<strong>LAICOS EN LA IGLESIA</strong>

LAICOS EN LA IGLESIA

Una mirada actual.

 “Formar cristianamente a los laicos, más allá de ofrecer un contenido doctrinal, implica una vivencia real de la presencia de Dios en medio de las cosas del mundo”
(Famer Asprilla Mosquera )

   ¡No son pastores! Esa fue la respuesta que recibí hace muchos años cuando recién llegué a la Iglesia Metodista. Había mucha actividad en esa congregación que contaba con casi 500 asistentes en ese tiempo. De cuando en cuando había predicadores y predicadoras invitadas que tenían una manera un poco distinta de comunicar el sermón dominical. Algunos de ellos asistían a esta congregación, otros no. Pronto noté que eran varias las personas que enseñaban Biblia en la escuela dominical y en grupos en casa. Yo pensaba que todo aquel que participaba y tenía conocimientos teológicos eran pastores. Grande fue mi sorpresa cuando pregunté por qué había tantos pastores en la congregación y la respuesta fue “no son pastores, son laicos”. Los laicos son hermanas y hermanos que de manera voluntaria colaboran en los diversos asuntos de la congregación sin tener órdenes ministeriales pero generalmente supervisados bajo el liderazgo de un pastor. Con el tiempo la palabra laico me fue muy familiar.

Orígenes del ministerio laico dentro del Metodismo.

  A medida que el número de creyentes en Inglaterra crecía a causa de la predicación del Evangelio, era necesario que estos nuevos creyentes recibieran instrucción. En un inicio no se tuvo problema, pero rápidamente los recursos ministeriales con los que Wesley contaba fueron insuficientes, ya que los conversos aumentaban día a día. Fue de manera fortuita y en un inicio de no muy buena gana que Wesley tuvo que aceptar que Dios también podía usar personas no preparadas u ordenadas.

   Wesley les encargaba que leyeran la Biblia a todos los conversos, pero que se abstuvieran de predicar. Uno de ellos destacó, Tomas Maxfiel comenzó a predicar, cosa que sin haberlo escuchado desagradó a Juan. Muy acertadamente intervino Susana, su madre, la cual le aconsejó que “considerara cuáles eran los frutos de su predicación y que fuera a escucharlo.” Al hacerlo Wesley no pudo más que decir: “¡Esto es cosa del Señor!» y fue así que en el año de 1742 nació el ministerio laico dentro del movimiento metodista. Gente de la más variada cuna social, con o sin preparación académica, pero con un alto sentido de compromiso y dedicación por el estudio de la Biblia engrosaron las filas de predicadores.

  También en las sociedades o clases (grupos pequeños de estudio y apoyo) los laicos ejercían labores de pastores auxiliares, instruyendo, enseñando y ayudando a los asistentes a buscar una vida más comprometida con el Señor; todo esto sin dejar de lado sus medios de sustento; en otras palabras, eran voluntarios que desempeñaban labores seculares, pero que también ejercían ministerios en la iglesia. (1)

Fue así como desde ese tiempo el ministerio laico ha formado parte vital del movimiento metodista siendo uno de sus principales distintivos. 

El Laico hoy en día.

  En el transcurrir de los años, dentro de nuestra denominación el ministerio laico sigue presente desempeñado tanto por hombres como por mujeres.

Curiosamente, a pesar de que hay amplia apertura a la participación de laicos en el trabajo y edificación de la iglesia en todos los niveles, no todos los laicos desarrollan algún ministerio o lo realizan sólo por un tiempo corto. Son pocos los que sintiendo el llamado a comprometerse toman esta responsabilidad. No es fácil, ya que esto implica liderazgo en las más de las veces y eso amerita invertir tiempo, recursos y ser constante en seguirse preparando según el trabajo que desempeñe, además de mantener un buen testimonio. 

Tanto el cuerpo ministerial como el cuerpo de laicos se complementan en la misión a la que Jesús nos envió; ambos tenemos la encomienda de llevar el evangelio y de edificar a la iglesia. El ministro o pastor recibe conocimiento y capacitación dentro de seminarios; el laico, a su vez, para realizar sus labores dentro de su comunidad de fe, debe recibir una capacitación y formación más que básica para poder desempeñarse en los diversos ministerios. Famer Asprilla nos dice:

“En orden al cumplimiento de dicha labor, los laicos deben recibir formación en diversas áreas de la vida cristiana, capacitándolos para honrar a Dios en el uso de las cosas terrenas y en la cooperación al progreso temporal del mundo. La formación de los laicos posibilita un pueblo creyente, sensato y reflexivo en cuestiones de fe, consciente de todo aquello que fundamenta su creencia religiosa, haciendo del amor de Cristo una verdadera experiencia de vida. Formar cristianamente a los laicos, más allá de ofrecer un contenido doctrinal, implica una vivencia real de la presencia de Dios en medio de las cosas del mundo”. (2) 

Un Laico debe desempeñarse con principios cristianos en el hogar, familia, trabajo, iglesia, centros de estudio, deporte etc, de una manera tal que pueda transmitir un cambio de vida en Cristo a las personas que lo rodean.

Un laico debe de procurar tener:

– Conocimiento de la Escritura. 

-Formación en la doctrina cristiana

-Formación y experiencia en las prácticas espirituales y medios de Gracia.

-Congruencia entre lo que enseña y predica con su forma y estilo de vida.

