Tiempo de Encuentro

Tiempo de Encuentro

Por. José Demetrio Solano Rivera. Pbro.

Año con año celebramos las mismas fiestas litúrgicas; es decir, el Adviento, Navidad, Cuaresma, Semana Santa, Resurrección, Pentecostés, etc. Y algunos podrán decir que se trata de lo mismo, y no es así.

Si todos los tiempos son iguales entonces pierden sentido; por ejemplo, si un domingo es igual a cualquier otro día, se vuelve vacío y pierde todo sentido y propósito.

Hay un hermoso himno “SALVO” 27 H. M., que a la letra dice:

  1. Mis culpas todas borró Jesús con infinito amor; Cargó con ellas en cruenta cruz, en medio de mortal dolor.

CORO: Salvo por Él ya soy, salvo por su poder; A vida nueva Jesús me ha llevado, ya salvo estoy.

  1. En densas sombras anduve yo, cuando en maldad viví; Y mi alma nunca la paz halló, ni gozo alguno yo sentí.
  2. Gloriosa vida de libertad disfruto yo por Él; Ya no hay temores, no hay ansiedad porque Él me guarda siempre fiel.
  3. Eterno canto en mi corazón elevo al Redentor; Negar no puedo su salvación, negar no puedo, no, su amor.   (Vicente Mendoza)

Este himno en particular me permite observar la gracia y amor de Dios al llegar y cambiar mi vida; Y precisamente este tiempo de celebración nos permite encontrarnos con nosotros mismos, y al mismo tiempo con Dios.

Cuando llegó el momento de mostrarles mi bondad, fui bondadoso con ustedes; cuando necesitaron salvación, yo les di libertad. 2 Corintios 6:2 (TLA)

Muchas veces nos cargamos de cosas innecesarias; éstas provocan que nuestro camino sea mucho más pesado. El desánimo, el estrés, las responsabilidades, los compromisos van afectando nuestra vida, provocando ese desgaste físico, emocional y espiritual. 

Por eso es importante hacer un alto, y reflexionar en el día a día en ¿cómo nos encontramos?, ¿qué tan apartados estamos o no de Dios? 

Es un tiempo de encuentro para reconocer en nuestra vida aquellas cosas en las que fallamos, aquello que hemos dejado de hacer, aquello que nos limita, nos aleja y separa de Dios. 

Esto me hace recordar, el ejercicio espiritual en las sociedades y bandas que constituyó el reverendo Juan Wesley al inicio del movimiento metodista. Se basaba en la confesión de su estado del alma, relatando las faltas que habían cometido de pensamiento, palabra y obra, así como las tentaciones de que habían sido objeto. Inclusive antes de que alguna persona fuera admitida en una banda se le hacían una serie de preguntas que la ponía a prueba: (Watson, 2010)

  1. ¿Tienes el perdón de tus pecados?
  2. ¿Tienes paz con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo?
  3. ¿Está el amor de Dios derramado en tu corazón?
  4. ¿Deseas que se te digan tus faltas?
  5. ¿Deseas que todos te digamos, de vez en cuando, cualquier cosa que tengamos en el corazón respecto a ti?
  6. ¿Deseas que al hacer esto lleguemos lo más cerca que sea posible, de que cortemos en carne viva y examinemos tu corazón hasta el fondo?

Y en todas las reuniones debían hacerse estas preguntas:

  1. ¿Qué pecados conocidos has cometido desde nuestra última reunión?
  2. ¿Con qué tentaciones te has encontrado?
  3. ¿De qué manera fuiste librado?
  4. ¿Qué has pensado, dicho o hecho, que no sepas a ciencia cierta si es pecado o no? (Watson, 2010)

Algo importante que debemos reconocer en nuestro caminar, es la relación con Dios y cómo fortalecerla. Si usted ha sido sensible a la Voz de Dios, reconocerá que tiene diferentes formas de manifestarse. La Biblia nos da ejemplo de algunas de esas formas: 

  • A veces él interviene con palabras de represión y combinación.
  • A veces lo hace para mostrar su cuidado y protección.
  • A veces se aparece en una visión nocturna
  • A veces habla a través de los profetas escogidos
  • A veces se manifiesta por medio del fuego.
  • A veces susurra con una voz interna, no audible.

