Categoría: Artículos de Reflexión

¡Enfermedad Contagiosa Ataca a los Cristianos!

¡Enfermedad contagiosa ataca a los cristianos!

¡Es peligrosa! ¡Contamina!

Abner Alaniz Rangel

Por supuesto, que de momento toda la atención mundial está centrada en el COVID-19. Sigo con atención los mensajes de nuestro primer mandatario en las mañaneras y me parecen adecuadas sus acciones y recomendaciones. En mi último diplomado sobre periodismo, tuve la oportunidad de escuchar la disertación del Lic. Joel Jiménez, Director del Instituto Autónomo de Investigación Teológica, que tomare como referencia.

Una de las grandes luchas que el cristiano tiene que enfrentar, indudablemente, es la lucha de la carne contra el espíritu. Pablo, el apóstol de los gentiles, resume esta lucha al decir: “Yo no me entiendo a mí mismo, porque quiero sinceramente hacer lo bueno, pero no puedo. Hago lo que no quiero hacer, lo que aborrezco. Sé bien que no estoy actuando correctamente y la conciencia me dice que las leyes que estoy quebrantando son buenas. Más de nada me sirve, porque no soy yo el que lo hace. Es el pecado que está dentro de mí, que es más fuerte que yo, el que me hace cometer perversidades”. (Romanos 7. 15, 16, 17, paráfrasis La Biblia al Día).

De gran trascendencia, será analizar la enseñanza de las Escrituras, porque invariablemente los malos pensamientos, son un obstáculo a la sana relación entre los seres humanos. Los malos pensamientos, nos condicionan para tener un concepto equivocado y una torpe relación, con aquellos que forman nuestro entorno familiar, laboral o eclesial.

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Evangelio de la Conspiración

‘Evangelio de la conspiración’ en tiempos de coronavirus

Sin dudas, las teorías de conspiración están en nuestros púlpitos. Los profetas del desastre harán su agosto.

Tomás Gómez Bueno

Las teorías de conspiración, hoy en boga por los estragos que está causando la pandemia del coronavirus, se están convirtiendo en unos de los insumos de mayor uso de parte de los predicadores extremos y sensacionalistas. La oferta de abundancia, poder, seguridad y bienestar sin límites que nos trajeron con su manida teología de la prosperidad, parece no tendrá mucha acogida en medio y después de la pandemia.

Estos profetas, al margen de la Biblia, tomarán la ofensiva, se desmontarán del carro de la abundancia y se montarán en el carro del desastre y el miedo. Los que antes se montaron en la abundancia creada en la sociedad del consumo, ignorando las injusticias, los mismos que crearon la teología de la prosperidad al servicio de la vanidad y el lujo, ahora nos traerán su versión del COVID-19, y por lo que se percibe, viene envasada en las especulaciones más fantasiosas de la llamada teoría de la conspiración.

Así como los predicadores de la prosperidad sustituyeron a Dios por el dinero y nos señalaban la ruta a la prosperidad, pero también nos cobraban el peaje; estos promotores de teorías de conspiración ponen el destino final de la humanidad en manos de grupos y personas superpoderosas que, según ellos, son los dueños y señores de los fines últimos y supremos de la vida y de la historia.

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Pandemia, Apocalipsis y Nuestra Misión Cristiana

La pandemia, el Apocalipsis y nuestra misión cristiana

Rebeca Stam

¡De un día para otro nos cambió la vida! Arrancó la pandemia del coronavirus y ya todo cambió. Tenemos que aislarnos, no socializar físicamente, mantener dos metros de distancia y, mejor todavía, quedarnos en casa. Algunos países o localidades han sido más cautelosos y estrictos que otros. Algunos gobernantes esperan que ignorándolo se acabe el problema. Las salidas a la calle están limitadas a lo más necesario: comida, medicina, trabajo, emergencias. Las escuelas se cerraron y los estudiantes continúan su aprendizaje a distancia. Las reuniones familiares, de amigos o grupos se realizan en línea. Los que pueden, trabajan desde sus casas. Otros se reinventan la circunstancia para sobrevivir. Muchos ya no tienen trabajo. O comida. Todo, absolutamente todo, ha cambiado. Hay que adaptarse.

