un tipo de garantía celestial en relación con el infante absolviéndoles de su responsabilidad como padres. Una premisa falsa más.

Por el contrario, la ceremonia del bautismo confiere a los padres la responsabilidad directa e ineludible de ser quienes eduquen al infante en el camino, tal como lo exige la Biblia. También posiciona a los padres como los directos responsables en el desarrollo del niño. Lo hace de tal modo que le proporciona un documento certificado por la iglesia, además de que le da la calidad de miembro a prueba, convirtiéndolo en parte de la iglesia, lo cual seria un punto a favor para que los padres se esfuercen en hacer su labor debidamente.

Apuntes finales

In necessaris unitas, in dublis libertas, in ómnibus charitas. El bautismo es un Sacramento instituido por Jesucristo, y el bautismo infantil una práctica que la Iglesia tiene que resucitar y ser recomendada diligentemente por los ministros para tener familias fuertes, cristianamente responsables, que amen y cuiden de sus familias y tomen todas las medidas necesarias para hacerlo.

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[1] Disciplina de la Iglesia Metodista de México, A. R.

[2] Disciplina de la Iglesia Metodista de México, A. R.

[3] Wikipedia. Bautismo.

daniel_mendoza

Breve estudio sobre la Doctrina del Bautismo

Pbro. Ruben Pedro Rivera
Pbro. Ruben Pedro Rivera

Este artículo nos es presentado por el Pbro. Rubén Pedro Rivera quien es miembro de CANCEN. Actualmente pastorea una congregación experimental de la IMMAR en El Paso, Texas, como un proyecto de la misma CANCEN. Vive en aquella ciudad con su esposa Miriam.


 

DEFINICIÓN: “El bautismo es un sacramento del pacto de la gracia de Dios, administrado a los que están en la comunidad del pacto, llamada La Iglesia”

Dr. Dwight H. Small

  1.  Los pactos de Dios han sido establecidos tanto con personas individualmente, como con familias (Abraham y sus descendientes, Isaac, Jacob; David y su hijo Salomón, Jacob y sus doce hijos, el carcelero de Filipos y su familia, la primera pascua y las familias en Egipto, etc.). Ver Isaías 8:18… Heb. 2:13.
  2. Los hijos están involucrados en el pecado de sus padres en cuanto a las consecuencias, como también están comprendidos en el pacto de salvación ofrecido a sus padres. “Yo visito la maldad de los padres sobre los hijos… pero hago misericordia a millares…” (Éxodo 20:5-6). Se trata de las consecuencias del pecado y no de la culpa, pues a este respecto “el alma que pecare esa morirá” y Ez. 18:20 “El hijo no llevará el pecado del padre…”
  3. La gracia redentora del Señor se ofrece a la familia: Ej. Noé (Hebreos 11:7 “Por fe Noé construyó el arca… en que su casa se salvase”. Lot y su familia salvados de la destrucción de Sodoma Gen. 19:1-11, (Por la fe de Noé y la de Abraham respectivamente).
  4. El pacto de la circuncisión, ¿lo entendían los bebés?, ¿Se requería su participación voluntaria para formar parte del Pueblo de Dios?, obviamente no. Era por la fe obediente de sus padres que los pequeños podían y debían ser circuncidados. Jesucristo en su infancia hubo de ser circuncidado. Ya como adulto fue además bautizado por Juan ¿Tuvo que arrepentirse para poder ser bautizado? ¿Tuvo que hacer pública aceptación de reconocer al Señor como su Dios?, ¿El bautismo de Juan era sólo para quienes debían arrepentirse?, a todas estas preguntas la respuesta es no, luego no es indispensable que el recipiente tenga que arrepentirse o estar en edad de tomar decisiones, para ser digno de ser bautizado.
  5. El pecado de exagerar desmedidamente la importancia del bautismo. Jesucristo no bautizó a nadie (Juan 4:1, 2). Pablo afirmó que Dios no lo mandó a bautizar (1ª. Cor. 1:17). Ciertamente se afirma que el “que creyere y fuere bautizado será salvo” Pero el énfasis está en el creer y no en el bautismo (Marcos 16:16). Hacen mal quienes arrebatan a sus hijos el derecho del bautismo, tanto como quienes lo festejan como si fuese una celebración pagana, o lo demandan como condición sine qua non de la salvación.
  6. ¿Quiénes debían ser circuncidados? ¿Quiénes debían ser bautizados?: Los pertenecientes al Pueblo de Dios. ¿Pertenecen los niños al Pueblo de Dios? “De ellos es el Reino de los cielos” “El que no recibe el Reino de Dios como un niño no entrará en él” Lucas 18:16-17. Si Dios da a los niños el derecho de pertenecer al Pueblo de Dios y de entrar consecuentemente en el Reino de los cielos, ¿con qué derecho puede negárseles a los niños el derecho a ser bautizados?
  7. Casos de bautismo de familias completas en el N. T: Lidia y toda su casa (Hechos 16:14). El caso del carcelero de Filipos (16:33) Referencia de Pablo indicando que los niños son santos: 1ª. Cor. 7:14 Y si son santos, ¿Bajo qué argumento se les puede negar el bautismo?
  8. No debe confundirse el bautismo cristiano de los niños con el bautismo de la Iglesia Católico Romana, el cual tiene otras razones muy distintas para bautizar a los infantes, tales como la obsoleta idea del Limbo y la cancelación del pecado original, mismas que no tienen sustento bíblico y por ello el bautismo católico de los niños no debe equipararse con nuestra práctica.
  9. Siguiendo el ejemplo de Jesucristo, de Pablo y de los primeros cristianos, NO es nuestra costumbre discutir sobre este sacramento. Entendemos que es un privilegio recibirlo, pero NO es requisito de salvación, como lo prueba el caso del ladrón crucificado junto a Jesucristo, al cual el Señor le aseguró “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, y esto sin mediar bautismo alguno. Ni Jesucristo ni sus discípulos discutieron polémicamente respecto al bautismo y los metodistas seguimos ese ejemplo.

