Reflexiones Sobre la Fe

Reflexiones Sobre la Fe

Fe no es tanto lo que uno cree, sino lo que uno hace con lo que cree. Solamente en dos ocasiones Jesús dijo: grande es tu fe; pero nunca se lo dijo a un judío, siempre fue un gentil.

David Almanza Villalobos (adaptación)

Fe y sacrificio

“Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”.

Génesis 22:1-2

Tanto para Abraham como para Sara tener un hijo era no solo un imposible sino también un absurdo dada la edad que ambos tenían y por la esterilidad de Sara.

Pero la persona de fe no cree solamente en hechos, sino que mediante su plena confianza en Dios espera que suceda lo humanamente imposible. La fe da por hecho que lo que Dios nos prometió, se cumplirá. La fe es una solemne confianza en lo que Dios ha dicho en razón de su carácter y naturaleza. Dios no sabe ni puede mentir, y ese es la mayor garantía de la Palabra que salió de su boca.

La fe nos lleva a entregarlo todo.

Abraham sabía que, al sacrificar a su hijo, toda esperanza de ser padre de multitudes quedaría arruinada y que las promesas que lo señalaban como un futuro padre de muchas naciones ya no se cumplirían. Pero no obstante decidió confiar en el Señor y rendirle a él, lo más preciado que tenía en ese momento: su hijo Isaac.

Un cristiano convencido de a quien le está creyendo estará dispuesto a sacrificar todo lo que Dios le pida y lo más precioso para él, con el propósito de agradar a su Dios y Señor.

Si tú eres un cristiano convencido no argumentarás contra lo que Dios te está pidiendo, simplemente obedecerás. Si tú eres un cristiano convencido no cuestionarás a Dios por la forma en que lo hace, simplemente seguirás avanzando, aunque no veas nada.

La fe NO se detiene a pensar en lo que da, sino en las razones por las que damos.

¿Qué te ha pedido Dios que entregues y te has negado? De tu carácter ¿Tu obediencia, tu orgullo, tu soberbia, tu ira? De tu vida espiritual ¿Tus talentos, tu honra, tu sujeción, tus pensamientos? 

Fe no es tanto lo que uno cree, sino lo que uno hace con lo que cree.

Como lo cite en un principio, Santiago 2:19 dice: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan”. ¡Claro! Mucha gente cree en Dios, pero una cosa es creer que existe y otra creerle y obedecerle.

Y si lo que creemos NO nos lleva a hacer algo, NO nos mueve a la acción, NO nos mueve al amor, NO nos mueve al dominio propio, NO nos mueve a dar frutos ¿para que lo creemos?

Santiago 2:17 dice: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”. ¿Qué estás haciendo con tu fe? ¿Dejarás pasar las nuevas oportunidades que se te están dando Dios como lo hizo la primera vez? La fe es capacidad que el Espíritu Santo da, para que creamos y hagamos, lo que Dios nos afirma desde su Palabra.

¿Crees que Dios existe, pero le crees a Dios y le obedeces? ¡Yo le creo a Dios! 

Fe vs duda

 “De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad”.

Hebreos 11:6

El enemigo te hace pensar que la verdadera FE se manifiesta cuando NO hay dudas, pero eso es mentira. El hombre siempre va a tener cierta incertidumbre, cierta duda: es de humanos. Sin embargo, la fe no tiene que ser limitada por tus dudas, porque tienes un Dios grande, que, si tú le traes tus dudas, él actúa a tu favor a pesar de eso. Cuando tú decides seguir creyendo y obedeciendo, él es fiel a su promesa.

Y no es la medida de tu fe la que hace el milagro sino la grandeza y la misericordia de Dios.

Quizá algunos están pensando: ¿Pastor y qué de aquellos que Jesús les dijo hombre de poca fe? ¿O de la reprensión a Pedro cuando lo sacó del mar? Cuando Jesús les dice que tienen poca fe, en realidad, los discípulos tenían mucha fe, solo que habían puesto su fe en el lugar equivocado. Cuando se desató la tormenta, ellos confiaban más en la barca que en Jesús que iba en la barca. Por eso Jesús les dijo que tenían poca fe, porque en comparación con la fe que le tenían a la barca, era poca la fe que le tenían a Dios. Era una reprensión, no tanto por la medida de su fe, porque no los estaba reprendiendo por tener temor por las circunstancias que amenazaban sus vidas, Jesús los reprendió porque habían puesto su mayor medida de fe, en el lugar equivocado.

Tus dudas te pueden llevar a una mayor búsqueda de Dios, y te pueden llevar a un mayor crecimiento de tu fe. Así como la oscuridad es necesario para que brille la luz, la duda es necesario para que crezca la fe.

Quiere decir que no tienes que tener todas las respuestas, quiere decir que no tienes que ser parte del salón de la fama, quiere decir que no tienes que tener una maestría en teología o doctorado en divinidades, la gente de la lista de los héroes de la fe de Hebreos 11, todos eran imperfectos, eran débiles, se veían necesitados, algunos eran escandalosamente pecadores, Jacob está en la lista, David está en la lista, Sansón está en la lista, Raab la ramera esta en la lista, sin embargo, todos llegaron al salón de la fama de la fe ¿Por qué? Porque era la medida de su Dios que los calificó en medio de sus circunstancias.