Las noticias pueden infundir temor. Los números de casos y, tristemente también de las muertes, suben exponencialmente. Hay que disminuir ese crecimiento. Hay que desacelerarlo. Buscamos achatar la curva para que los servicios hospitalarios no colapsen. Nos piden lavarnos las manos una y otra vez, estornudar o toser según el protocolo, y no tocar nada, mucho menos tocarnos la cara. Solo quedándonos en casa se evita el contagio y la vil multiplicación exponencial. ¡Parece una película de ciencia ficción!

Ya en varias noticias se han descrito escenas reales como algo “apocalíptico”, porque claro, en las películas de ciencia ficción – e incluso en algunas películas o series que se autodenominan cristianas – se narran cosas terribles como si fueran sacadas del libro de Apocalipsis. Presentan al Apocalipsis como algo tenebroso, terrible, que da miedo. Pero ¡nada más lejos de la verdad! Y, probable y tristemente, los cristianos mismos hemos permitido, y hasta perpetuado, ese uso tan equivocado del concepto de “apocalíptico”.

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Sigilo Profético y Parloteo Apocalíptico

Sigilo profético y parloteo apocalíptico

Harold Segura

Por estos días de emergencia sanitaria y crisis económica, saltan a la palestra religiosa diferentes discursos bíblicos y teológicos que prometen explicar (a veces enmarañar) las razones del virus, los propósitos de Dios y otros misterios insondables. Los discursos apocalípticos (los que vaticinan peores males) superan con creces a los proféticos (los que denuncian los males y proponen cómo lidiar con ellos).

A propósito de ese contraste entre los acercamientos apocalípticos y lo proféticos, viene al caso mencionar que en la antigua literatura judía los textos apocalípticos se diferenciaban notoriamente de los proféticos (X. Pikaza). Los primeros afirmaban el fracaso de la historia y, por lo tanto, presagiaban las acciones justicieras de Dios para terminar con esa historia y hacer una nueva. Siendo que ya no se podía hacer nada, Dios debía intervenir para rehacer lo que el ser humano había arruinado. Desde esta óptica apocalíptica, Dios es el censor soberano y, el ser humano está a merced de agentes sobrehumanos (demonios o ángeles) que toman la decisión sobre el futuro de la humanidad.

Los textos proféticos, por su parte, no concebían la historia como “caso cerrado”, ni menos al ser humano como sujeto de fuerzas ajenas. Preferían criticar el actuar humano en la historia y animarlo a trabajar para construir una historia afín con los propósitos del Señor. En lugar de sentenciar ¡aquí ya no se puede hacer nada! Preferían anunciar ¡aquí todo está por hacerse! Denunciaban los males y estimulaban las acciones éticas a favor de la vida y el cambio. Jeremías lo hace a su manera:

“Así ha dicho el Señor: «Deténganse en los caminos y pregunten por los senderos de otros tiempos; miren bien cuál es el buen camino, y vayan por él. Así hallarán ustedes el descanso necesario. Pero ustedes dijeron: “No iremos por allí.” También les puse vigilantes que les advirtieran: “Presten atención al sonido de la trompeta.” Pero ustedes dijeron: “No vamos a prestar atención”.

Jeremías 6:16-17
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Espiritualidad en Tiempos de Contagio

Espiritualidad en tiempos de contagio

Juan Pablo Espinosa Arce

Tiempos de preocupación
Son tiempos de preocupación, de cuidado, de autocuidado y de cocuidado. La irrupción del virus COVID-19, llamado popularmente como el “coronavirus”, nos afecta a todos de alguna u otra manera. Es interesante la palabra “afectación”, la cual indica que algo nos impacta, nos importa, nos concierne. El virus en expansión nos afecta, nos daa, nos recuerda cuan vulnerables somos. El filósofo Karl Jasper habla de las “situaciones límites”, es decir, de todas aquellas cosas que hacen que el ser humano recuerde su precariedad y vulnerabilidad: la enfermedad, el dolor, el fracaso, la muerte. A partir de esto, me surge la pregunta de cómo pensar una espiritualidad en tiempos de contagio. ¿Qué le dice la experiencia espiritual al contagio y qué nos aporta el contagio a nuestra comprensión de la espiritualidad? Son algunas de las cosas que buscamos ofrecer en esta columna.

