El Dios que Ve, Escucha y Actúa

El Dios que ve, escucha y actúa

La acción de Dios es bajar y liberar a las mujeres de los sistemas faraónicos. Para que los hombres que integramos parte de la Iglesia podamos reconocer el papel de la mujer que es el ser líder de la Iglesia.

Guillermo Niño Fernández *

Léase Éxodo 3:1-15.

Tenemos un Dios que no se encuentra en tronos celestiales mirando de lejos a su creación, ni mucho menos que ignore nuestras situaciones. Entonces te puedes preguntar: ¿por qué hay gente que sufre, por qué hay guerras, migración, violencia en nuestro mundo? Una de las respuestas a estas preguntas que siempre nos haremos es que la mano del ser humano corrupto que se encuentra lejos de Dios ha creado sistemas que dañan a grupos vulnerables.

En el texto bíblico del libro de Éxodo 3: 7 menciona que nuestro Dios ve la aflicción de su pueblo y escucha su clamor, pero no nos dice que él manda ese mal para el pueblo. El sufrimiento viene por el imperio egipcio y su sistema corrupto que daña a los hebreos. Pero la acción de Dios es intervenir al mencionar que bajará para librarlos y llevarlos a una mejor tierra donde hay leche y miel. Así lo hizo por medio de un hombre llamado Moisés al parecer estaba cómodo con su esposa, hijo y su suegro Jetro lejos de la dictadura egipcia. Pero escuchó la voz y el llamado de Dios, no le fue fácil responder a ese llamado, puso obstáculos o pretextos, como el no saber hablar delante del Faraón, que era el hombre más poderoso de ese momento, considerado dios para muchos. El relato menciona que la compañía de Dios con Moisés siempre estuvo presente y logró su objetivo que fue liberar al pueblo oprimido.

Hoy, hay gente oprimida por la violencia organizada, que pierden su trabajo, su dignidad como personas, pierden paz y obtienen angustia. Estos sistemas faraónicos, también se ven en gobiernos dictadores que ignoran las necesidades de los más pobres, teniendo como acción solo un discurso de mentiras.

Desafortunadamente estas posturas faraónicas también se manifiestan en la Iglesia de Cristo, cuando se oprime a la mujer diciendo que debe de callar y solo enseñar o cuidar a los niños en el tiempo de la escuela dominical. Pero, ¿qué implica que la mujer guarde silencio en la congregación? Es no reconocer sus virtudes y dones en la predicación, en la enseñanza como docente de una Iglesia o un seminario, el no tener un cargo en la administración donde pueda cambiar las prácticas y costumbres que favorecen a los hombres, o el renunciar a un llamado divino como ministra de culto por casarse con un pastor. La acción de Dios es bajar y liberar a las mujeres de estos sistemas; algo muy importante es que los hombres que integramos parte de la Iglesia podamos reconocer el papel de la mujer que es el ser líder de la Iglesia.

Una mujer fue la primer testigo de la resurrección y ella tuvo la responsabilidad y privilegio de compartir al Cristo resucitado. No fue un hombre, fue una mujer. Varón y hembra nos creó, son como un vaso frágil, las tenemos que amar como Cristo ama a la Iglesia.

Hermanos y pastores metodistas, renunciemos a nuestros prejuicios y machismo, y seamos parte de esta liberación para que las mujeres, las hijas de Dios, las siervas, las apóstolas, las profetas del Cristo resucitado, junto con nosotros, extendamos el Reino de Dios en nuestras comunidades.


* Pbro. Guillermo Niño Fernández. Presidente Conferencial del Área de Testimonio Cristiano CAM