“Pensamos y dejamos pensar” es una frase que, más que una invitación al libertinaje, es una reflexión al análisis de las diferencias exteriores o periféricas y aceptar lo que nos une realmente.
Jesús Rodríguez González
Últimamente he visto como se abusa un poco del “pensamos y dejamos pensar”, como si eso fuera una excusa para hacer que Wesley dijera lo que fuera. Pero eso está muy alejado de la realidad, ya que Wesley en su sermón “El carácter de un metodista” desarrolla cuales son los puntos inamovibles del evangelio y del cristianismo. Esta frase más que una invitación al libertinaje, es una reflexión al análisis de las diferencias exteriores o periféricas y aceptar lo que nos une realmente. De hecho, es tanto así que también marca la diferencia con los papistas y con las demás religiones falsas. Así que cuando alguien diga eso para poder decir cualquier disparate, que tenga en cuenta primero el contexto del metodismo en cual se desarrolla.
Lo primero que debemos decir es que John Wesley y el metodismo se caracterizaban por ser una denominación que se caracterizaba por su puritanismo y su metodología, de ahí el mote en el cual se burlaban de ellos “Metodistas”. De hecho, John Wesley recomendaba que leyeran sus anotaciones “Sobre el vestido” (Journals of Wesley, Nehemiah Curnock, ed., Londres: Epworth Press 1938, p. 468) que indicaba como querían que se mantuviera cierto normativa sobre la manera de vestirse. En esto ya vamos viendo el carácter que tenía nuestro hermano anglicano. Aunado a esto Wesley recomendaba la abstinencia del Alcohol; evitar todo tipo de juego de azar, bailar y hasta ir al teatro (Lyerly, Cynthia Lynn (24 de septiembre de 1998). El metodismo y la mente sureña, 1770–1810. Prensa de la Universidad de Oxford. pag. 39).
Con esto ya nos vamos viendo ese compuesto que forman a los primeros metodistas, y también vamos a viendo como la frase de “pensar y dejar pensar” no es tan abierta en este sentido como ahora actualmente quiere dársele.
Es por eso que debemos ver que Wesley era un hombre profundamente ortodoxo y profundamente bíblico. En este sentido debemos pensar que significa ortodoxo, esta en cuanto a la etimología significa el termino ortodoxo significa verdadera fe, verdadera confesión (de orthós = verdadero y dokeo = opinar, confesar), también él se llamaba “Hombre de un solo libro”. John es un hombre que tiene en alta estima la Biblia, de hecho en las “Marcas de un metodista” dice:
“Quien, por lo tanto, imagine que un metodista es una persona de tales o cuales opiniones, revela una gran ignorancia sobre toda la cuestión, tergiversando totalmente la verdad. Creemos, ciertamente, que toda Escritura es producida por inspiración de Dios, y en esto nos distinguimos de los judíos, de los turcos y de los infieles. Asimismo, creemos que esta Palabra de Dios escrita es la única y suficiente norma para la fe y la práctica cristianas, y es en esto que nos distinguimos fundamentalmente de la Iglesia de Roma”.
La divinidad de la Biblia es algo que nos distingue de los infieles, cuando vemos que personas toman el metodismo y la libertad que este tiene para menoscabar el valor que tiene la Biblia como autoridad para el cristiano. Ya que como dice aquí, nos separa de otras personas. Mucha gente puede creer en Dios, o en algún tipo de Dios, el cristiano y el metodista cree en el Dios que está aquí en la Biblia, que se revela en Cristo, el mismo Cristo que sigue hablando en cada uno de los Evangelio y que Pablo nos los explica en la reconciliación del mundo. La Biblia es un presupuesto central para el metodismo, cuando la retiremos dejaremos cualquier rastro de lo que nos identifica como verdaderos cristianos.
La Biblia no debe transformarse simplemente un manual moral, ni tampoco es una legislación punitiva contra mi prójimo. La Biblia es un llamado, es un rescate que Cristo por medio de su obra ha hecho. Esta revelación especial es el centro en el cual cada uno debería estar centrado, como bien dice el Salmo 1: “Y en su ley medita de día y de noche”. Es un proceso en cual debemos cada uno de nosotros estar trabajando, que la Biblia se convierta en un lenguaje natural para nosotros, si vemos o si leemos detenidamente los sermones de Wesley, en cada uno de ellos están tantos versículos de la Biblia incrustados en sus palabras que a veces vemos que ni se preocupa en poner el capítulo y el versículo. Wesley decía al igual que Santo Tomas de Aquino que querían ser hombres de un solo libro. Y es que como el judaísmo o el islamismo, los cristianos somos religiones del libro. Ahora, con esto no quiere decir que divinicemos la Biblia, pero si debemos ver que su palabra está ahí hablándonos aun en el día de hoy. Una palabra que nos pide por medio del poder del Espíritu Santo: Santidad.
Para John Wesley, ser santo significa tener la mente de Cristo, como se expresa en ya través del plan de Dios que se encuentra en las Escrituras. Es santidad “bíblica”. Por esta santidad el cristiano puede ordenar correctamente sus amores; los afectos correctamente ordenados requieren el orden correcto que se encuentra en la ley natural y en la historia de Dios, expresada en la persona y obra de Cristo y expuesta en las Escrituras. La santificación y el crecimiento en la vida cristiana consisten en ordenar todos los movimientos interiores hacia Dios y el prójimo integrando la ley moral de Dios en la conciencia. La libertad genuina es la libertad ordenada hacia la verdad sobre Dios y la creación.
No puede haber separación entre la santidad bíblica y el amor en la vida cristiana. Sin embargo, con el tiempo, la santidad y el amor han comenzado a separarse en el metodismo. Algo que Wesley pensaba es que Dios había creado el metodismo para esparcir de nuevo la doctrina de la santidad. Y es que la santidad no debemos cerrarlo en lo que no hacemos, sino en lo que hacemos. Los metodistas eran una denominación que se caracterizó siempre por hacer algo, la salvación se demuestra en eso.
Cristo nos pide ortodoxia, el no quiere que pensemos cualquier cosa de Él. Y es como dice el teólogo José Luis Martin Descalzo: «Conocer a Jesús no es una curiosidad. Es mucho más que un fenómeno de cultura. Es algo que pone en peligro nuestra existencia. Porque con Jesús no ocurre como con otros personajes de la historia. Que César pasara el Rubicón o no lo pasara, es un hecho que puede ser verdad o mentira, pero que en nada cambia el sentido de mi vida… Pero Jesús no; Jesús exige respuestas absolutas. Él asegura que, creyendo en él, el hombre salva su vida e, ignorándole, la pierde. Este hombre se presenta como el camino, la verdad y la vida (Juan 14,6). Por tanto, si esto es verdad, nuestro camino, nuestra vida, cambian según sea nuestra respuesta a la pregunta sobre su persona” . Esto es algo que no debe olvidar, Cristo exige respuestas en nuestra vida, Cristo le va a exigir a la iglesia respuestas y nosotros debemos de responder.
Artículo publicado en Facebook J.R. González, 27 de mayo de 2022.
Jesús Rodríguez González, fue estudiante de teología por el Seminario Bíblico de Puebla, y es licenciado en comunicación gráfica por Universidad Autónoma de Laguna. Ha realizado diversos diplomados en filósofia y exegesis. Actualmente es pastor en la Iglesia Metodista «El Mesías», en San Pedro, Coahuila.