<strong>Crónica de la XXIV Conferencia General</strong>

Crónica de la XXIV Conferencia General

Crónica del XXIV período de sesiones de la Conferencia General de la Iglesia Metodista de México, A.R. celebrada del 20 al 28 de mayo en Churubusco, Ciudad de México.

Oswaldo Ramírez González
Bismarck Sesma y Muñoz 

El reto de los metodistas: la santificación 

El pasado mes de mayo se celebró la XXIV Conferencia General de la Iglesia Metodista (IMMAR). Las actividades y reuniones se llevaron a cabo del 20 al 28 de mayo en la Iglesia “El Buen Pastor”, de Churubusco, Ciudad de México. Debido a las normas implementadas como nueva normalidad, las juntas tuvieron una modalidad híbrida lo que significó que gran parte de los directores de organizaciones y comisiones rindieron su informe de manera virtual, a excepción de los obispos de las conferencias y algunos de los directores principales de organizaciones como la Comisión Nacional de Coordinación de Programa.

Pese algunos inconvenientes técnicos, las reuniones se llevaron a cabo en un clima de fraternidad, cooperación y diálogo. Cabe señalar que gran parte de las comisiones, así como de algunos cargos administrativos y de obispos cumplieron en esta conferencia con su segundo periodo a cargo, lo que implica que habrá relevos en las distintas áreas. Ello, procurando dar un seguimiento a los trabajos y buen precedente que dejan nuestros amados hermanos salientes a sus diversos cargos.

Cabe señalar que el mayor reto al que se enfrentó el cuadrienio 2018-2022 refiere al impacto de la pandemia del CoViD-19. Este hecho trastocó a nivel mundial, nacional y, por supuesto, en nuestras congregaciones, debido a que implicó diferentes cuestiones:

Primero, una modificación en los protocolos de predicación para lo cual se recurrió al esquema de reuniones virtuales a través de diversas plataformas electrónicas (Facebook, Youtube, Zoom, entre otras). Nuestros pastores, como a la comunidad metodista en general, tuvieron que adaptarse a estas condiciones, lo que permitió hasta cierto punto un seguimiento en la predicación. No obstante, algunos otros, como las reuniones de organizaciones o aspectos de índole social a ras de calle, se vieron limitadas. Esta lógica dificultó un poco las finanzas pese a que las iglesias solucionaron en gran parte este rubro a través de depósitos bancarios hacia, entre otras cosas, solventar el salario de sus ministros. 

Segundo, porque a pesar de los esfuerzos de las juntas de laicos y ministros, existieron momentos de resistencia y tristeza que solo con el amor y consuelo de nuestro Dios fueron alentadas; el fallecimiento de algunos pastores, así como de congregantes, consecuencia de la pandemia, dobló momentáneamente los ánimos. Pero a la postre fortaleció el espíritu de nuestras iglesias, las cuales han tenido la voluntad de adaptación ante la realidad actual. Pese a esta situación fueron pocas las comisiones y organizaciones que pudieron realizar en gran medida sus metas y actividades proyectadas. Sin embargo, para gloria de Dios el reto surge como una nueva oportunidad y hoy, en lo que ahora se denomina como “la nueva normalidad”, nuestra iglesia se ha planteado una renovación crucial a través de la Santificación. 

Durante las sesiones en las clases (grupos pequeños), sociedades (grupos medianos) y reuniones plenarias se dieron debates importantes en cuanto a los contenidos de proyectos de ley en ocasiones por el contenido y mayormente por la oportunidad de tener una reflexión más amplia, el lugar del Libro de la Disciplina en el cual sería mejor colocarlo o la instancia encargada de darle difusión. Estos debates han tenido repercusiones aún fuera del recinto y que han sido objeto de otras reseñas. 

En cuanto al programa para el futuro, se aprobaron los lineamientos para los próximos veinticinco años, con base en los trabajos de las áreas nacionales y con importantes adiciones de las delegadas y los delegados. 

A Dios sea la gloria por los trabajos, proyectos y visión a futuro que nuestra amada iglesia ha puesto para los próximos años.

Fraternalmente presentada por los cronistas oficiales

Hermanos
Oswaldo Ramírez González (SEHiMM) y
Bismarck Sesma y Muñoz (CASE).