Desde Archivo e Historia

DESDE LA DIRECCIÓN DE ARCHIVO E HISTORIA…

Excelente temporada navideña 2022 para ti estimado lector, que como siempre nos recuerda la natividad, el nacimiento de Jesús hombre, que sin dejar de ser Dios vino entre nosotros con su mensaje de amor, paz, bienestar y de salvación a través de su ministerio su sacrificio, muerte y resurrección en favor de toda la humanidad.

Como siempre, agradezco el espacio otorgado a la dirección de Archivo e Historia de la IMM para comentarles sobre algún documento valioso de nuestro acervo (que como lo he dicho con anterioridad, está a su servicio). En esta ocasión me referiré al libro Biografía de un Templo de Gonzalo Báez Camargo, que narra y describe con lujo de detalle la historia del edificio ubicado en la Calle de Gante número 5, Ciudad de México, y que ocupa el Templo Metodista “La Santísima Trinidad”.

Aunque hoy comentaré el texto en cuestión, es no menos importante el autor y quien merece que hablemos con detalle y en forma especial en otra ocasión de este ilustre y destacado miembro de nuestra iglesia, quien fue un maestro normalista, catedrático, revolucionario, poeta, periodista, escritor, traductor y académico mexicano. Se especializó en temas bíblicos, fue considerado el primer hebraísta de México. Escribió por años en varias revistas y periódicos, como Excélsior, bajo el seudónimo de Pedro Gringoire, personaje de la novela Nuestra Señora de París. Decir, también, que el Dr. Gonzalo Báez Camargo fue miembro de la Sociedad Bíblica de México. Ingresó a la Academia Nacional de Historia y Geografía en 1980. Fue nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, entre otros méritos más. Hoy el Seminario de la Iglesia Metodista de México, A.R., ubicado en la Ciudad de México, y cuna de la formación teológica del metodismo en el centro del país, lleva su nombre. Como verán, será más que merecido que en un futuro cercano dediquemos esta columna al autor de nuestro libro.

Pero volviendo al texto hoy comentado, resulta interesante la manera detallada como fue adquirida esa propiedad, una fracción de lo que fue el mayor claustro de los Franciscanos en la Nueva España. Es bueno recordar que, con motivo de la aplicación de las Leyes de Reforma, fue entregado a particulares en 1868 por Matías Romero, pasando la propiedad de un particular a otro. Se trataba de un predio enorme con una gran cantidad de construcciones y que va de lo que hoy es el Eje Central hasta la calle de Gante y de la calle Madero hasta la calle Venustiano Carranza, albergando edificios importantes como la imponente Torre Latinoamericana. Pero no, no es el único edificio importante; pues como narra el libro, uno de los predios en que fue fraccionado se encuentra lo que unos llaman la Catedral del Metodismo Mexicano, y justo ahí inicia el libro, diciendo:
Finalizaba el mes de febrero de 1873, cuando una noche, a eso de las diez, en momentos en que el velador del Teatro Variedades, cuyas funciones se habían suspendido unos días, empezaba a descabezar su primer sueño, sonaron fuertes aldababonazos en la gran puerta de entrada, que el eco se hizo repercutir por los desiertos corredores de los claustros. Acudió el velador soñoliento y enfurruñado, a ver quien era el inoportuno que llamaba a esa hora tan inusitada en noche sin función.

Entreabriendo apenas una hoja de la puerta, que rechinó con perezosos goznes, nuestro hombre dejó ver, al débil reflejo de una linterna que traía en la mano, media cara y un ojo de alerta.

  • ¿Qué desea usted? – preguntó, al percibir en la penumbra de la mal iluminada calle, a un caballero correctamente vestido, de regular estatura, grueso y con el aspecto de un capitán retirado de barco: bigote afeitado y barba cerrada, entrecana.
    -Buenas noches, señor -respondió el visitante, en trabajoso español y con marcado acento norteamericano-. Aquí era el Circo Chiarini ¿si?
  • Sí señor- comentó el vigilante, con tono receloso.
    -Deseo ver cómo era. ¿Podría usted permitirme verlo?
    Alzó el velador su linterna para mirar mejor al extraño. Vio en su semblante una expresión de bondad y calma, y en sus ojos azules la luz de una afectuosa mirada. Parecía tratarse de una persona decente. El extranjero metió mano al bolsillo y en su mano derecha, tendida, brilló, tentadoramente, una persuasiva moneda de un peso. Era uno de aquellos pesos de plata de la época, grandes, sólidos, con su gorro frigio, rodeado de rayos y su águila de alas extendidas.

Hasta aquí la probada, a manera de introducción de esta estupenda narrativa de la historia de este imponente edificio, conservado estupendamente hasta nuestros días. El visitante nocturno se trata del doctor William Butler, misionero de la Iglesia Metodista Episcopal en México, y que antes fundó el metodismo en India.

La adquisición del inmueble fue de manera providencial. Estamos hablando de una época en que ni rentado se podía conseguir un local para la recientemente iniciada obra protestante. Pero aquí, con la asistencia de un irlandés, católico, James Sullivan, y que coincidentemente había estado en la India al igual que el Dr. Butler, fue posible la compra de esta gran propiedad, que como ya se dijo, se trató de un convento católico, que igual fue salón de baile, y circo, entre otras cosas más, para pasar a ser un lugar donde se proclama el evangelio e invita a los asistentes al arrepentimiento de sus pecados.

Infinidad de actos solemnes se han desarrollado en este lugar para dar culto, honra y alabanza a nuestro Dios, a Jesucristo su Hijo y al Espíritu Santo. Testimonios de hombres y mujeres que han rendido sus vidas, dejando atrás su vida pasada.

Por último, narrarles que en la Biografía de este Templo se menciona la presencia del entonces presidente de México, Gral. Porfirio Díaz, en tres ocasiones: marzo de 1888 cuando por gestiones del Rdo. J. W. Butler, ante el embajador y cónsul alemanes, serviría el Templo de la Santísima Trinidad de Gante 5 para celebrar servicio memorial por la muerte del emperador Guillermo de Alemania. Ante esto, se hicieron girar invitaciones oficiales al presidente Díaz, a su gabinete, embajadores, el gobernador del Distrito Federal, y autoridades civiles y militares, a las colonias alemana, inglesa y norteamericana. Acudió el presidente Díaz a este templo por los servicios memoriales de 1881 del presidente de los Estados Unidos James A. Garfield, tras morir en un atentado; y del expresidente Ulysses S. Grant, víctima de cáncer.

El libro que hoy comentamos es muy difícil encontrarlo a la venta. Pero hoy, estimado lector, te tengo una gran noticia: además de contar con un ejemplar en nuestro Archivo, te informo que gracias al esfuerzo de la Sociedad de Estudios Históricos del Metodismo en México -Capitulo Sureste- y de su integrante, el incansable Donato Rodríguez tiene el texto completo publicado en entregas mensuales en su página de internet http://www.metodismomexicano.org a partir de su número de febrero del año 2018.

Hasta aquí por el momento, pero nos leemos, Dios mediante el día ultimo de este año. Felices fiestas.

Eliseo Ríos F.
eliseo@riosflores.com.mx