Por lo que toca a la forma respetamos el derecho de quienes prefieren la inmersión o la aspersión, ya que la cantidad de agua no hace menos o más salvo y santo a una persona, sino la genuina conversión y la gracia divina, (en el caso de los adultos), y la fe obediente de los padres más la gracia de Dios, (en el caso de los niños). De igual manera respetamos el derecho de los padres que –sabiendo que sus hijos son herederos del Reino, mientras están en la infancia-, solicitan el bautismo de sus hijos cuando éstos son pequeños; y también respetamos ese mismo derecho en los padres que prefieren esperar a que sus hijos crezcan y que ellos mismos soliciten ser bautizados, aunque esto implica ignorar el derecho que los pequeños tienen porque el Señor ya se los ha otorgado, aparte de que puede darse el caso que los hijos crecidos no deseen ser bautizados.
Es, sin embargo, indispensable que los padres que solicitan el bautismo de sus hijos pequeños, reciban la instrucción adecuada para que conozcan las serias responsabilidades que contraen delante de Dios y de La Iglesia, al efectuarse este sacramento.

  1. Tema especial es conocer el criterio y práctica de los sucesores de los apóstoles, respecto a la costumbre cristiana de bautizar familias completas, incluyendo, por supuesto, a los niños. Por la brevedad del tiempo disponible no es posible traer a consideración el pensamiento de los llamados Padres de La Iglesia, quienes escribieron tratados doctrinales y teológicos. Entre estos personajes están: Irineo, Policarpo, Tertuliano, Orígenes, Justino Mártir, Cipriano e Hipólito, todos los cuales han dejado constancia de que era práctica normal entre los cristianos el bautismo de los niños y que la palabra “Baptizo”, no solamente se interpretaba como sumergir, sino también como rociar o asperjar. Por esto puede entenderse la expresión “Bautismo con el Espíritu Santo”, que cuando se dio en los casos del Nuevo Testamento no se trató de sumergir a las personas en el Espíritu Santo, sino más bien recibir de arriba una llenura sobrenatural, que se hizo visible en la figura de lenguas como de fuego que descendieron del cielo. Mucho más podría decirse a este respecto, pero la brevedad del espacio nos limita.

