¿Quién sacó muñequito en la rosca? Es la pregunta común en la celebración del denominado día de reyes, en el cual ya sea en el hogar, en el trabajo, en la iglesia se comparte la rosca de reyes, una expresión de la cultura mexicana relacionada a la témpora de la Epifanía del calendario cristiano.
La palabra epifanía -de acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española- significa manifestación, aparición o revelación. La Iglesia Cristiana denomina témpora de Epifanía al tiempo que inicia con el episodio trascendental que narra el evangelista Mateo en el capítulo dos, cuando magos de oriente son guiados por una estrella hasta el lugar donde nace el Hijo de Dios, quien llevará por nombre Jesús, porque él salvará al pueblo de sus pecados (Mateo 1:21 VRV 1960). Él es quien cumple la profecía dada por Dios a través de su profeta al pueblo de Israel sobre la venida del Mesías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6,7). Un descendiente de la tribu de Judá, de la familia del rey David, un futuro rey. “Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces”.
Reflexionando sobre el relato de la epifanía de Jesús a los magos, me gusta el enfoque que presenta Hans-Ruedi Eber en su libro La invitación. Menciona lo siguiente respecto al evangelista Mateo: “Ciertamente escribió acerca de unos reyes, aunque no se refería a tres sino dos: el Rey Jesús y el Rey Herodes. El verdadero drama comienza con la pregunta: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Esta era una pregunta explosiva en los últimos años del reinado de Herodes.” Weber, Hans-Ruedi. La invitación CUPSA, p. 34,35.
Hablemos un poco de Herodes el grande, un hombre de origen idumeo que logró congraciarse con los emperadores romanos y obtener su beneplácito para gobernar sobre Palestina por 41 años, del 37 A.C. al 4 D.C.; impuso la paz a través de un ejercicio de poder absoluto, realizó grandes obras arquitectónicas y embelleció las ciudades, pero todo esto a costa de la opresión de los habitantes de su reino y se distinguió por ser un rey que eliminaba a todo aquel del que sospechaba que estaba en contra de él; así lo menciona National Geographic:
La familia del rey era también motivo de escándalo por las intrigas palaciegas, plasmadas en complots contra su persona o su gobierno, maquinaciones fundadas o simplemente imaginadas por la temerosa fantasía del rey, pero que hicieron correr sangre en abundancia. De entre los asmoneos, que vivían en palacio, murieron a manos de Herodes el hermano de Mariamne, Aristóbulo el Joven, nombrado sumo sacerdote; el etnarca Hircano II, antecesor suyo en el trono; Mariamne, segunda esposa del monarca; dos hijos de ésta, Alejandro y Aristóbulo, y Antípatro, primogénito del rey, hijo de Doris, su primera mujer, probable forjador de una conspiración contra su padre.
A todo ello se unían los asesinatos de civiles, muchos de ellos ocurridos en las mazmorras de palacio ya desde inicios de su reinado, que se caracterizó por la eliminación sistemática de enemigos afectos al régimen asmoneo anterior (https://historia.nationalgeographic.com.es).
La personalidad de Herodes queda manifiesta en el relato de la matanza de los niños menores de 2 años en la región por el temor al rey de los judíos que había nacido (Mateo 2:13-23).
El reinado de Herodes representa la realidad de la humanidad bajo el pecado. Hay riqueza, paz, prosperidad, grandeza que se expone en grandes obras arquitectónicas, pero todo ello a través de la práctica del pecado: la injusticia, la opresión, el homicidio, el libertinaje, el derroche en la suntuosidad.
El otro rey es Jesús, el Mesías prometido por Dios Padre, y que para encarnarse fue concebido del Espíritu Santo en la virgen María y anunciado a José para que no temiera recibir a María por su esposa.
Dios se revela a la humanidad en su Hijo Jesucristo y nos da a conocer su propósito de que ante Jesús el Rey vendrán los gentiles para adorarle y reconocerle como el Salvador. Hans – Ruedi Weber cita la liturgia de Navidad de la Iglesia ortodoxa que incluye la siguiente oración:
“La Navidad, Oh Cristo nuestro Señor, ha brillado sobre el mundo con la luz del conocimiento: por lo tanto, los que adoraban las estrellas a través de una estrella, aprendieron a adorarte, Sol de la Rectitud, y a conocerte a Ti, Aurora de lo Alto. ¡Oh Señor, a Ti la Gloria!
Weber, Hans-Ruedi. La invitación CUPSA, p. 38.