La espiritualidad es una búsqueda humana
El psiquiatra chileno Sergio Canals en su obra “El poder de la caricia” define la espiritualidad como una actitud de búsqueda propia del ser humano que se enfrenta a la realidad. Jasper, por su parte, vincula las situaciones límites con estas búsquedas más profundas y comenta que la razón técnica, las búsquedas del progreso económico, social, político, cuantitativo, han “privado” al ser humano de esta dimensión más profunda que es la espiritualidad. Pero, y aquí aparece algo interesante, a saber que esta misma época actual nos ha demostrado que las lógicas de exceso de acumulación, del culto al dios dinero o de las tentaciones del poder no son para nada eficaces al momento de enfrentarnos a un virus. Insistimos con lo que anteriormente decíamos: el virus nos recuerda – como un fantasma de Dickens – que somos vulnerables, que nos enfermamos, que estamos en situaciones de precariedad. Pienso también que estos días de cuarentena, del no poder salir de las casas, de no tener las rutinas diarias normales nos recuerdan que hay muchas personas que viven todo el año precariamente. Quizás este tiempo también es una invitación a entender que la espiritualidad en semanas de crisis sanitaria es un recuerdo de que somos polvo, de que somos frágiles (Cf. Gn 3).

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Espíritu Santo: Nueva Normalidad

El Espíritu Santo: una nueva normalidad de la presencia de Dios

“Que nadie presuma nunca descansar en un supuesto testimonio del Espíritu separado de sus frutos”.

Juan Wesley

Claudio Pose

Los cristianos tenemos una doble vía de confirmación de la presencia y la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas. Luego de que Cristo se despojara de su forma corporal ¿De qué modo Dios sigue presente y cercano a nosotros? y ¿Cómo tener la certeza de que el Espíritu Santo obra en nosotros y que nosotros obramos de acuerdo a Él?

Entre el episodio de la ascensión de Cristo y la llegada del Espíritu Santo en Pentecostés se produce un cambio profundo en la manera en que Dios se relaciona con la humanidad. Cristo ha permanecido durante tres años junto a sus discípulos con una cercanía estrecha, expresada tan bellamente por el evangelio de Juan: “Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros.” (Jn 1: 14)

Si bien el Nuevo Testamento ofrece suficiente argumentación de la presencia de Dios por medio del Espíritu Santo luego de la ascensión de Jesús, fue recién el Concilio de Constantinopla (año 381) el que hizo explícita la formulación que permite comprender la presencia y acción de Dios como Espíritu Santo y, por lo tanto, un único Dios en tres personas.

Para los discípulos el momento de la ascensión tiene que haber sido muy conmovedor. Aquello que había sido cotidiano y normal durante tres años, dejaría de serlo, no porque Jesús no estuviera más, sino porque estaría de otra manera. Comienza una nueva normalidad en el vínculo con Dios: el Espíritu Santo.

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Corazón Templado, Botas Embarradas

Corazón templado, botas embarradas: el nacimiento del movimiento metodista

El nacimiento del movimiento metodista gira en torno a dos fechas, dos momentos, dos experiencias, inseparables y complementarias que le impondrán su marca a la forma de comprender el evangelio y de materializar la misión de la iglesia.

Iglesia Evangélica Metodista Argentina
Archivo Histórico, Quiénes Somos

24 de mayo de 1738

Juan Wesley asistió a un servicio religioso de la sociedad morava en la calle Aldersgate, en Londres. Allí escuchó al coro cantar el Salmo 130:1-5. Después el predicador leyó una porción del Prefacio de Martín Lutero a los Romanos. Wesley describe en su diario dicho momento:

«Como a las nueve menos cuarto, mientras escuchaba la descripción del cambio que Dios opera en el corazón por la fe en Cristo, sentí arder mi corazón de una manera extraña. Sentí que confiaba en Cristo, y en Cristo solamente, para mi salvación. Y recibí la seguridad de que Él había borrado mis pecados y que me salvaba a mí de la ‘ley del pecado y de la muerte’. Me puse entonces a orar con todas mis fuerzas por aquellos que más me habían perseguido y ultrajado. Después di testimonio público ante todos los asistentes de lo que sentía por primera vez en mi corazón”.

Después de 13 años de su ordenación como pastor anglicano, después de haber predicado muchos sermones, algunos de ellos memorables como “La circuncisión del corazón” en el cual criticaba la religiosidad superficial que se vivía en los claustros de Oxford, Wesley es sacudido por una movilizadora experiencia espiritual. Sería equívoco hablar de una conversión, más bien Wesley recibe la convicción de “recibir poder de lo alto” el cual, como una brisa que ayuda a reavivar el fuego, lo empujará con inusitada fortaleza a la aventura de ser testigo de las Buenas Noticias de salvación, hasta lo último de la tierra.