Resta solamente encarecer a los padres que tienen hijos pequeñitos a asumir con pleno compromiso la responsabilidad de bautizar a sus hijos sabiendo que como progenitores deberán cumplir con la ordenanza de enseñar con palabra y ejemplo, a sus hijos, respecto a lo que es y significa la vida cristiana, y de ello habrán de dar cuenta al Omnipotente en un tiempo señalado. Retardar este sacramento implica falta de compromiso paternal y menosprecio del derecho que Dios ha otorgado a todo pequeño, hasta el punto de que el que no se haga como un niño no entrará en el Reino de los Cielos. Somos los mayores quienes hemos perdido ese derecho y por lo tanto es para nosotros el reclamo de arrepentimiento y reconciliación con Dios como condicionantes del bautismo.

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Sobre la aceptación del Bautismo Católico Romano

Ni el libro de Disciplina de la IMMAR, ni ningún acuerdo de la Conferencia General de la IMMAR han resuelto la cuestión acerca de si los metodistas en México hemos de tomar el sacramento del bautismo oficiado por la Iglesia Católica Romana como válido, o no. Escuchamos diferentes voces posicionándose de un lado y del otro, pero siempre a título personal.

Mientras no haya una resolución sobre el particular, se sobreentiende que permanece la libertad dentro de la IMMAR para pronunciarse en la instrucción y en la práctica en favor de cualquiera de las dos posibilidades, tanto en el nivel personal como en el congregacional.

A través del siguiente artículo, que es en realidad una compilación de respuestas derivada de algunas discusiones entre pastores metodistas del Distrito Rey de Reyes de la Conferencia Anual Oriental, podemos escuchar con sumo respeto y apertura una de las dos explicaciones posibles. La redacción corresponde al Pbro. David E. Almanza Villalobos, miembro de ese Distrito.

 


¿El bautismo católico es válido para los metodistas?

David AlmanzaLa decisión de aceptar o no el bautismo católico en la IMMAR, y específicamente por los pastores metodistas, es decisión personal. La Disciplina  no dice si el pastor metodista mexicano debe o no aceptar el bautismo católico. Por esa razón no hay ningún respaldo disciplinario que te obligue ni a rechazar ni a aceptar ese bautismo. Como ya lo dije, la decisión es personal, según tus razonamientos o convicciones.

Personalmente, NO lo acepto.

Las razones de algunos metodistas que se dicen “conservadores” para aceptar ese bautismo, son que 1) la fórmula trinitaria valida el bautismo como cristiano, y 2) efesios 4:5, “un bautismo”. Un tercer argumento sería, la apelación a que las personas que fueron bautizados de infantes en la iglesia católica romana, y que ahora están en la iglesia metodista, tienen frutos de cristianos y para ellos tuvo un significado especial su bautismo de niños, tanto que no quieren otro bautismo. ¿Es esta una doctrina bíblica o protestante? Según la Biblia, el bautismo reclama tres cosas:

  1.  Que el candidato sea cristiano previamente (o hijo de padres cristianos),
  2. Que el oficiante sea cristiano (el ministro),
  3. Y que la fórmula sea trinitaria.

Ahora bien, si yo acepto como válido el bautismo católico tendría que aceptar otras cosas como:

  1.  Aceptar que los padres de los niños bautizados son cristianos. Y no me refiero a la estadística, que dice que aquel que cree en Cristo es cristiano; me refiero a que hayan tenido un encuentro con el Señor Jesús, y sus vidas hayan sido transformadas de modo que anden según los principios bíblicos, y se hayan alejado de la idolatría y las falsas doctrinas romanas; mandamientos de hombres que se contraponen a la Biblia.
  2. Aceptar que el bautismo quita el “pecado original”.
  3. Aceptar que el ministro que bautiza, en este caso el sacerdote católico romano, es cristiano y por lo tanto, valido su ministerio, y por lo tanto, valido sus enseñanzas tales como: la transustanciación, María madre de Dios, la salvación por obras, María co-redentora, María inmaculada, el confesionario, el purgatorio, las indulgencias, la idolatría etc.

En la Iglesia Metodista de México, se tiene por costumbre que sólo un ministro ordenado, un Presbítero, puede ministrar los sacramentos. Tan es así que alguien que no está ordenado, tiene que tener un permiso expedido por su superintendente para ministrar la Santa Cena o para bautizar.

