Hace poco más de cinco años que Dios me permitió ser madre por primera vez. Después de un diagnóstico de posible esterilidad, Dios vio a bien concederme la dicha de conocer la maternidad. Hoy, gracias al Señor, disfruto de mis dos hijos varones, llenos de energía y curiosidad por descubrir el mundo que los rodea.
Cuando me enteré que estaba esperando a mi primer hijo, surgió en mí una inmensa curiosidad por conocer todo lo relacionado con el desarrollo infantil, alimentación y crianza, desde el cuidado físico y emocional, hasta el cuidado espiritual. Encontré un mundo nuevo y muy interesante para mí.
A raíz de esta curiosidad, comenzó en mi interior un gran deseo de educar a mis hijos en casa. Me informé junto con mi esposo y al final decidimos tomar el reto. Hoy somos una familia que disfruta de la educación en casa y nuestra principal meta como padres es guiar a nuestros hijos a Cristo.
He servido al Señor en el ministerio infantil desde que soy adolescente, pero definitivamente ser madre me ha dado un entendimiento más amplio y maduro sobre este hermoso y desafiante ministerio. He entendido la importancia tan grande que tenemos, como iglesia y como padres, de guiar a nuestros niños en el temor del Señor para que en un futuro ellos tengan las herramientas necesarias para responder ante una sociedad que de poco en poco se aleja de nuestra fe y convicciones. No podemos mantenerlos encerrados todo el tiempo y lejos de las vanas filosofías, pero podemos enseñarlos a contrarrestarlas con el evangelio.
En este artículo quiero hablar sobre dos puntos que considero importantes en este ministerio, la participación de la iglesia y la responsabilidad de los padres.
1) El Ministerio Infantil en la Iglesia
La iglesia ha sido un lugar de refugio para muchos niños, sobre todo en entornos donde, tristemente, es común la ausencia de los padres. Hay iglesias donde podemos encontrar niños que asisten solos cada domingo, y nosotros como iglesia tenemos la responsabilidad de abrazarlos, procurarlos y exponerlos al evangelio, no sólo de palabra, sino con nuestros hechos. Muchas veces perdemos la oportunidad de dar el evangelio a los más pequeños de nuestras congregaciones, pues en lugar de eso les entretenemos o les exponemos historias bíblicas aisladas, sin aplicaciones prácticas para sus vidas y sin un sentido completo del mensaje de la Biblia.
Los corazones de nuestros niños también están manchados por el pecado, por lo que, igual que un adulto, tienen necesidad de un Salvador. Se dice que los primeros años de vida de un niño es donde se sientan las bases de su crecimiento futuro, así que tenemos que aprovechar esta etapa.
La Biblia nos dice en Proverbios 22:6: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Si creemos que la Palabra de Dios es viva y eficaz, entonces debemos procurar sembrar el evangelio de Jesucristo en el corazón de los niños cada vez que tengamos la oportunidad; y en el futuro, con ayuda del Espíritu Santo, tendremos jóvenes y adultos afirmados en la Roca.
2) El Ministerio Infantil en el Hogar
El segundo punto del que quiero hablar es el ministerio infantil en casa. Me atrevo a decir que realmente el ministerio infantil no está completo sin una mentoría y discipulado en casa, aunque hay sus excepciones.
Es en casa donde el niño tiene la oportunidad de vivir el evangelio y ser expuesto a él de manera más constante, real y práctica. Como padres tenemos la responsabilidad de guiar e instruir a nuestros hijos, no sólo con palabras, sino sobre todo con nuestro ejemplo.
“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Dt. 6:6-7). Dios le dio este mandato al pueblo de Israel hace muchos años; pero nosotros, Su iglesia, somos Su pueblo también, por lo que estas Palabras son un mandato para todos los creyentes.
Hace unos días hice una pequeña encuesta, en una de mis redes sociales; las preguntas fueron las siguientes:
- ¿Sabes cómo compartir el mensaje del evangelio a tus hijos?
- ¿Entiendes completamente el mensaje de la Biblia?
De mil personas participantes aproximadamente, únicamente el 15% respondieron que sí sabían cómo compartir el mensaje del evangelio a sus hijos y el 50% respondió que ya había entendido el mensaje completo de la Biblia.
Amados hermanos: es importante que como padres entendamos el evangelio, para poder vivirlo y compartirlo con nuestros hijos; si no lo hemos entendido busquemos ser discipulados.
El evangelio no se vive únicamente los domingos en la iglesia: se vive en casa, en el trabajo, en nuestra forma de hablar, en nuestras decisiones, en la manera en que tratamos a los demás, en la forma en que estamos criando, educando, enseñando, etc. Nuestros hijos nos observan y están conociendo el evangelio (o no) por medio de nuestro ejemplo. Ellos se dan cuenta si amamos más a Dios o amamos más el trabajo, nuestros intereses o pasatiempos.
El ministerio infantil no es únicamente responsabilidad de la iglesia: el ministerio infantil es principalmente la responsabilidad de los padres. Jesús nos mandó hacer discípulos y nuestros hijos son nuestros discípulos más importantes.
Busquemos la sabiduría del Señor para hacer esta ardua tarea, busquemos al Señor diariamente para que el evangelio se convierta en nuestra manera de vivir y que el fruto del Espíritu Santo se refleje en nuestros hogares.
Alejandra Sarai Hernández García, actualmente compartiendo el ministerio pastoral junto con su esposo, Pbro. Luis Garza Argáiz, en la Iglesia Metodista Ágape en Ciénega de Flores, Nuevo León. Es Licenciada en Arquitectura, egresada de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en el año 2012 y Licenciada en Teología egresada del Seminario Metodista Juan Wesley, en Monterrey, Nuevo León, en el año 2018.