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La Didáctica de Wesley sobre la Salvación

La didáctica de Wesley sobre la salvación

Admilson Araujo Leite *

La salvación siempre ha sido un tema central en las enseñanzas de John Wesley, en sus prácticas y en toda su experiencia religiosa. Tu celo por la salvación comienza con tu propia vida; no solo por los suyos, sino por todas las almas vivas que Dios creó para que, a través de ellas, él, Dios, pueda ser glorificado. Wesley se encargó de hacer todo lo que se refiere a la piedad, la misericordia, la justicia y la caridad, con el objetivo de la salvación, incluso si no lo sentía, no lo daba por sentado, es decir, no sentía la alegría de hacerlo, debido a su conciencia, al darse cuenta de que algo faltaba, a pesar de sus esfuerzos. La plena confianza y fervor para salvarse en Cristo, que percibió en otros contemporáneos, era lo que buscaba sentir y vivir (Sal 51.12).

Sin embargo, a pesar de que experimentó esta crisis de conciencia, su facilidad para comunicar la salvación, al exponer su mensaje de liberación a las almas, fue muy productivo. Su enseñanza era práctica, satisfaciendo las necesidades de la sociedad; y a pesar de muchos oponentes, nunca se cansó de tratar de liberar a los oprimidos de sus males, apuntando a su necesidad biológica, integridad social y libertad / liberación espiritual.

Todo esto se hizo más intenso y efectivo, desde el momento en que su comunión con el Salvador Jesucristo marcó su vida. Y esto se debió a escuchar la Palabra con fe y ver su corazón arder, calentándose por la presencia de la gracia, por el Espíritu Santo. Desde entonces, sus mensajes se han vuelto más vivos que nunca, dejando un legado en el reino de Dios, incluso hoy, llegando al «mundo», siendo una referencia para la vida espiritual y eclesiástica.

Su método de enseñanza prevalece hasta la actualidad, no solo por su buena didáctica, sino porque fue guiado por la sabiduría de Dios y la unción del Espíritu Santo.

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Ustedes que aún Quedan, ¡Sean Fuertes!

¡Ustedes que aún quedan, sean fuertes!

Sermón dirigido a los ligueros del siglo XX en la celebración con motivo del CXXXI aniversario de las Ligas Metodistas de Jóvenes e Intermedios, el pasado 24 de mayo de 2020.

Isaías Ramos Corona (liguero)*

¡Saludos a todos mis hermanos! En lo particular a mis hermanos de todas las generaciones de las Ligas Metodistas. Les saludo como liguero de la generación de 1975 a 1980.

Reciban saludos desde la iglesia donde ahora sirvo como pastor en Cuautla, Morelos: “Templo de Cristo”.

Mi agradecimiento a mi hermano Elías Campos y a su equipo coordinador, que entiendo se encuentran entre ellos: Susy, Rebe y Héctor Campos, así como Alex (López) Páez. Gracias por esta invitación privilegiada que, por los tiempos, nos hace actualizarnos y hacer uso de los medios electrónicos. Saludo también a quienes tienen participación en este culto: Pacita (Quijano), Samy Cisneros, Talía Escorza, y ¡mi querido Azael Tavera con su esposa! Gracias por hacer posible el vivir este momento conectando con los tiempos de antaño.

Es un privilegio para su servidor tomar la palabra en un día tan especial como es el aniversario número 131 de las Ligas Metodistas de México. Quiero iniciar tomando las palabras de Hageo, (2:4) “Ustedes que aún quedan, sean fuertes” (versión NTV). Lo hago considerando que en la actualidad muchos ya no están.

Estas palabras fueron dichas por el profeta al pueblo de Israel cuando ellos regresaban del exilio en Babilonia. Ellos regresaron para reconstruir su ciudad, su pueblo. Fue cuando, según la historia, el más grande grupo del pueblo judío regresó del cautiverio, después de haber perdido mucha gente.
Su misión fue «reconstruir».

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Cuando la Oración da Positivo en Coronavirus

Cuando la oración da positivo en coronavirus

Para acercarse a Dios ha de creerse que Él existe, y la fe tiene que ver muchas veces con ese primer paso de aproximación a la realidad que se está buscando.