Los relatos nos muestran claramente que es Dios quien da el primer paso para iniciar la relación con Él. Es la gracia de Dios obrando y manifestándose en nuestras vidas, que de acuerdo con el concepto wesleyano nos lleva a esa gracia Salvífica y Santificadora.

Alguna vez escuché al Pastor Emmanuel Vargas decir sobre la acción de Espíritu Santo, que obraba en nuestra vida de una manera clara, y decía: que, si nuestra vida no manifestaba cambios -es decir seguíamos enojándonos, siendo egoístas, orgullosos, de temperamento irritable, etc.-, seguramente seguíamos siendo carnales y no espirituales.

Wesley D. Tracy afirma esto diciendo: que la evidencia de que Pablo había pasado de muerte espiritual, a vida espiritual, no fue que oyó una voz, o que vio una luz, o que perdió temporalmente la vista, sino que el amor reemplazó su odio, la paciencia reemplazó su temperamento irritable y la mansedumbre reemplazó su orgullo (Wesley, 1999).

Sin la Gracia de Dios en nuestra vida sería muy difícil, por no decir imposible, que experimentemos una creciente relación con Dios. El Rev. Wesley se refirió a vivir una vida devocional en función de los medios de gracia, y no sólo en tener momentos devocionales.

Dios puede estar en nuestras vidas, y podemos amarle, sentir su amor y su cuidado; pero cuando el Señor quiere llevarnos a un encuentro cercano, ya no tenemos tiempo, se complica nuestra agenda, el trabajo, la familia, etc.

Vivir en intimidad con Dios no sólo se encierra en orar, ayunar y hacer cosas mecánicas, sino en vivir una vida en base a los principios de su palabra; Moisés en el desierto podía entrar al tabernáculo cuando la nube descendía y ver a Dios cara a cara y hablar con él, por eso fue llamado amigo de Dios.

David, un simple pastor de ovejas que entabló su relación con Dios, llegó a conocerle y confiar en él, tanto que no importaron los gigantes u obstáculos que enfrentaba, porque sabía que Dios estaba con él. Dios dijo de él que era un varón conforme a su corazón. 

Job expresaba el temor a Dios, y ofrecía sacrificios a Dios por él y su familia, pero no conocía a Dios. Al final de su encuentro con Dios declaró: “de oídas te había oído, mas ahora mis ojos te ven”.

Como compartí, Wesley tenía por costumbre practicar los medios de Gracia: oraba, ayunaba, escudriñaba la escritura, participaba de la comunión con sus hermanos, Puedo decir que Wesley cultivó una Comunión íntima con Dios y le fue revelado el pacto de Dios a su vida, como su propósito. Wesley cultivó su espacio con Dios, en toda una vida devocional, no sólo en un momento o en un espacio, sino toda su vida, todo su ser.

Inicié diciendo que nos cargamos de muchas cosas, mucho trabajo. Los afanes, cosas terrenales, han invadido tu intimidad con Dios, de modo que el espacio, tiempo y lugar que le pertenecía a Dios, hoy está siendo ocupado por otras cosas.

Hoy ten una pausa. Es un tiempo de encuentro, es un tiempo de intimidad con Dios. Este tiempo de encuentro te permita volver a tu intimidad con Dios, revive con más fuerza aquellos momentos de entrega, devoción y búsqueda que tenías con El,

Es un tiempo de encuentro.


Bibliografía

Watson, D. L. (2010). Discípulos Responsables. México: CUPSA.

Wesley, D. T. (1999). Formación Espiritual. Kansas: Casa Nazarena de Publicaciones.