
La carta que transcribimos es real, fue enviada en la mitad de septiembre de 2015, por una mamá cristiana que vive en London, Canadá, y es lectora regular de El Evangelista Mexicano. Su amiga, a quien escribe, vive en México. La carta obedece a un intercambio de inquietudes e ideas entre ellas, ya que ambas son mamás jóvenes con hijos pequeños. La hemos rescatado, esperando que sea de alguna utilidad para aquellos lectores nuestros que son padres cristianos jóvenes.

¡Hola Gaby!
Disculpa que apenas te escriba, son días muy atareados. Tener un recién nacido en casa no es tarea fácil. Mi bebito casi no duerme durante el día. Duerme siestas muy cortas, pero en la noche duerme muy bien, gracias a Dios
La verdad no sé ni por dónde empezar al hablar sobre nuestra enseñanza a nuestro hijo mayor, Paul. Él es un niño muy perceptivo para las cosas de Dios. Desde bebé se le enseñó sobre Dios, entonándole himnos y cantos cristianos para niños, cantos que aprendí cuando yo era niña. Además, siempre hemos tenido el hábito de leer historias bíblicas antes de dormir. Le hemos comprado a Paul diferentes libros o Biblias para niños, de acuerdo a su edad. Según de lo que trate la historia bíblica de la noche, yo le aplico la enseñanza con ejemplos prácticos de la vida cotidiana para que el niño entienda cómo trabaja Dios en nuestra vida diaria. Siempre terminamos con una oración en donde yo le menciono a Dios lo que se vivió en ese día, dándole gracias y/o haciendo peticiones. También se le da la oportunidad de que él ore solo en voz alta, para que practique hablar con Dios de manera natural.
La comunicación entre Paul y nosotros sus padres es y siempre ha sido muy abierta. Él abiertamente nos cuenta todo lo que le pasa en la escuela. Nos tiene mucha confianza, además de que nosotros le ponemos atención a todo lo que nos dice, y le hacemos más preguntas para mostrar interés en lo que nos dice. Yo soy la que lo recojo en la escuela, y en el camino a casa siempre le pregunto cómo estuvo su día, si se portó bien, si su maestra le tuvo que llamar la atención, con quien jugó ese día en el recreo y qué juegos jugaron. Como ves, me involucro lo más que puedo en la vida de Paul, y de ahí, cuando se presenta la oportunidad de compartir de Dios con él, la aprovecho. Además, yo trabajo como voluntaria por uno o dos días a la semana en su salón de clases. Lo he hecho así desde que Paul estaba en kinder. De esta manera sé quiénes son sus amigos, veo su comportamiento en la escuela, y me doy la oportunidad de conocer mejor a su maestra(o). ¡Aprendes tantas cosas de la escuela y del medio ambiente en que tu hijo se desenvuelve cuando te involucras en la escuela de tus hijos!
Además, soy una persona muy comunicativa en la escuela, si hay algo que veo y no me gusta o estoy en desacuerdo, lo comunico a la administración de la escuela. ¡Ahí me conocen muy bien! He ganado mis batallas en contra de la administración de la escuela porque siempre tomo en serio mis derechos y los derechos de mi hijo como estudiante. No quiero que pienses que soy un ogro, ja, ja, ja. Esto es sólo con la administración de la escuela, nunca con los maestros de Paul, con ellos soy muy amigable y siempre es bueno tener una comunicación abierta y sana con los maestros de tu hijo. De esta manera tu hijo se convierte en alguien importante para el maestro. Aquí en Canadá, los maestros y las escuelas aprecian mucho el trabajo de voluntariado de los padres porque es de gran ayuda para ellos.
También, antes de dormir, Paul se memoriza versículos de la Biblia.
Otra cosa es que en casa casi no se ve la TV. Las caricaturas y programas que mi niño ve son mayormente educativas. Hay programas que yo no le dejo ver, a pesar de que sean supuestamente para niños, porque el contenido no es apropiado o contradice la Biblia y sus valores. Jerry y yo no vemos TV en frente del niño porque a veces los comerciales son altamente sensuales, sexuales o violentos. No tiene caso exponer su mente a tanta suciedad a tan temprana edad. Ya de por sí hay cosas de las cuales no siempre puedes proteger a tu hijo cuando está en la escuela o fuera de casa. Por eso, mientras se pueda hacerlo en casa, es bueno, y Dios ve el celo que tú tienes al proteger a tu hijo del mundo y de la influencia de satanás.
Hay muchas cosas que se le explican a Paul para que no crezca como un niño ignorante o como un niño completamente ajeno a la realidad del mundo. Por eso preferimos mejor ser nosotros los que le informemos a Paul en lugar de que aprenda a través de lo que ve en la TV.
Para Paul, nosotros sus padres somos la fuente principal de información de todo tipo. A veces hace preguntas muy interesantes, y no estoy preparada para contestar, pero en ese momento hago una oración en mi mente y le pido a Dios que me de gracia, conocimiento, sabiduría de su Espíritu Santo para contestar esas preguntas de Paul que me sacan de onda. ¡Y Dios siempre me ha ayudado y me saca del apuro! Sin Dios yo no sería capaz de ser lo que soy. Dios es el que me capacita y habilita para ser una madre que lucha para que su hijo le conozca y ame a Él por encima de todas las cosas.