Lidia Martín

Si hace unos días hablábamos de cómo nuestra espiritualidad como seres humanos queda también alcanzada por la pandemia, sea para bien o para mal, para acercarse a Dios o para rebelarse aún más contra Él, algo parecido pasa también con la oración. Es, como veremos, un asunto como para detenerse y ponerle un extra de cuidado, porque este virus parece contaminarlo todo.

La reflexión que hago hoy aplica, principalmente de forma obvia, a quienes tenemos la oración entre nuestros hábitos de vida. Pero también a quienes se están empezando a acercar a ella, aunque solo sea por si acaso. Ese es uno de los cambios que se está produciendo en la espiritualidad de las personas (aunque me temo que no en tantas) y no es un cambio menor. Como nos recuerda Hebreos 11:6, para acercarse a Dios ha de creerse que Él existe, y la fe tiene que ver muchas veces con ese primer paso de aproximación a la realidad que se está buscando. Sin fe, aunque sea en estado puramente rudimentario, es imposible agradarle, pero Él recompensa a quienes le buscan y es promesa que Él no se esconde de quienes le buscan de corazón.

A veces nos resulta fácil criticar a quien se aproxima a Dios solo porque algo le aprieta lo suficiente. En realidad, así es como las personas se acercaban al Maestro mientras estaba entre nosotros. Tenían una dolencia, una urgencia, una enfermedad… y creyendo y acercándose, eran sanados. El Señor no les pedía más que fe. Su urgencia era legítima, pero en su acercamiento había adoración, gratitud por adelantado y una petición sincera desde el reconocimiento de su debilidad. En muchas de aquellas personas el contenido de Hebreos 11:6 era más que palpable: acercamiento a quien daban por hecho y con convicción que tenía poder para sanar y siendo galardonados por aquel paso audaz de acercarse a Jesús. No le pedían de una forma manipulativa, como a veces hacemos nosotros, para luego seguir su camino sin más, sino que se le entregaban sin reservas. Algo que aún podemos hacer nosotros hoy, pero que no solemos hacer mientras la necesidad que sentimos no se nos hace acuciante.

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Dios No Necesita Nuestra Protección

Dios no necesita nuestra protección

Carlos Alejandro Muro Flores

«Lo cierto es que muchos de nosotros pedimos muy poco de Dios porque pensamos muy poco de Él. Tenemos temor a hacer grandes oraciones porque si Dios no interviene, esto podría hacer tambalear nuestra fe. Estoy convencido de que con demasiada frecuencia intentamos proteger a Dios con nuestras oraciones. LE PEDIMOS SOLAMENTE LO QUE NOSOTROS MISMOS PODEMOS HACER, para así NO ponerlo a Él en una posición embarazosa y demostrar a los incrédulos que Dios no es tan poderoso como habíamos esperado. Puedo asegurarte que Dios no necesita nuestra protección”.

E. R. McManus

Con demasiada frecuencia me encuentro pensando que pasaría si al orar por algo Dios NO me responde, es una cuestión solo entre Dios y yo, y no estoy hablando de andar por todos lados declarando cosas y “comprometiendo” a Dios con sanidades o palabras que Él no ha dicho o con cosas de “vivir por fe” que solo salen de mis buenas intenciones, ni del egoísmo del corazón que pide prosperidad al modo de este mundo. No me refiero a eso, me refiero a esa oración de intimidad que muchas veces NO hacemos pensando en que Dios no hará nada y eso podría ponerme en una posición de “duda” de si Jesús está obrando en determinada situación o necesidad; me refiero a las cosas que realmente necesitamos en nuestro interior y que honestamente pensamos que quedaríamos defraudados al no recibir respuesta.

En no pocas ocasiones, me he encontrado en el borde del miedo y del temor de expresar algo delante de Él y parecer que cae en terreno vacío y decido no expresárselo. Es una lucha interna que por un lado me dice “¿Y si Dios no te contesta, qué?” y por el otro “¡Confia en Dios!”

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Celebre el Pentecostés en su Hogar

Celebre el Pentecostés en su hogar

Joe Iovino

Pentecostés, un día importante en la vida de la iglesia, puede ser una maravillosa oportunidad para el culto familiar, discusiones sobre la iglesia y el Espíritu Santo, y una celebración de nuestra fe. El Pentecostés se celebra el séptimo domingo después de Pascua, el 31 de mayo de 2020. En el Domingo de Pentecostés, recordamos el día en que los discípulos recibieron el Espíritu Santo de una forma extraordinaria. Había viento recio y lenguas de fuego (vea Hechos 2:1-41).