El nacimiento de Jesús es para la humanidad la revelación de que el Reino de Dios venía a irrumpir en el mundo. Jesús es el Rey soberano del Reino de Dios. A través de su ministerio, muerte y resurrección, destruye el poder del pecado y brinda al ser humano perdón y la esperanza de vivir en paz, gozo, amor y justicia bajo su reinado; pero esto demanda la disposición del ser humano de venir ante él, reconocerlo como el Mesías, adorarlo como único Dios y rendirse en obediencia total a él como nuestro Rey absoluto.
Hablar de un rey como gobernante actualmente no es común, pues a nivel mundial la monarquía sólo sigue vigente en alrededor de 29 países y únicamente en 6 de ellos es una monarquía absoluta; en nuestro contexto mexicano suena fuera de lugar, ya que somos una nación republicana. Sin embargo, la invitación de Jesús al ser humano es reconocerle como su Salvador y Señor y permitirle gobernar su vida para vivir en santidad bajo los principios del Reino de Dios, de manera que podamos expresar como Timoteo: “Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén” (1ª Timoteo 1:17 VRV 1960).
Hoy día algunos hablan de monarquías que se conservan como un patrimonio cultural. La UNESCO define El patrimonio como el legado cultural que recibimos del pasado, que vivimos en el presente y que transmitimos a las generaciones futuras.
Y el patrimonio cultural va más allá de monumentos:
Sin embargo, el patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos. Comprende también expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional. Pese a su fragilidad, el patrimonio cultural inmaterial o patrimonio vivo es un importante factor del mantenimiento de la diversidad cultural.
https://es.unesco.org/fieldoffice/santiago/cultura/patrimonio.
Por ejemplo, en Bolivia se considera como patrimonio cultural la monarquía del rey afroboliviano:
En Bolivia consideran al rey afroboliviano como parte del patrimonio cultural, perteneciente a la única monarquía de raíces africanas hereditarias existente en Sudamérica. La figura institucional ha sido reconocida por la Constitución Boliviana y las Naciones Unidas. Las antiguas haciendas y campos de coca donde trabajaron esclavos, actualmente las pueblan unos 35000 afrobolivianos en convivencia con los aimara y otros grupos étnicos del país.
https://es.wikipedia.org/wiki/
Es importante esta consideración para preservar el legado cultural del pueblo.
¿Qué es para usted la monarquía de Jesús el Cristo? ¿Quién es para usted el Rey Jesús? ¿Acaso es sólo un patrimonio cultural?
El propósito del Padre celestial es que Jesús, su Hijo, sea para cada uno de nosotros aquel con quien tenemos una relación permanente y profunda, habiendo creído en él como nuestro Salvador, por cuanto ha perdonado todos nuestros pecados a través de la obra redentora en su muerte en la cruz y su victoria sobre la muerte al resucitar al tercer día y ascender al cielo a la diestra de su Padre celestial. Por ello tenemos vida nueva a través de la obra regeneradora del Espíritu Santo, quien también vive en nosotros para guiarnos y ayudarnos a vivir una vida santa y consagrada a la proclamación y el extendimiento del Reino de Dios a la humanidad.
En esta témpora de Epifanía, más que enfocarnos en los magos de oriente, nuestros ojos deben estar puestos en Jesús el Mesías, quien vive, con quien tenemos plena comunión, a quien le rendimos una plena obediencia y en quien tenemos esperanza de que bajo su reinado, su Reino que está presente se irá extendiendo en la humanidad a través de la proclamación y la acción de su pueblo cristiano. Fortalezcamos nuestra relación personal, familiar y eclesial con Jesucristo.
En el Seminario Dr. Gonzalo Báez Camargo de la Iglesia Metodista de México A. R. estamos convencidos que nuestra razón de ser es el evangelio de Jesús el Mesías, el reconocimiento de él como el Hijo de Dios, el único Salvador de la humanidad, el único Rey que vive por siempre y actúa en la humanidad para su liberación del pecado y el establecimiento de su Reino de amor, justicia, paz y gozo en la vida de cada persona, en las relaciones: familiar, eclesial y social, hasta el día que se manifieste en su segunda venida para establecer su reino eterno.
Este año 2023 continuamos con la invitación a los jóvenes, señoritas y hermanos en general que deseen dedicar su vida al servicio de Dios en el ejercicio del ministerio pastoral, o de otros ministerios a ejercer en su iglesia, a que se inscriban en alguno de nuestros programas, ya sea la Licenciatura en Teología, el Bachillerato en Teología o los Certificados en Teología, Biblia, Evangelización o Metodismo. En nuestra página encontrarán información sobre nuestros planes de estudio, los requisitos de ingreso e información de la vida de la Comunidad del Seminario.