2022 está siendo un año maravilloso, no sólo por el hecho de que por fin -después de dos largos años de pandemia- estamos regresando a nuestras actividades presenciales, sino porque además pudimos celebrar el 133 aniversario de nuestra amada Liga Metodista de Jóvenes e Intermedios. Más de 100 años siendo refugio para la juventud metodista y proveyendo el espacio para la comunión con nuestros hermanos al tiempo que perseveramos en la búsqueda constante de tener una experiencia personal con nuestro Señor. Porque si bien los años pasan, la identidad de nuestra LMJI se ha mantenido desde aquel 15 de mayo de 1889, cuando se establecieron por primera vez nuestro objeto, lema e insignia iniciando así con la formación de la identidad de la Liga.
Y por muy sencillo que pueda ser decirlo o decorar las iglesias y nuestras redes sociales con temática de “133 años”, el camino no ha sido fácil: cada generación de ligueros, así como nosotros ahora, ha tenido que enfrentarse a sus propios retos y desafíos dentro de un contexto social e histórico muy específico y cambiante, pues la única constante que podemos encontrar en la historia de la humanidad es precisamente que nunca es constante. Por eso no es de extrañarse que en algún punto pueda surgir en nuestra mente el pensamiento de “¿Cómo entonces ha mantenido la misma esencia por tantos años sin modificarse? ¿no sería mejor cambiar junto con el entorno?”.
Aunque en primera instancia esta pudiera ser la solución más rápida y sencilla a los problemas cambiantes que enfrentamos como jóvenes, esto implicaría que cada año se tuviera que adaptar toda la estructura de nuestra organización para resolver cada problema específico que surja en la época o para cumplir con el estándar de moda en reuniones juveniles, poniendo en riesgo la identidad en la que fue fundada en un principio y que ha perdurado con el paso del tiempo; porque el secreto de la permanencia de nuestra LMJI no está en la adaptación, sino en la perseverancia de la búsqueda de la fuente de todo el sentido de nuestra organización: la experiencia vital de la comunión con Jesucristo y la palabra de Dios dada a través de la Biblia. Y es aquí donde encontramos el mayor reto que tenemos como juventud, mantenernos firmes en nuestros ideales en medio de un mundo cambiante.
Frente a un desafío de esta magnitud, como líderes y miembros de nuestra LMJI tenemos 2 pasos importantes a seguir: prepararnos fervientemente y enfocarnos en lo esencial.
Porque enfrentar cualquier tipo de reto nunca es una tarea sencilla, y el superarlo con éxito depende en gran parte de las acciones que tomamos previas a enfrentarlo. Por ello la preparación es una parte fundamental para el crecimiento de nuestras LMJI; el estudio consciente de la Biblia y perseverar en la oración es crucial para poder salir airosos de cualquier situación que pudiese presentarse, y es responsabilidad de las Ligas que como organización fomentemos en nuestros jóvenes e intermedios ese deseo de conocer de una forma más personal a Dios a través de nuestras actividades locales, distritales, conferenciales y nacionales.
Recordemos el ejemplo de Nehemías encontrado en el capítulo 1 del libro de Nehemías. La historia nos dice que cuando trabajaba de copero del rey de Persia le llegó la noticia de la situación del pueblo de Israel, y su aflicción por ellos lo motiva a solicitarle al rey permiso para ir y reconstruir su ciudad, Jerusalén; y aunque evidentemente esto representaría un reto, Nehemías sabía exactamente cómo salir airoso de él: en el versículo 4 de este primer capítulo encontramos que antes de tomar cualquier acción se dispuso a buscar fervientemente a Dios a través del ayuno y la oración. El resto ya lo conocemos: Nehemías es recordado gracias a su labor por la reconstrucción de los muros, proeza que sólo pudo cumplirse gracias a esa preparación previa.
Una vez que tenemos esta preparación y el anhelo de seguir aprendiendo más de Dios, es sencillo diferenciar aquello que es esencial de lo que no, que en gran medida tiene que ver con poder mantenerse dentro del propósito central. En el caso de la LMJI este propósito es buscar que los jóvenes e intermedios puedan tener un encuentro personal con Jesús, y cada actividad organizada debe ir bajo esa consigna; es cierto que la búsqueda del balance de los 4 aspectos de la vida del joven es importante (espiritual, social, deportivo y cultural), pero esto no debe ser excusa para desviarnos del enfoque principal. El balance no significa que trabajemos cada aspecto por separado, pues de esta manera el crecimiento no sería integral; sino por el contrario, debemos ser capaces de compaginarlos y cuidar que en cada evento haya un esfuerzo por trabajar en nuestro objetivo.
Si logramos que nuestros jóvenes tengan un encuentro personal con Jesucristo y dentro de nuestras reuniones fomentamos el alentarnos unos a otros para seguir adelante en la búsqueda de nuestro Señor, estaríamos cumpliendo, de manera sustentable, con nuestro objetivo y razón de ser como organización; pues a raíz de la experiencia personal de cada liguero, se puede trabajar de manera más sencilla, y hasta por iniciativa propia de nuestros jóvenes, en el cumplimiento de la Gran Comisión; y al encontrar algo de valor dentro de lo que hacemos es imposible no querer compartirlo con los demás, volviendo así a nuestro principal objetivo de “buscar que la juventud tenga un encuentro personal con Dios” así como nosotros lo hemos experimentado, ayudándoles a superar los retos que nuestro entorno pudiese presentarles, y reforzando así la identidad de la LMJI.
Aylin Rodríguez
Presidenta Conferencial CANCEN
Representante Nacional LMJI
Asiste a “El Divino Salvador”
Ciudad Juárez, Chihuahua.