Con el don del Espíritu, los discípulos pudieron compartirles a la gente de todo el mundo acerca de Jesús en formas que cada uno podía entender la Biblia informa que alrededor de 3,000 personas fueron bautizados ese día, estableciendo la primera iglesia.

Celebrar de manera creativa el Pentecostés en casa puede ser contribuir de maravillosamente a su devocional familiar, al dar gracias a Dios por los dones del Espíritu Santo y por la Iglesia.

Aquí hay algunas ideas para ayudarle a empezar.

Vístase de rojo: El rojo es el color del Pentecostés, simbolizando la llegada del Espíritu Santo con lenguas de fuego. ¡Revisen sus armarios y encuentren ropa roja para el domingo de Pentecostés uniéndose a la celebración!
Cuente la historia: Lean juntos la historia de Pentecostés en Hechos 2. Imagine la escena. Pregunte a cada miembro de la familia qué es lo que intentarán recordar de la historia.

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La Iglesia y el Reto de Superar la Crisis

La Iglesia y el reto de superar la crisis

Tiempos de crisis y nuevos desafíos para la iglesia. Estamos frente a una oportunidad para que todos los creyentes ejerzan sus dones.

Abner Alaniz Rangel

Boris Cyrulmik, Neurólogo y Psiquiatra, señala: “Después de una catástrofe, siempre hay una revolución”; “El virus del hambre mata a 8,500 niños al día” ¿Cómo se movilizará la Iglesia en México, ante estos señalamientos y ante el coronavirus?

La propagación del coronavirus ha provocado cambios en la convivencia social, por lo que sumándose a las medidas de las autoridades diferentes congregaciones religiosas en nuestro país, han cerrado sus templos. Pero los servicios litúrgicos no serán clausurados, sólo cambiarán de escenario. En un domingo regular, miembros de diferentes credos se reúnen con cientos de personas con su misma fe, en esta oportunidad no será posible por instrucciones de las autoridades, por eso líderes eclesiásticos han optado por convertir a Facebook en su templo virtual.

Ante la emergencia sanitaria que se enfrenta por la crisis del coronavirus, la Iglesia se ha movilizado y con ella todos los recursos para ofrecer “el servicio, acompañamiento, ayuda y oración a todos los afectados y a toda la sociedad, para servir al bien común”. Se destacan las más de 175 iniciativas de la Iglesia en las diócesis que “atienden necesidades pastorales, espirituales, sociales, asistenciales, educativas y de entretenimiento ocasionadas por el confinamiento”. NO se emocione, Estimado lector, esto no sucede en México, ¡es en España! Respecto a México, no cuento con información al respecto.

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Volveremos a Encontrarnos

Volveremos a encontrarnos… ¿y si no?

Harold Segura

La fe en Jesús nos permite aceptar estas dos posibilidades: que nos volvamos a encontrar, porque la esperanza nos sustenta y mantiene siempre viva la mirada hacia el mañana. Cantaba el salmista: “Porque tú, Señor, eres mi esperanza, mi refugio, Señor, desde mi juventud” (Salmos 71:5).

Pero, gracias a esa misma fe, aceptamos nuestra finitud y vivimos consciente de los límites de nuestra humanidad. “Hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir” (Eclesiastés 3:2). No procede del Evangelio la negación de la muerte, ni la exoneración de los males de este mundo. Eso lo inventaron otros.

A propósito del tema, Martín Lutero, el reformador protestante del siglo XVI, ante el peligro de muerte por la peste bubónica que azotaba a la Europa de aquellos años, hizo público su compromiso de cuidarse: “Debo evitar lugares y personas para quienes mi presencia no es necesaria para no contaminarme, y posiblemente infectar y contaminar a otros para causar su muerte como resultado de mi negligencia”.

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No Podemos Congregarnos

No podemos congregarnos
¿Qué podemos hacer? ¿El Internet es una solución definitiva?

Mientras la incertidumbre sobre una pandemia inesperada crece, los desafíos tecnológicos de la iglesia aumentan y generan cada vez más preguntas.