-Amor por la obra y por la iglesia.

  La itinerancia permite que las congregaciones tengamos perfiles pastorales muy variados; con los laicos no es así, ya que usualmente pertenecen a una congregación en particular, permaneciendo toda o la mayor parte de su vida ahí y en ocasiones desarrollan liderazgos de mucho peso. Esto tiene varias aristas.

  Por una parte, de una manera negativa, se pueden establecer grupos de poder que no permiten desarrollar nuevos liderazgos y suelen tener desavenencias con el pastor en turno, creyéndose los dueños de la congregación y nulifican el desempeño pastoral; en algunos casos, llegando al extremo de perder la conexionalidad en los diferentes ámbitos.

 Por la otra, hay congregaciones que tienen líderes laicos con buena apertura con los recién llegados y complementan la visión pastoral con la visión que tiene la congregación. Creo que es muy motivante para cualquier pastor, el llegar a una congregación en donde ya se tienen ministerios maduros que se pueden sumar al trabajo y visión que traiga en mente. Así, en vez de instruir a laicos, puede dedicarse de lleno a labores pastorales.

  Al igual que un pastor requiere de años de preparación y experiencia, con el laico es similar. Ambos no se forman de la noche a la mañana. Se requiere tiempo y oportunidades, además de ser fiel mayordomo.

   En nuestra denominación un Laico de buen testimonio puede ocupar casi cualquier cargo, ya sea hombre o mujer; la Disciplina es muy clara es este aspecto y nos instruye en el cómo y en el quién.

   Estoy por cumplir 40 años en la denominación y he visto casi de todo; pero hablando de laicos, estos últimos años han sido difíciles. Muchos de los liderazgos laicos ya no están, por motivos diversos se han retirado o cambiado de denominación. Al llegar a las Conferencias de Cargo Pastoral, a las de Distrito o a las Anuales, uno ya no los ve, se han ido. 

Futuro del ministerio laico.

  Pocas personas se están preparando en nuestros seminarios presenciales con fines pastorales. Son más los que se están preparando en las extensiones de éstos, pero la mayoría de los estudiantes por extensión no buscan órdenes ministeriales, buscan preparación académica para ejercer algún ministerio laico, y esto ya comienza a desequilibrar la balanza.

  He visto gabinetes distritales formados casi en su totalidad por laicos; antes no era así. Los gabinetes Conferenciales poco a poco llevan la misma tendencia: hace apenas ocho años habíamos sólo tres laicos en el gabinete de mi conferencia; ahora somos casi dos terceras partes.

  Los delegados a conferencias electivas, por alguna razón (que es todo un tema aparte) están votando y eligiendo laicos en puestos y cargos que anteriormente eran ocupados por pastores. Tanto en conferencias de Distrito como en Conferencias anuales los laicos con derecho a voz y voto ya son mayoría. La única reunión que sigue equilibrada es la Conferencia General, en donde por estatutos, tenemos la misma representatividad.

Poco a poco, el laico ha tenido acceso a preparación teológica y administrativa que en algunas ocasiones supera por mucho a la preparación de algún pastor y, como consecuencia, al ver en los laicos una mejor opción, ello ha traído arrogancia en un buen número de laicos (sin generalizar, por supuesto) dañando ministerios y congregaciones.

  Cada vez hay más rechazo hacia la itinerancia, tanto de salida como de entrada. Es triste escuchar de alguna junta de administradores la opción de “mejor déjenos sin pastor, nosotros podemos”. En el caso de los pastores de la “vieja guardia”, poco a poco su número va disminuyendo; la visión pastoral de los entrantes dista mucho de la manera de ver el Ministerio como antes se veía y esto es observado por los laicos.

Por si fuera poco, los laicos hemos dejado fuera de nuestras casas a los pastores. Ya no aceptamos visitas, no los invitamos a los eventos importantes familiares y así la lista crece.

  La fila de laicos preparados realmente y con deseos de servir desinteresadamente cada vez es más corta. Tenemos laicos que únicamente rotan de puestos, comisiones o cargos y me atrevo a decir que la mayoría de ellos siguen ahí porque no hay nadie que quiera comprometerse y aceptar alguna responsabilidad. Lógicamente esto a mediano y largo plazo tiene un costo: no hay frescura de ideas y el cansancio en ellos es cada vez más evidente.

Una encuesta realizada en la CANCEN con el objetivo de evaluar cómo nos veíamos a nosotros mismos dio como resultado lo siguiente:

“Seguimos siendo una iglesia activa pero que va envejeciendo” (3)

Últimamente se han escuchado voces que dicen que estamos perdiendo nuestra identidad metodista.

¿Seremos los laicos los que estamos promoviendo estos cambios o es el cuerpo pastoral que ya no lidera como antes?

    “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 de Pedro 4:10 RVA-2015)

Carlos A. Muro


  1. ”El reto de Juan Wesley a los Metodistas de hoy”. Gonzalo Báez Camargo, pág. 16-17
  1. ”Fundamentos para la formación de los laicos en la Iglesia”. Famer Asprilla, pág. 88
  1. El Evangelista Mexicano “ Una Iglesia activa pero…”, 16 de julio de 2022 . Pbro. Ana Borunda

Carlos A. Muro
Representante laico Distrito Chihuahua
Cargos locales, conferenciales y nacionales
Dentista
Asiste a la Iglesia “Príncipe de Paz”
Chihuahua, Chihuahua.