¿En qué nos hemos convertido como Iglesia? ¿O en qué nos hemos convertido ya?
Obispo Rodolfo Rivera De la Rosa
Todos tenemos un llamado: atestiguar a Jesucristo vivo. Nosotros somos anunciadores de la Esperanza, que es en Cristo Jesús. Nosotros no anunciamos a la gente que “no hay esperanza”: todo lo contrario. Todos estamos llamados por igual a testificar a Jesús. Esa debe ser nuestra razón de ser.
La Iglesia no está llamada a predicarse a sí misma. Podemos tener diferentes pensamientos, diferentes perspectivas… pero todos llamados por igual a testificar a Jesús. No se trata de pensar igual, de sentir lo mismo, de estar siempre de acuerdo. Hay algo que nos tiene juntos y es el amor. Ese es el pegamento: el amor de Dios derramado en nuestras vidas.
Al que venga a los pies de Cristo, no tenemos “permiso divino” de decir: “tú sí; y tú no”. No estamos acá porque tengamos un estilo de vida mejor que “el de allá afuera”. Estamos aquí no porque pensamos que pensamos que somos mejores que aquellos “que están afuera”.
El Espíritu de Cristo nos lleva a tener solidaridad; a compartir, a estar con el necesitado. A estar en el mismo nivel y plano que “los pecadores”; a comer con ellos –Jesús fue lo que hizo. El llamado a nosotros como Iglesia es a tener cercanía con aquellos que nosotros no conocemos y no tenemos permiso divino de emitir un juicio por cosas que nos parecen escandalosas. Somos llamados para acercarnos a todas ellas y ellos.
¿En qué nos vamos a convertir como Iglesia, o en qué nos hemos convertido? Tenemos una buena oportunidad para dejar de estar señalando al que es diferente, diciéndole: “Tú no eres santo”, “tú no mereces estar acá”. Una manera de afirmar la declaración de que somos seguidores de Cristo, es ser una comunidad que anuncie con hechos –que el otro- es bienvenido. Que somos iguales, que somos seres humanos, que no lo sabemos todo; que no lo podemos todo… ¡pero que Cristo sí lo puede hacer!
Publicado en Facebook Iglesia Metodista La Santísima Trinidad de Chihuahua, 29 de junio de 2022.