Pero al validar el bautismo católico, estamos entonces validado implícitamente a un sacerdote católico. ¿Les suena esto congruente? Pues si aceptamos lo antes dicho, habría que cambiar los artículos 328, 329 y 334 inciso “t”, de nuestro libro de Disciplina Metodista.

Si consideramos que un sacerdote católico romano puede bautizar y que es válido su bautismo, entonces ¿Por qué la IMMAR limita a los pastores suplentes, a los misioneros sin órdenes ministeriales, a los probandos de Distrito y probandos de la Conferencia?

Pienso que, validar el bautismo católico sólo por el uso de la fórmula trinitaria o por la idea inconsistente de “un bautismo”, es reducir y perder el significado del bautismo. Es la iglesia católica la que sostiene la doctrina de que los sacramentos actúan «ex opere operato», es decir, que contienen y conceden la gracia de Dios de manera inseparable, independientemente de quién otorgue y a quién se otorgue los sacramentos.

Si es necesario que el candidato (o los padres, si es un niño) llene los requisitos de arrepentimiento y fe en Cristo antes de recibir el bautismo, significa que el uso de la fórmula trinitaria o “un bautismo”, NO lo es todo. Por lo tanto, habría qué hacerse tres preguntas:

  1.  Puesto que la gente católica practica casi generalmente el bautismo de niños como un evento social, familiar y religioso, más que como un compromiso con Dios, ¿cómo podemos saber si los niños bautizados en la iglesia católica eran hijos de padres verdaderamente convertidos a Cristo? Si no lo eran, entonces el bautismo no tuvo ningún valor, por la sencilla razón de que el sacramento no actúa «ex opere operato».
  2. Es costumbre en la iglesia católica cobrar una cuota fija y determinada por ella para conceder el sacramento del bautismo, lo cual es una costumbre que hoy denominamos «simonía», por el intento de Simón el mago de pagar a Pedro y Juan el don de conceder los bienes celestiales (en ese caso de otorgar el Espíritu Santo), ¿no reduce y ofende el propósito y significado del bautismo como un sacramento de la gracia, al intercambiarlo por una cuota monetaria?
  3. La iglesia católica bautiza con el fin de borrar el pecado original, intención que denominamos «regeneración bautismal», doctrina en la que la iglesia metodista NO cree, lo cual hace que el bautismo católico ofrezca una cosa que no es posible, una obra que Dios no da al bautizado, ¿no hace esto que ese bautismo desmerezca su naturaleza al pretender una cosa que realmente no logra?

Nos contentaríamos con muy poco si damos por válido un bautismo con tantas deficiencias, tan alejado de la intención de Cristo cuando lo ordenó. Pablo rebautizó a los efesios de Hechos 19 debido a que su bautismo era incompleto. La confianza de Pablo en el nuevo bautismo no estaba en el uso de la fórmula trinitaria (misma que aparentemente ni siquiera usó en esa ocasión), sino en que los 12 efesios tuvieran fe en Cristo y así recibieran el Espíritu Santo.

De todos modos, si las tres consideraciones anteriores no representaran tanto valor para los metodistas que validan el bautismo católico, al menos habría que tomar en cuenta la primera. La primera es fundamental, sin esa fe previa en Cristo no habría salvación, y sin salvación no hay bautismo que valga.

Deben ser honestos ante su conciencia, ante la Biblia y ante Dios, y contestar a la pregunta ¿sus padres eran cristianos de fe cuando los llevaron a bautizar? Y, como dije, al final de cuentas cada pastor decidirá si acepta o no como válido el bautismo católico, pero debe haber un fundamento más completo que simplemente sostener el principio insuficiente y católico de que el bautismo vale únicamente porque se usó la fórmula trinitaria o por “un bautismo”. Pero pienso que la iglesia metodista y su cuerpo pastoral no deberían aceptar como válido el bautismo realizado en la iglesia católica y/o cualquier otra profesión de fe lejana a la ortodoxia cristiana protestante.

Notas de:

  • Libro de la Disciplina Metodista 2010-2014 de la IMMAR.
  • Manual de Doctrina Cristiana, Juan S. Banks.
  • http://www.corazones.org/diccionario/exopere_operato
  • Apuntes de Pbro. Bernabé Rendón Morales.
  • Catecismo de la Doctrina Cristiana, Editorial Enseña, México, D.F.