¿Necesitamos gritos más fuertes, o que algo suceda en nuestra familia o seres queridos para tomar conciencia? ¿Que parte de nosotros debe de ser tocada y transformada para bien acompañar a las mujeres que tenemos a nuestro lado? ¿La indiferencia y la pasividad seguirán siendo el factor común?
Carlos Alejandro Muro Flores
“Quienes no se mueven, no notan sus cadenas”.
Rosa Luxemburgo
Me dirijo al centro de la ciudad, se que hubo una concurrida manifestación por parte de varias agrupaciones feministas. Marcharon por una avenida de 4 carriles. Punto de reunión: glorieta de Pancho Villa, aquí en Chihuahua; destino: centro de la ciudad, un recorrido de aproximadamente 2 km.
Llego y ya es tarde, inmediatamente me llama la atención que hay áreas muy iluminadas y otras totalmente en penumbra, me estaciono cerca de la plaza mayor que tiene una enorme explanada. Hace un viento frío, pocas personas en el lugar. En la esquina del palacio de Gobierno una camioneta de policía con las torretas encendidas, destellos de rojo y azul dan contra el costado de palacio.
Esperaba ver mucha basura como sucede donde se reúne mucha gente, no la hay; toda la explanada esta limpia. Me fijo un poco más y veo que el piso está lleno de pintas de todos colores, la mayoría denunciando agresores con nombre y apellido, muchos ilegibles. Elevo la vista y veo el monumento que corona la explanada conocido como El Ángel, veo que está también “decorado” al igual que el piso, tiene innumerables consignas. De ahí veo el Palacio de Gobierno y alcanzo a observar a algunos trabajadores colocando tablas blancas en algunas de las ventanas, pues los vidrios habían sido blanco de las manifestantes. Al igual que otros años el palacio a la altura de una mano alzada hacia abajo, lleno de pintas; nuevamente leo nombres, acusaciones, consignas, reclamos, hasta panfletos con fotografía de los “denunciados” como abusadores; este material gráfico es, por mucho, más abundante que otros años.
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