<strong>¿Hacia donde vamos? Conferencia General 2022</strong>

¿Hacia donde vamos? Conferencia General 2022

Un sínodo nacional se celebra con el propósito de descubrir si todas las cosas en la iglesia están en un estado apropiado o en condiciones correctas (Jacobo Arminio, 1608).

Carlos Alejandro Muro Flores

Los valores que antes eran considerados peldaños de la sociedad, el día de hoy son cuestionados; el pensamiento liberal ha permeado a una sociedad que en ocasiones no distingue lo correcto de lo incorrecto y las denominaciones no han sido la excepción; este pensamiento solo reconoce lo que le satisface de manera inmediata sin considerar las consecuencias sociales que como fruto hoy estamos viviendo.

La Iglesia como institución terrenal está siendo cuestionada como nunca antes.

Uno de los beneficios de pertenecer a una iglesia o denominación histórica es la revisión periódica de sus doctrinas, formas de gobierno y estatutos.

En la Iglesia Metodista de México A.R. (IMMAR), la cual es independiente de alguna otra denominación, hacemos esto cada cuatro años y es todo un acontecimiento. La periodicidad de estas Conferencias Generales (como así las conocemos de manera interna), nos permiten estar en concordancia con un mundo que cambia y evoluciona a una velocidad nunca antes vista. Y no me refiero solo al área tecnológica; también y, por mucho, al sociológico, al pensar y actuar de las personas.

No es que cambiemos constantemente nuestro marco teológico. Es decir, nuestras creencias en relación a Dios, la Escritura, la Iglesia como tal y como nos relacionamos entre nosotros internamente: No, no sólo se trata de eso. Aquí entre otras cosas revisamos cómo debemos actuar en concordancia con las leyes mexicanas, ya sean fiscales, laborales, civiles, penales etc.

Una de nuestras grandes preocupaciones es que la sociedad en la cual estamos inmersos, necesita obtener respuestas reales a situaciones reales. Programas sociales y un sinnúmero de decisiones son tomadas aquí. Todo con el fin de dar a conocer a Dios de una manera en que las personas que no le conocen lo puedan hacer de una manera clara.

No todas las denominaciones se manejan así; esto nos permite tener transparencia hacia dentro de nuestra organizacion y tener una proyección clara hacia el exterior.

“Uno de los principales deberes que corresponden a tal asamblea es el examen de la doctrina, ya sea la que se admite por unanimidad, o la que discuten determinados teólogos” (Jacobo Arminio, Declaración de sentimientos y Disputas públicas, pp. 98, 102 y 103).

Esto está plasmado por escrito y de manera implícita en los estatutos de las diferentes organizaciones, comisiones y niveles de gobierno que tenemos, así como en nuestro Credo Social y en los Artículos de Religión.

Todo es claro y, si algo no está bien o no está acorde, o algún sector está en desacuerdo o se piensa que algo puede o debe ser cambiado, actualizado o mejorado en contenido o redacción, tenemos la manera de hacerlo. Hay vías que nuestro libro llamado “Disciplina” describe, de tal manera que el único requisito para poder promover algún cambio es ser miembro de la denominación.

Esto es analizado en diferentes niveles que contienen filtros; algunas propuestas se “quedan” en el camino, otras llegan hasta esta Conferencia General a la cual asisten representantes electos en igual número –pastores y laicos, por Conferencias Anuales- para que todo sea democrático en esencia. 

Programas, cambios legislativos, adecuaciones, anexos y enmiendas son analizados y votados; de tal manera que al final es un trabajo muy extenso. Cada cambio es revisado y analizado en extremo; nada a la ligera, todo basado en los PRINCIPIOS CRISTIANOS que deben caracterizarnos, evitando llegar únicamente a conclusiones amistosas con lo cual pondríamos en duda todo este trabajo.

“Toda decisión en materia de fe y religión debe tener su resolución final en las Escrituras” (Jacobo Arminio, idem).

También son revisados los informes de los diferentes obispos, funcionarios y presidentes de comisiones diversas. Aprendemos de los errores y apuntalamos esas áreas de oportunidad.

Entonces, ¿Hacía donde vamos? El lema es: “El reto de los metodistas: LA SANTIFICACIÓN”. Que sea la voluntad de Dios la que nos guíe en estas decisiones y objetivo, buscando glorificarle en todo. 

No creemos tener toda la verdad con nosotros, ni ser los únicos depositarios de esta; pero si tenemos Verdad.

Jesús dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Y este es nuestro gran tesoro, JESÚS en nuestras vidas, en nuestra Iglesia.