Dios siempre está en medio de nuestras conversaciones. Mi esposo también y yo nos parecemos mucho en estas cosas. Los dos hacemos un excelente equipo y hay consistencia en lo que le enseñamos a Paul. Hay veces en que yo me he equivocado, o mi esposo, y siempre admitimos nuestros errores, y pedimos perdón a Dios y a veces a nuestro hijo también. Nuestros hijos ven que nosotros también cometemos errores, pero ellos también deben ver que los papás son humildes para reconocer que se equivocan y piden perdón. Después de todo, al final le daremos cuenta a Dios de todos nuestros actos y acciones.
En cuanto a la disciplina, toda mala acción tiene su consecuencia. Hemos usado “la vara”, el mandarlo a su cuarto, y el quitarle privilegios (TV y ciertos juguetes). Las tres medidas que te menciono funcionan como diferentes castigos para obtener diferentes resultados. Todo depende de cómo tu hijo reacciona a cada una de ellas. Nunca se debe disciplinar a un hijo sin antes explicarle la razón por la cual se le disciplina. Al final del día se hace una oración para pedir perdón por los pecados y errores cometidos durante el día, mencionándolos de manera concreta.
Los niños a esta edad ya deben saber cuál es el trabajo y astucia de Satanás, y cómo nos engaña durante el día. Esto ayuda a tu hijo a saber reconocer la voz del enemigo, las maneras como él nos tienta, explicándolo con casos y ejemplos prácticos. También tu hijo ya debe saber cuál es el rol del Espíritu Santo en su vida, y ayúdale a saber reconocer la voz del Espíritu Santo y las maneras como Él nos ayuda a vencer al tentador. Enséñale a tu hijo a depender de Dios, dile que Dios nos da fortaleza para hacer lo bueno y para hacer las cosas que le parezcan difíciles, dándole ejemplos y explicándole situaciones en las que él tendrá que usar y pedir la ayuda de Dios. Y no te olvides de usar también las historias bíblicas como ejemplos de la ayuda divina de Dios a aquellos hombres que se la pidieron.
Un ejemplo que te doy es de algo reciente que nos pasó. La semana pasada Paul acudió a la Escuelita Bíblica de Vacaciones, y allí les daban puntos por versículos memorizados. El jueves me dijo que él había sido el niño con más puntos acumulados en todo su grupo. Al contarme esto yo noté algo de arrogancia en Paul. Aproveché la oportunidad para decirle que todo el mérito no había sido de él sino también de Dios quien le dio la habilidad para memorizar su Palabra, y le dije que Dios quiere que seamos humildes y agradecidos. También le conté la historia de Jesús y los 10 leprosos que él sanó y que sólo uno de ellos regresó a darle las gracias. De esta manera le dije a Paul que es importante ser agradecidos con Dios cuando él nos bendice. Esta lección le impresionó tanto que al día siguiente cuando le dieron su premio del primer lugar de su grupo, Paul le dijo a una amiguita que había que darle gracias a Dios por su premio. Su amiguita le platicó a su mamá lo que Paul le había dicho, y su mamá me mandó un correo para decirme lo que Paul le había dicho a su hija y que ellas daban gracias a Dios por Paul. ¡Wow, esto fue de tanta bendición para mí! De esta manera hay que aprovechar cada oportunidad que tienes con tu hijo de enseñarle sobre el carácter de Dios.
Otra cosa es que nosotros inculcamos a Paul el amor a la lectura de libros ficticios y no ficticios (ciencias naturales, biología, cualquiera que sea el interés de tu hijo). En la casa tenemos libros y libros en casi cada cuarto, así que no hay excusa para no leer. Lo que hago es ir a la biblioteca pública una a dos veces por semana, y saco libros, y los voy rotando para que siempre haya en casa algo nuevo e interesante para leer. Esta es una de las razones por la cual no vemos tanta TV en casa. El tiempo se va volando leyendo libros.
Y lo más, más, más importante que puedes hacer por tus hijos es orar por ellos y luego orar por sabiduría y dirección del Espíritu Santo para ti y para tu esposo.
Ojalá te haya sido de ayuda esto, pero lo que sí te digo es que siempre hay algo nuevo qué aprender de otras mamás cristianas. Yo aprendo mucho de mis amigas también. Todas las mamis que amamos a Dios estamos pasando por lo mismo, y Dios no quiere que nos sintamos aisladas, sino más bien quiere que nos sintamos apoyadas por Él y por otras mamás.
Si tienes preguntas más específicas, no dudes en compartírmelas. Y te paso un website que a mí me ha gustado mucho leer, diseñado para padres de familia: Family – No Greater Joy Ministries
Que Dios te bendiga mucho y prospere tu hogar. ¡Un abrazo!
«No tengo yo mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad» (3 Juan 1:4).
Saraí Trnjik

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