HACE  50  AÑOS

HACE  50  AÑOS

 Pbro. Rubén Pedro Rivera

El pasado sábado ocho de abril de este año, un grupo de personas de la ciudad de Chihuahua y Ciudad Juárez nos dimos cita en el templo Shalom, para dar gracias a Dios por el avivamiento espiritual que Dios  dio a la Iglesia Metodista hace 50 años.

Bajo la iniciativa del exdiputado federal Emilio Flores, quien tuvo la feliz idea de reunir a algunas personas que fueron testigos del mencionado avivamiento para recordarlo con  agradecimiento a Dios, se realizó esta cita que fue del todo informal y con poco tiempo de preparación.  Por ello el  grupo de asistentes fue muy pequeño, aunque significativo.

Se dio lugar a los numerosos testimonios de una buena parte de los presentes, quienes  compartieron algunos de sus recuerdos del mencionado avivamiento, que en Chihuahua comenzó precisamente el domingo  ocho de abril de 1973, cuando durante el culto vespertino Dios bautizó con su Espíritu a la congregación (unas 300 personas) de una manera dramática e inolvidable. Los detalles del avivamiento en todo el país los traté de registrar en  el libro “Itinerario del Viento”, de mi autoría, publicado  hace  30 años, mientras que los que se refieren a lo sucedido en el templo “La Trinidad”, de la  ciudad de Chihuahua,  los relato en un capítulo del libro “Sucesos  del metodismo mexicano”, (que vio la luz en el año 2009), bajo el título “Un templo en llamas”; en éste hago mención del hecho insólito de haberse visto el templo envuelto en llamas durante la noche  mencionada, al punto que los vecinos hubieron de llamar a los bomberos y no pocos de ellos se me ofrecieron para apagar el incendio, mismo que fue un evento de orden sobrenatural, pues físicamente no hubo daño alguno.

En el curso de la reunión nos deleitamos recordando cómo, a partir de aquel 8 de abril de 1973, la asistencia a los cultos creció, así como el número de los mismos, los cuales  se aumentaron gradualmente de 3 a la semana que eran, a ocho; es decir, que  todos los días había culto con numerosa concurrencia. Abundaban los convertidos en cada reunión así como las liberaciones, sanidades y milagros. No hubo necesidad de campañas de oración, evangelización, finanzas, etc., pues los congregantes entraban a orar a toda hora del día, diezmaban  con honestidad y compartían La Palabra  en cuanta ocasión y lugar les era posible.  

Aún cuando el curso del avivamiento se vio impedido al año y los creyentes renovados hubieron de salir de la congregación, llevaron consigo su experiencia y dieron origen a seis congregaciones citadinas, aparte de visitar las congregaciones de Cd. Delicias, Camargo, Parral, Cd. Juárez -todas del Estado de Chihuahua- y otras en  Estados vecinos, compartiendo el gozo de su experiencia. Lamentablemente, de las seis congregaciones originadas por el avivamiento solamente tres permanecieron en la Iglesia Metodista. Muy probablemente las seis congregaciones han conservado el fuego y a su vez habrán dado origen a nuevas iglesias, por lo cual la permanencia del avivamiento continúa, aunque no con el mismo entusiasmo ni con la misma abundancia de manifestaciones.

En todo caso, fue muy agradable volver a encontrarnos con personas que  fueron testigos participantes del inicio del avivamiento en Chihuahua y con ellos elevar al cielo nuestras oraciones de agradecimiento por habérsenos dado el privilegio de ser parte de este evento, que ha dejado su huella en la historia del metodismo mexicano.