El día que no tengas dudas, que no haya incertidumbre, felicidades, has llegado al cielo. Pon los ojos en Jesús, pon tu fe en Jesús. ¡Activa tu fe!

Grande es tu FE

“Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora”.

Mateo 15:28

Solamente en dos ocasiones Jesús dice: grande es tu fe. Y lo interesante es que, las dos veces que Jesús dijo esto, nunca se lo dijo a un judío, siempre fue un gentil. No a un judío, no a un religioso. Uno de esos dos, era una mujer cananita, cuya hija estaba poseída por un demonio y ella estaba sufriendo tremendamente. Ella entra en la escena y esta Jesús con sus discípulos y para una mujer en aquella cultura entrar a una sala donde solamente hay hombres, era escandaloso, sin embargo, ella venía con fe.

Muchos quizá pudieron haber dicho “mira esta mujer sinvergüenza”, pero lo bueno es que la fe no es una emoción. Ella a lo mejor sintió vergüenza, pero la fe no es una emoción, la fe es una acción y la fe se acciona a pesar de las emociones. Quizá si se sintió avergonzada, quizá si sintió temor al acercarse, pero la fe es una acción y ella llegó a los pies de Jesús y se postró ante él y le dijo: Señor mi hija está gravemente atormentada, ten piedad de mi y ten piedad de mi hija.

Y la Biblia dice, en Mateo 15, al principio Jesús la ignoró, no le dijo nada, la dejó hablando, los discípulos mientras tanto decían, “Señor despídela, nos está molestando, despídela”, y Jesús no decía nada. Yo creo que esta mujer se sintió en ese momento ignorada, ¿cómo te sientes cuando le diriges la palabra a alguien y no te contesta? 

Se sintió ignorada, lo bueno es que la fe no es un sentir. A pesar de haberse sentido ignorada, no se fue, ella permaneció allí.

Cuando Jesús finalmente habla, le dice: Es que yo fui enviado solamente a las ovejas de Israel. Como diciéndole: tú eres cananita, no eres oveja de Israel. Mis milagros, mis intervenciones, no son para los gentiles, son para los judíos, tu no encajas, no estás en la categoría.

Entonces mira esto: Primero se sintió ignorada, y cuando finalmente Jesús responde, quizá se sintió desanimada, porque Jesús le estaba diciendo que su intervención no es para ella.

Se sintió desanimada, lo bueno es que la fe, no es una emoción. Porque vivimos por fe, no por emoción. Ella no dejó que su sentimiento, dictara lo que ella iba a creer y hacer. No se fue, no huyó.

Entonces Jesús, pone más presión, porque enseguida le dice: No es correcto dar el pan de los hijos que se sirve en la mesa, a los perrillos. No tengo tiempo para explicar porque Jesús estaba diciendo eso, pero Jesús estaba dando oportunidad de que se manifestara el más alto nivel de fe de esta mujer, para que quedaran sorprendidos los discípulos, porque Dios estaba mostrando a los discípulos lo que es una verdadera fe de calidad, una fe poderosa. Le dice: no es correcto, dar el pan que se sirve a la mesa para los hijos, dárselo a los perrillos. Prácticamente le dice: es que, eres una perrilla, y no es correcto darte el pan de los hijos.

Pudo haberse sentido ofendida, pudo haberse sentido humillada, pero ¡qué bueno que la fe no es un sentimiento! Qué bueno que ella no dejó que la emoción dictara lo que ella iba a hacer y como había de responder.

Déjame decirte algo: si tú eres una persona que fácilmente te ofendes, tu no vas a ver muchos milagros. Si tú no puedes soportar un silencio de Dios, si no puedes soportar un “todavía no” departe de Dios, si tú te ofendes rápidamente porque alguien no te saludó en la iglesia, no te felicitaron o porque el pastor predicó muy duro, o porque no te gustó la alabanza o porque el peinado de la hermana estaba muy ostentoso, porque el pastor usa tenis o lo que sea, tú no vas a ver muchos milagros.

Ella se pudo haber sentido ofendida, pero mira lo que dice ella, mira lo que la fe es capaz de hacer, ella dice: “Sí, Señor”. Sí, como diciendo: “estás en lo correcto, no te voy a contradecir y te voy a llamar Señor”. Sí, Señor. Me someto a lo que tú digas. Dice ella: “Pero, aún los perrillos tienen derecho a pararse a un lado de la mesa esperando que caiga una migaja”.

Y cuando ella dice esto Jesús dice: “Mujer, cuán grande es tu fe, que se haga conforme a lo que has pedido y desde ese momento al instante su hija sanó”.

Se sintió ignorada, se sintió rechazada, se sintió ofendida, se sintió humillada, pero la fe no es una emoción. Ella dijo: no voy a dejarme guiar por mis sentimientos, voy a seguir creyendo a pesar de lo que estoy sintiendo. Dios puede hacer la obra. Ella piensa: lo que está en el pan, está en la migaja… si hay milagros en el pastel, hay en la migaja.

La pregunta es, ¿podrás tu superar ese sentimiento de ofensa, de rechazo, de temor y decir, lo bueno es que la fe no es un sentimiento, no es una emoción, es una acción, y yo no me voy a dejar guiar por la vista ni por las emociones, voy a confiar en lo que Dios es porque si está en el pastel, está en la migaja?

¡Activa tu fe!