J. Amill Santiago *

Durante las últimas semanas hemos estado viviendo en un mundo de apariencia distópica. Virtualmente todos los países del mundo han aplicado medidas de cuarentena, cerrando escuelas y negocios, así como cancelando eventos de gran y pequeña escala, incluyendo los cultos de la iglesia. A la luz de esta tragedia global, muchas iglesias han despertado a su nueva realidad: deben renovarse.

Este ha sido un duro golpe para las iglesias, particularmente para aquellas cuyos ministerios no cuentan con herramientas en línea. Si bien todas las iglesias se están viendo afectadas de una manera u otra a causa de la pandemia producida por el COVID-19, las iglesias sin una ‘presencia’ en línea han experimentado aún más desafíos que aquellas que sí la tienen. “En esa categoría, cae alrededor del cincuenta por ciento de nuestras iglesias, y eso es un número conservador”, opinó Jesse Contreras, asociado de la Convención Bautista del Sur de Texas.

La realidad de la iglesia presencial
¿Es una transmisión en vivo exactamente lo mismo que asistir al culto presencial? ¿Deberíamos tomar la Cena del Señor virtualmente? Incluso un rápido vistazo a las verdades del Nuevo Testamento dejaría claro que la respuesta a estas preguntas es que nada puede sustituir la naturaleza presencial de la iglesia.

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¿Hay Una Iglesia en mi Casa?

Pero… realmente, ¿hay una iglesia en mi casa?

Carlos Alejandro Muro Flores

La inercia del activismo término para dar paso al sedentarismo frente a una pantalla; o para dar lugar a una Iglesia intencional y viva en todo lugar, nosotros decidimos.

Hemos escuchado y leído en estas semanas la frase: “Nosotros somos la iglesia” o “las personas somos la iglesia”. Verdaderamente somos el templo del Espíritu Santo pues Él vive en nosotros si somos creyentes. Pero él cuestionamiento no es si creemos o no, se trata de ser más reflexivos en nuestro quehacer diario.

Ser IGLESIA FUNCIONAL, hermano/a eso es otra cosa y eso tiene que ver con la misión de la iglesia que básicamente es:

  • Proclamación del evangelio.
  • Adoración hacia Dios.
  • Enseñanza y discipulado.
  • Servició hacia los demás.
  • Convivencia entre creyentes.

El orden puede variar y al propósito de la misión le podemos aumentar puntos según criterios, pero ¡no disminuir!

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Un Alcohólico Lee a John Wesley

Un alcohólico católico lee a John Wesley: «John Wesley fue un hombre de logros»

Dennis Dempsey

John Wesley fue un hombre de logros. Era un modelo de gestión del tiempo. Se levantaba a las cuatro en punto cada mañana. A menudo montaba un caballo durante cincuenta o sesenta millas en un día, durante el cual probablemente predicaría tres o cuatro sermones. Sus obras suman veintitrés volúmenes pesados. Hizo una buena cantidad de dinero con sus tratados publicados, y regaló todo menos aquello de lo que necesitaba vivir. Encendió y sostuvo uno de los movimientos religiosos más poderosos para atravesar la faz de la tierra. Fue aclamado después de su muerte como alguien que hizo más que nadie en su tiempo para ayudar a los pobres y la clase media baja de las Islas Británicas y lo que se convirtió en su vida en los Estados Unidos.

Algunos de mis amigos y conocidos piensan que soy un hombre de logros. Soy profesor en una distinguida institución. He publicado muchos artículos y un par de libros. Con frecuencia me piden que hable en varios lugares. Y he hecho esto, junto con mi esposa, que también es profesional, mientras criaba a cuatro niños. En mi vida he cambiado más pañales que Wesley ha escrito sermones.

Si me comparo con Wesley, me siento tentado a juzgarme un fracaso. Al igual que él, creo que tengo un llamado para ser evangelista. Sin embargo, entre mis obligaciones con el hogar, el trabajo y los viajes, a menudo me siento disperso y desorientado. Hace aproximadamente un año y medio abandoné mi participación en mi parroquia más allá de la asistencia a misas porque estaba demasiado ocupado para asistir regularmente a las reuniones de catecumenado. Tengo un grupo AA normal y una reunión semanal que considero mi «hogar», pero a veces paso mucho tiempo entre pequeñas rachas de asistencia regular. Vivo en un vecindario económico y racialmente mixto, pero prácticamente no tengo participación comunitaria.

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